Vida Sana
Lo primero que supe de la diabetes tipo 2 era que, si la tenías, te daban dulces de emergencia. Yo supe esto porque mi abuela, cuya propia madre se quedó ciega por no haberse tratado la diabetes, desarrolló la enfermedad entre los 70 y 80 años, así que después de su diagnosis siempre había a la mano una barra de chocolate (BarNone, por si alguien los recuerda) que ni siquiera los nietos visitantes tenían permitido tocar.
Estaba ahí, nos dijeron, en caso de que alguna vez la glucosa de mi abuela bajara demasiado, y en mi mente de niña de 6 años, una enfermedad que se curaba con dulces era aún más emocionante que todo el helado que pudieras comerte después de una amigdalectomía.
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Hoy en día, por supuesto, nuestro entendimiento de la diabetes es mucho más avanzado, y parece mucho más probable que si alguien con la enfermedad se come una barra grande de chocolate, eso cause una emergencia en vez de prevenirla.
La diabetes es una enfermedad progresiva en la que tu páncreas no produce suficiente, o nada de, insulina, explica Sumi Tohan, sudirectora de Nutrición para la American Diabetes Association. La insulina es una hormona cuyo trabajo principal es transportar glucosa, el azúcar que nuestras células usan para generar energía. No producir suficiente insulina significa que, en vez de alimentar a las células, el azúcar solo está circulando en nuestro flujo sanguíneo. Por lo tanto, “cualquier alza de azúcar en la sangre puede llevar a complicaciones de diabetes a largo plazo”, dice Tohan. Y las cosas que más elevan la glucosa en la sangre son los alimentos azucarados y con alto contenido de carbohidratos.
Sin embargo, eso no quiere decir que la mesa de los postres está completamente prohibida. Todavía puedes satisfacer un apetito por las golosinas sin tener consecuencias de salud negativas si pones atención a cómo te das ese gusto. “Los postres pueden incluirse sin duda en una dieta saludable”, dice Tohan. Aquí explicamos cómo:
Equilibra el azúcar con proteína o grasas saludables
Los postres tienen una mala reputación porque suelen incluir un alto contenido de azúcar y carbohidratos, y un bajo contenido de otros nutrientes como proteína y fibra. Mientras que el azúcar puro —incluso la miel, el agave y el jarabe de arce— y los carbohidratos refinados como la harina blanca causan que el azúcar en la sangre se dispare, añadir otros nutrientes puede disminuir la desintegración de la glucosa y mitigar esos efectos. Es por eso que la mayoría de las frutas, las cuales contienen fibra, tienen menos impacto en el azúcar en la sangre que, digamos, un refresco. Entonces, tu primera regla para comer postres si tienes diabetes es buscar los que tengan alguna cantidad de granos enteros, proteína o grasas saludables —o una combinación de los tres— para equilibrar el azúcar y los carbohidratos.
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