Ricos después de los 50

No quiere decir que fue fácil. Para financiar el producto, vendió su casa y su auto. Dejó de salir a comer en restaurantes. Cada concepto de prototipo necesitó retoques. Y, sin experiencia en la manufactura en el exterior, tuvo que contratar a una empresa extranjera para que hiciera la prenda con el fin de mantener los costos bajos. También tuvo que aprender a comercializarlo; incluso a pararse en la entrada de la convención de productos para bebés en Las Vegas con un cartel que decía: "El único caminador para bebés que cabe en un bolso".

La clave del éxito: "Una vez que tengo una idea, me quedo con ella sin importar las dificultades u obstáculos", afirma el exmarino, quien dice que ahora es millonario. Y como es mayor, agrega Nash, tiene una ventaja que muchos jóvenes no tienen: la paciencia.

Carol Gardner, 70 años

Cómo: Convirtiendo a su bulldog inglesa en una máquina de concesión de licencias

Edad a la cual el trabajo arduo dio frutos: 52

Consejo: Convierte tu obstáculo en una oportunidad

El divorcio no le sentó bien a Carol Gardner. No solo su marido la abandonó a los 52 años, sino que tuvo que asumir una inmensa deuda. Fue entonces cuando su abogado de divorcio le dio el mejor consejo que haya podido recibir: "Consigue un terapeuta; o un perro". Ella eligió la segunda opción: una entrañable bulldog inglesa llamada Zelda.

Luego, el destino intervino. Un amigo le sugirió a Gardner, que había sido directora creativa de una agencia de publicidad, que participara en un concurso local de tarjetas de felicitaciones. El premio: un año de comida para perro. Gardner decidido exhibir la triste carita de su bulldog, vestida con traje de Santa, en la carátula de la tarjeta junto con una línea impactante en el interior: "Por Navidad, cambié a mi marido por un perro. ¿Buen intercambio, no?"

No solo se ganó el concurso. También se ganó el corazón del público.

Zelda se convirtió en un fenómeno de tarjetas de felicitación y, finalmente, en un imperio de concesión de licencias. Zelda estuvo clasificada entre las tarjetas más vendidas de Hallmark. La línea de productos Zelda Wisdom convirtió a Gardner en millonaria.

Hoy en día, Zelda (o Zelda Nº 3: la original murió en el 2009) ha sido usada para todo tipo de productos, desde tablas de cortar hasta tarros de galletas, y duerme al lado de la cama de Gardner. La tarjeta preferida de Gardner presenta a Zelda con un disfraz de abeja y el mensaje de una sola línea "Why BEE normal?"

La clave del éxito: Haz que tu trabajo refleje tu pasión. Para empezar, "Anotaba todo lo que me hacía feliz y que yo hacía bien. Mi lado creativo es lo que me gusta hacer".

María Tennyson, 70 años

Cómo: Inventando el StashAll

Edad a la cual el trabajo arduo dio frutos: 68

Consejo: Dirígete a tu capítulo local de SCORE para asesoramiento para nuevas empresas

Cuando la madre de 87 años de Mary Tennyson se cayó y se rompió la cadera, les cambió la vida a las dos para siempre.

Para la madre de Tennyson, significó usar un caminador para desplazarse. Para Tennyson, significó tratar de encontrar la manera de mantener feliz a su madre muy independiente y muy enfocada en la moda. Eso fue difícil, especialmente porque a su madre, que tenía que usar con frecuencia el caminador, le gustaba llevar bolsos de moda que por el peso tumbaban el caminador.

"Todo lo que mamá quería era algo para la parte delantera del caminador que reemplazara a la cartera y que combinara con su ropa", dice Tennyson, que vive en Newport Beach, California.

Después de que Tennyson buscara en los almacenes, no encontró ni una opción de cartera para caminadores, así que decidió diseñarla y hacerla ella misma. Sacó una vieja máquina de coser y creó un bolso que su madre podría colgar de forma segura de la parte delantera de su caminador. "Recibía constantemente elogios por su bolso", dice Tennyson. "Los amigos de la industria de los adultos mayores me animaban para que desarrollara una línea de bolsos para personas mayores con caminadores".

Así que creó la línea StashAll, pero no antes de contratar a un consultor y buscar mucha ayuda a través de la oficina local de la organización sin fines de lucro SCORE, apoyada por la Small Business Administration (Agencia Federal para el Desarrollo de la Pequeña Empresa). Los bolsos, que están hechos de una variedad de materiales como cuero sintético, tela de tapicería y tela de corteza, se venden individualmente entre $50 y $70.

