Vida Sana
El Parque Nacional Theodore Roosevelt, en la zona occidental de Dakota del Norte, es un homenaje apropiado para el presidente que acuñó la frase “púlpito intimidatorio” y ayudó a fundar el movimiento de conservación del país por pura fuerza de voluntad: para proteger un imponente territorio que es inhóspito y, a la vez, rebosa de vida. Los bisontes deambulan por las praderas y los alces vagabundean por los barrancos cubiertos de juníperos. Los perros de las praderas chillan desde los montículos que conducen a sus madrigueras subterráneas y los ciervos mula descansan en las laderas de las arcillosas colinas aisladas (buttes). Hay antílopes y coyotes, caballos salvajes y carneros de las Rocosas, a los que puedes ver con un poco de paciencia. Con la puesta del sol, las capas de roca sedimentaria cobran vida en la luz tenue: vetas negras de lignita, capas azules grisáceas de bentonita y depósitos de escoria volcánica de color herrumbre. Párate sobre una colina aislada durante el crepúsculo y observa cómo el parque adquiere una nueva tonalidad y temperamento. Quizás ningún otro parque nacional tenga una doble personalidad tan pronunciada del atardecer al anochecer.
En 1884, Roosevelt mismo se refugió en esta región de espacios abiertos después de que su esposa, Alice Lee, y su madre, Mittie, fallecieran con apenas horas de diferencia. “Las Bad Lands [tierras inhóspitas]”, escribió acerca de esta región, “se van reduciendo en elevación desde aquellas que son de naturaleza casi ondulantes a aquellas que están tan fantásticamente fragmentadas y tienen un color tan extraño que apenas parecen pertenecer a este planeta”. En años posteriores, atribuyó a este territorio el efecto de tranquilizarlo tras sus tragedias personales y de encaminarlo de nuevo en la vida. “Siempre he dicho que nunca hubiera sido presidente si no fuera por mi experiencia en Dakota del Norte”, señaló una vez.
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Las tierras inhóspitas o badlands de Dakota del Norte, que no deben confundirse con el Parque Nacional Badlands de Dakota del Sur, se formaron a lo largo de las eras geológicas por efecto del fangoso río Little Missouri en su curso hacia el norte, y el parque nacional está conformado por tres unidades separadas que suman más de 70,447 acres. La unidad South yace a lo largo de la ruta interestatal I-94, adyacente a Medora, el pequeño pueblo de acceso con apenas 112 residentes permanentes, y sirve de punto principal de recreación para la mayoría de los visitantes con su circuito escénico y dos docenas de senderos. La unidad North está a 70 millas de distancia (un viaje de 80 minutos en auto) y, si bien tiene servicios como el centro de visitantes y un camino por las tierras inhóspitas, recibe muchos menos visitantes. La unidad Elkhorn Ranch —la hacienda ganadera de Teddy Roosevelt en la década de 1880—, se extiende entre las dos unidades. No cuenta con servicios, y la mayoría de los visitantes se detienen allí por poco tiempo. Es posible visitar las tres unidades en dos o tres días.
El verano es la temporada alta para el parque, con 700,000 visitantes anuales, pero incluso en esa época estarás solo al andar por los senderos más recónditos del parque, maravillándote con el mismo asombro que habrá sobrecogido a Lewis y Clark cuando se toparon con estas tierras inhóspitas en su expedición de 1805 que atravesó el continente. Y es posible alejarse verdaderamente de todo en la unidad North. “El año pasado casi sobrepasamos ese nivel de 700,000 visitantes entre las dos unidades, y diría que 600,000 de las visitas se registraron en la unidad South. Los visitantes que se dirigen a la unidad North van en busca del aislamiento”, explicó el jefe de los guardaparques Grant Geis.
Con las numerosas actividades fuera de los límites del parque, viajes fáciles en auto dentro de sus confines y muchos senderos —con distancias de 0.1 a 96 millas—, el Parque Nacional Theodore Roosevelt atrae a las personas mayores de 50 años, ya sea que hayan acabado de competir en el triatlón Ironman o que simplemente quieran hacer una caminata en un sendero pavimentado. “El parque es sumamente apto para la gente mayor de 50. Ese grupo conforma la mayoría de nuestros visitantes”, dice Geis.
Planifica tu visita
Dirección: Medora, Dakota del Norte
Superficie: 70,447 acres
Millas de senderos: más de 100 millas a lo largo de 36 senderos
Atracción principal: el mirador Badlands Overlook en Painted Canyon
Costo: $30 por vehículo, válido por siete días
Mejor forma de verlo: a pie, caminando por sus diversos senderos que atraviesan las tierras inhóspitas o descansando en un mirador para ver la puesta del sol
Cuándo ir: otoño (septiembre y octubre) cuando las hojas de los gigantescos álamos se tornan doradas
El aeropuerto más cercano está a dos horas al este (137 millas) en Bismarck, la capital del estado. El aeropuerto Dickinson Theodore Roosevelt está más cerca (37 millas al este), pero es más fácil conseguir un vuelo a Bismarck y conducir hasta Medora, el pueblo más cercano al parque nacional.
Muchos visitantes conducen desde las Black Hills de Dakota del Sur, donde está Mount Rushmore, a 260 millas al sur (un poco más de cuatro horas de auto). Puede parecer que es un trayecto largo, pero el camino hacia el norte, a lo largo de la ruta nacional 85, ofrece algunos de los mejores trechos de las grandes llanuras con sus infinitos espacios abiertos. Verás paisajes que se extienden tan lejos en la distancia ondulante que dan la sensación de poder entrever la curvatura de la Tierra.
La entrada al parque cuesta $30 por vehículo, válida para las tres unidades del parque durante siete días consecutivos. (El pase anual America the Beautiful de $20 para adultos mayores de 62 años concede acceso a todos los parques nacionales y a muchas tierras recreativas administradas por el Gobierno federal). Los servicios para visitantes y los baños se encuentran a lo largo de los caminos principales para poder hacer paradas con facilidad. El auge reciente de la explotación del petróleo de esquisto en áreas cercanas estimuló la expansión de torres celulares, por lo que hay buena cobertura para un área tan poco poblada (aunque podrías pasar por una zona muerta ocasional dependiendo de tu compañía de servicio móvil). Sin embargo, solo los centros de visitantes principales (y hoteles cercanos) ofrecen red wifi gratuita.
Las estaciones intermedias, cuando baja la cantidad de visitantes y los animales deambulan más libremente, son los mejores momentos para hacer la visita. Los veranos son cálidos con temperaturas medias de más de 85 °F y tormentas eléctricas ocasionales. Las lluvias de primavera con frecuencia transforman las laderas en un verde brillante intercalado con la tonalidad rojiza de la escoria volcánica. En el otoño, las hojas de los gigantescos álamos a lo largo del río Little Missouri se tornan doradas y no hay mejor época para acampar en el parque. En invierno, cuando bajan las temperaturas a cifras de un dígito, hay muchos menos visitantes y varios caminos laterales están cerrados, pero la nieve recién caída en las tierras inhóspitas posiblemente sea uno de los panoramas más asombrosos de todos.