Vida Sana
| A pesar de todas las incertidumbres impuestas por las leyes federales y estatales, los científicos están encontrando formas ingeniosas de estudiar el cannabis medicinal. En los próximos cinco años, decenas de estudios deberían comenzar a generar datos importantes y concluyentes para ayudar a guiar su uso y prescripción.
En la University of Colorado, en Boulder, por ejemplo, el "CannaVan" —un laboratorio móvil en una camioneta de carga blanca— está literalmente atravesando obstáculos. “Es ilegal para nosotros traer productos de un dispensario a nuestro laboratorio. Y la marihuana autorizada para investigación legal por el National Institute on Drug Abuse (NIDA, Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas) no viene en formas que la gente realmente usa, como aceites de vapor, comestibles y concentrados", explica Kent Hutchison, profesor de psicología y neurociencia en la universidad. "Así que estamos llevando el laboratorio a la gente".
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Investigación sobre ruedas
En una tarde lluviosa de junio, el CannaVan entró en el estacionamiento de la universidad después de un recorrido de investigación. A lo lejos, las nubes colgaban como humo sobre los picos de las montañas de Boulder. "Los participantes se inscriben para estudios de investigación y aceptan usar un producto de cannabis del tipo que estamos estudiando", explica Angela Bryan, profesora de psicología y neurociencia. “No compramos ni vemos ni tocamos el cannabis utilizado por los sujetos del estudio. Los participantes toman pruebas de referencia sin cannabis en su sistema aquí en la universidad. Cuando comienza el estudio, usan su cannabis en casa. Conducimos hasta su casa y ellos entran a la furgoneta para hacerse las pruebas, una vez antes de haber usado el cannabis y nuevamente después de usarlo”.
Bryan me abrió la pesada puerta blanca de la furgoneta. El aire adentro olía a limpio y fresco. Le faltaba el ligero olor a hierba que había notado en otras partes de Colorado, incluidos el baño de mi habitación de hotel en Denver y afuera de una sala de cine en Boulder. Dentro de la camioneta había un asiento cómodo para los voluntarios del estudio, una mesa para extraer sangre y cinta adhesiva en el piso para que los participantes sepan dónde pararse para las pruebas de equilibrio. La camioneta tenía un suministro de agua embotellada y papas fritas ("las pruebas pueden tomar varias horas a medida que el cannabis hace su efecto y a la gente le da hambre", señala) y paredes de vinilo azul pálido. ("El azul es calmante", explica, y de hecho lo fue).
Cada visita del CannaVan a un participante puede tomar de cuatro a cinco horas, más el tiempo de viaje. La camioneta está ayudando a facilitar varios estudios; entre ellos se encuentran los efectos de varios productos de cannabis en la ansiedad, el dolor, la inflamación, el sueño, la salud y el estado de ánimo. Un proyecto incluso investiga la “vaporización”, inhalar resinas y ceras de cannabis súper potentes.
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