Vida Sana
Al entrar en los venerados pasillos del National Veterans Memorial and Museum (enlace en inglés) (NVMM, Museo y Monumento Nacional de los Veteranos) en Columbus, Ohio, puede que te sorprenda tanto lo que está ausente como lo que se exhibe. En el lugar de honor en el atrio central no encontramos una oda al militarismo —como, por ejemplo, un avión de combate o un tanque—, sino una serie de enormes retratos en blanco y negro realizados por la reportera fotográfica Stacy Pearsall.
Pearsall, exfotógrafa de combate de la Fuerza Aérea y ganadora de la Estrella de Bronce, se jubiló de las Fuerzas Armadas después de la explosión de una bomba al borde de la carretera en Irak y ahora dedica su tiempo a fotografiar a miles de veteranos en los 50 estados del país. Las imágenes, que cuelgan de las vigas, tienen dos caras, una muestra un retrato reciente del veterano en su vida civil y la otra una imagen de archivo de sus días en el servicio activo.
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Estos hombres y mujeres de todas las edades y razas —algunos posaron con perros de servicio, otros en sillas de ruedas— reflejan a la perfección la misión del monumento conmemorativo: contar las historias individuales de las personas que prestaron servicio. Pero lo que confiere a este lugar su cualidad de radicalismo silencioso es la manera en que amplía esa narrativa al contar la historia completa de la experiencia de los miembros de las Fuerzas Armadas —no solo el heroísmo en el combate, sino su valor al decidir alistarse, la difícil transición al regresar a la vida civil, las duras realidades del trauma y los sacrificios de aquellos que dejaron atrás—.
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Ubicación: 300 W. Broad St., justo después de cruzar el puente Discovery Bridge desde el centro de la ciudad.
Cómo llegar: se puede llegar al museo a pie desde la mayoría de los puntos del centro de la ciudad, incluso atravesando el puente plano y de acceso peatonal, Discovery Bridge. Si llegas en auto, encontrarás estacionamiento de pago en el mismo museo. Hay paradas de autobuses urbanos (líneas 10 y 12).
Visitas: de miércoles a domingo, de 10 a.m. a 5 p.m. (cerrado en Año Nuevo, Pascua, Día Acción de Gracias y Navidad).
Entrada: $17 para adultos ($15 para adultos de 65 años o más); gratis para veteranos, militares en servicio activo y familias de miembros que recibieron la Estrella Dorada.
Visitas guiadas: todos los días de 11 a.m. a 1 p.m.
Mejor temporada para visitar: el Día de la Recordación en la primavera y el Día de los Veteranos en el otoño son momentos particularmente inspiradores, con eventos que por lo general incluyen una carrera o una caminata benéfica y una conmovedora ceremonia en la azotea.
Mejor momento para visitar: a finales de otoño o en el invierno, Cloyd sugiere visitar al atardecer. “La luz del sol atraviesa el cristal inspirado en galones de campañas militares en la entreplanta, y se refleja por encima del pasamanos y desciende hasta la pared de la primera planta, creando un arco iris de rayas”.
Accesibilidad: la entrada está a corta distancia del estacionamiento. Las personas que usan silla de ruedas o andadores pueden entrar por la puerta para grupos que está justo frente al estacionamiento y que es accesible por un camino plano. Las exhibiciones son accesibles por ascensor o rampa. Las exhibiciones en video incluyen subtítulos, y las guías para visitantes están disponibles en letra grande y braille. También hay sillas de ruedas disponibles sin cargo (asignadas por orden de llegada). Se permite el uso de perros y caballos miniatura de servicio.
Los orígenes del NVMM
Inaugurado en el 2018 y ubicado en una pintoresca curva del río Scioto, el nuevo NVMM traza sus orígenes al multimillonario y filántropo de Ohio Les Wexner, fundador de L Brands (que empezó con The Limited y ahora incluye Bath & Body Works y Victoria's Secret). El Franklin County Veterans Memorial ocupó este mismo lugar desde 1955, y existe constancia de que Wexner describió el antiguo edificio como “espantoso”. Sugirió que en vez de gastar el dinero recaudado de impuestos para renovar la institución envejecida, el ayuntamiento de Columbus debía derribarlo y construir un nuevo museo espectacular, financiado en gran parte con donaciones privadas. Él y su esposa, Abigail, contribuyeron $40.6 millones de los más de $82 millones recaudados.
Wexner se comunicó con John Glenn, exsenador por el estado de Ohio y veterano del Cuerpo de Infantería de Marina, para que este ayudara a convertir en realidad el monumento conmemorativo, y muy pronto el gobernador John Kasich propuso la idea de convertirlo en un monumento conmemorativo estatal en lugar de condal. El proyecto continuó cobrando fuerza y obtuvo cada vez más apoyo, hasta llegar al Congreso de EE.UU., donde los legisladores lo designaron oficialmente museo “nacional” en el 2018. El general Colin Powell fue el orador principal durante la ceremonia de dedicación que tuvo lugar el 27 de octubre de ese mismo año.
El diseño del edificio encuentra un delicado equilibrio entre sus estilos atemporal y contemporáneo, orgánico y robusto. El equipo arquitectónico transformó 28 millones de libras de concreto en un monumento dinámico y curvilíneo que hace pensar en una serie de cintas entrecruzadas estáticas. El diseño en espiral —con una rampa exterior que asciende hasta llegar a un santuario cubierto de césped en la azotea— se asemeja al Museo Guggenheim de Nueva York, pero vuelto del revés. La gran cantidad de ventanas permite que entre la luz y evita que la masa de concreto parezca pesada y oprimente. El entrepiso cuenta con vitrales angostos y verticales, inspirados en galones de campañas militares, a través de los cuales penetra una luz cálida y colorida que baña el interior minimalista.
Qué verás
Las exhibiciones en el interior muestran una cronología de la historia militar de Estados Unidos, desde la Revolución estadounidense hasta el presente. Las catorce salas temáticas que forman parte del recorrido te dan un vistazo de cómo es la experiencia de prestar servicio, desde el despliegue y el combate hasta el reingreso a la vida civil. Las exhibiciones incluyen cartas, citas, mensajes de video y artefactos personales, como un cancionero de la YMCA de la Primera Guerra Mundial, una pancarta de apoyo al servicio militar durante la Segunda Guerra Mundial que colgó en la ventana de una familia militar y un chaleco para motocicleta que perteneció a un veterano de la guerra de Vietnam, cubierto de parches con las siglas POW (prisionero de guerra) y MIA (desaparecido en combate). Sin embargo, este no es un museo dedicado a objetos y recuerdos; estos artículos simplemente ilustran las historias personales que aquí se relatan, y no al revés.
“Cada historia tiene significado e importancia”, dice Andy Cloyd, director del museo, cuando le preguntamos si se sintió profundamente conmovido por alguna de ellas en particular. “Si tuviera que elegir una, probablemente me inclinaría por la historia sobre el mayor jubilado del Ejército Joshua Mantz”.
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