Vida Sana
Cada vez más personas se inclinan por la “alimentación limpia” ("clean eating"), una dieta que consiste en alimentos integrales con un nivel mínimo de ingredientes procesados y artificiales o aditivos. Muchos consideran que el glutamato monosódico, más conocido como MSG, ocupa un lugar destacado en la lista de aditivos o condimentos que conviene evitar.
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Si bien se culpa al MSG de numerosos problemas de salud, las críticas más graves han quedado ampliamente desmentidas por la investigación. Sin embargo, a pesar de que el MSG es un ingrediente de uso habitual, aún es controvertido y los consumidores se siguen preguntando si su consumo es realmente inocuo.
Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), la respuesta breve es sí: el MSG es generalmente inocuo cuando se consume con moderación. Si bien algunas personas pueden tener síntomas leves después de consumirlo, el aditivo no causa problemas de salud a largo plazo.
¿Qué es el MSG?
El paladar humano distingue cinco sabores básicos: dulce, ácido, salado, amargo y umami. En la industria culinaria, la palabra japonesa “umami” se utiliza para describir los platos que contienen sabores intensos y apetitosos.
El umami está presente de forma natural en los alimentos con alto contenido de proteínas, como el queso, la leche y el pescado, así como en los hongos y muchas verduras. Sin embargo, también se puede agregar con el MSG, que es la sal sódica del ácido glutámico, un aminoácido común. Si bien esta sustancia es más abundante en los alimentos ricos en proteínas, se encuentra en casi todos los alimentos, según el Departamento de Agricultura de EE.UU.
En 1908, un profesor japonés llamado Kikunae Ikeda extrajo por primera vez el MSG de un caldo de algas, e identificó el glutamato de la sopa como la fuente de su apetitoso sabor. Más adelante, Ikeda utilizó su descubrimiento para patentar el MSG obtenido para su producción comercial.
En la actualidad, este aditivo se elabora por medio de la fermentación de almidón, remolacha azucarera, caña de azúcar o melaza. El proceso de fermentación es similar al que se utiliza para elaborar yogur, vinagre y vino, según la FDA.
El glutamato del MSG es químicamente indistinguible del glutamato que se encuentra en las proteínas alimentarias, y el organismo metaboliza ambas fuentes de la misma manera. Según la FDA, los adultos consumen un promedio diario de 13 gramos de glutamato procedente de las proteínas alimentarias naturales y unos 0.55 gramos de MSG añadido.
¿Es real el “síndrome del restaurante chino”?
El MSG se suele identificar con la cocina asiática, y no es casualidad. El origen del llamado síndrome del restaurante chino —el “diagnóstico” asociado con el malestar que se siente después de consumir MSG— se remonta a una carta de 1968 que se publicó en la revista The New England Journal of Medicine. En la carta, un médico que se refería a sí mismo como “Robert Ho Man Kwok” detalló “un curioso síndrome cada vez que comía en un restaurante chino”. Según escribió, los síntomas incluían “entumecimiento en la nuca que se extendía gradualmente a los brazos y a la espalda, debilidad general y palpitaciones”.
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