El precio un tanto elevado, en parte, se debe a que los bolsos no son hechos en el exterior sino en una fábrica en el condado de Orange, California, donde, Tennyson dice, puede mantener el control sobre la calidad y la producción.

Mientras tanto, Tennyson, a quien le encanta viajar con su marido Peter, con quien está casada hace 46 años, dice que trata de dejar tiempo para esa actividad. "No quiero quedarme atrapada trabajando a tiempo completo de nuevo", agrega. "No estoy tan motivada al punto de querer pasar del escritorio a la tumba".

Wally Blume, 77 años

Cómo: Creando el helado Moose Tracks

Edad a la cual el trabajo arduo dio frutos: 57

Consejo: Conoce tu negocio y prepárate para enfrentar las dificultades

Wally Blume sabe más acerca de los detalles del negocio de helados que cualquier otra persona. Sus antiguos empleadores lo saben. Sus competidores lo saben. Pero, sobre todo, él lo sabe.

Eso fue lo que le dio a él y a su esposa, June, el valor en 1996 de vender la casa y los autos de la familia y prácticamente todo, nos dice, "excepto a nuestro hijo mayor", para desarrollar Denali Flavors, que provee a los fabricantes de helados independientes las fórmulas e ingredientes.

El sabor especializado insignia de la compañía de Grand Rapids, Michigan, Moose Tracks, cambió prácticamente el curso de la historia del helado. El sabor ya familiar, hecho con caramelo de dulce de azúcar, copitas de mantequilla de maní y helado de vainilla, se ha convertido en un elemento básico de la industria que, en muchos mercados, se vende casi tan bien como la vainilla.

El éxito de Moose Tracks —el cual la compañía ahora produce en sabores extremos que incluyen menta y con trozos de brownie— ha convertido a Blume en millonario una y otra vez. Las ventas minoristas de Moose Tracks llegarán a cerca de $100 millones este año, afirma.

"Hemos sido bendecidos más allá de nuestros sueños más descabellados", agrega. Pero, reconoce que aunque no hace falta ser un genio para mezclar dulce de azúcar y copitas de mantequilla de maní en un helado, "se necesita la bendición de Dios para poder venderlo".

Blume, junto con su esposa desde hace 48 años, aún no ha terminado. La compañía recientemente lanzó las meriendas Moose Tracks y la leche de sabores Moose Tracks.

En cuanto al nombre Moose Tracks, tampoco fue necesario ser genio. Blume tomó el nombre prestado de un campo de minigolf al lado de la lechería donde trabajó alguna vez. "Pensamos que el nombre inspiraba algo frío y prístino, como el helado", comenta.

La clave del éxito: Toma riesgos, pero conviértete en experto en lo que hagas, "y prepárate para arriesgarlo todo".

Tim y Nina Zagat, 76 y 74 años

Cómo: Publicando guías de restaurantes

Edad a la cual el trabajo arduo dio frutos: 60 y 58

Consejo: Debes tener una visión y hacer algo que te encante

Tim y Nina Zagat estaban hartos de ser engañados por evaluaciones de restaurantes de críticos que no tenían ni idea.

Ambos eran abogados en Manhattan en el momento y compartían una pasión por la buena comida. Así que en lugar de creerles a los críticos, optaron por crear sus propias guías de restaurantes basándose en las opiniones de aquellos en quienes ellos más confiaban: sus amigos.

Encuestaron a 200 amigos y colegas sobre restaurantes de Nueva York y enviaron los resultados a todos los participantes. Ese fue el humilde comienzo en 1979 del imperio editorial Zagat; ahora propiedad de Google.

"Creíamos que obtener las experiencias compartidas de muchas personas era más preciso que la opinión de una persona", dice Tim.

El pasatiempo llegó a absorbernos por completo. Ellos querían desesperadamente imprimir una guía de restaurantes de Nueva York, pero los editores la rechazaban por ser demasiado local. "Solo porque todos nos rechazaron, lo hicimos nosotros mismos", afirma Nina.

Incluso entonces, Nina dice, tuvieron que luchar por el éxito; que incluyó batallar con los impresores que se burlaban de sus ajustados plazos de entrega. Fue entonces cuando Nina desarrolló su lema favorito: "No me digas que no se puede hacer".

La pareja fue de puerta en puerta, instando a las librerías a que vendieran la guía. Tanto Tim como Nina resultaron dejando sus bufetes de abogados para trabajar a tiempo completo en la empresa y, finalmente, en el 2000, encontraron grandes inversores para respaldar los esfuerzos de su guía tanto a nivel nacional como internacional. Ahora son multimillonarios.

La clave del éxito: "Tienes que levantarte por la mañana y disfrutar lo que haces", afirma Tim.