Vida Sana
Antes de que Carol Hicks, de 71 años, quien divide su tiempo entre Florida e Illinois, volara el 3 de mayo desde Fort Lauderdale hacia San Luis con Belle, su perra caniche de 11 años, estaba tan preocupada como para llamar a su médico y pedirle consejos. Pero la experiencia le provocó menos ansiedad de la que se esperaba. Con su mascarilla y guantes de goma puestos y preparada con desinfectante para manos, Hicks pasó por el área de seguridad sin complicaciones y abordó el vuelo de Southwest Airlines que llevaba solamente a 21 pasajeros que se dispersaron por el avión para gozar de un viaje sin drama.
"Nunca he visto el aeropuerto tan vacío ni tan limpio", dice.
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El aeropuerto que quizás recuerdes antes de la COVID-19 —ajetreado con tráfico, largas filas en los puntos de seguridad, viajeros comprando comida para llevar o tomándose una copa antes del vuelo— se convirtió en una zona fantasma cuando se paralizaron los viajes esta primavera.
Las órdenes de quedarse en casa que se aplicaron por todo el país a causa del virus vaciaron de repente los aeropuertos desde mediados de marzo. El descenso ha sido dramático: por ejemplo, los agentes de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) revisaron a 230,367 pasajeros el 20 de mayo, en comparación con 2,472,123 el mismo día del año pasado. Unos 3,000 aviones, que representan más de la mitad de la flota aérea activa, están estacionados indefinidamente, según Airlines for America, el grupo empresarial que representa a las aerolíneas de la nación.
Aunque los aeropuertos se consideran esenciales, muchos servicios han cerrado temporalmente. En el Aeropuerto Internacional O'Hare en Chicago, donde alrededor del 31% de las concesiones siguen abiertas, todavía puedes comprar un café Intelligentsia pero no palomitas en Garrett Popcorn ni un sándwich en Tortas Frontera de Rick Bayless. Los estudios de yoga y los salones de espera privados de las aerolíneas están cerrados en el Aeropuerto Internacional de Dallas/Fort Worth. La librería local Books & Books en el Aeropuerto Internacional de Miami está cerrada. Los tiempos de espera en los puntos de control del aeropuerto LaGuardia en Nueva York recientemente fueron de un promedio de menos de 2 minutos.
Pero con la relajación gradual por todo el país de las restricciones para quedarse en casa, las posibilidades de viajar están mejorando. Quienes consideren regresar al aire este verano encontrarán aeropuertos modificados para incorporar el distanciamiento físico y las recomendaciones de higiene de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Los siguientes cambios son los que probablemente encontrarás durante la primera parte de tu aventura.
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