Vida Sana
El Parque Nacional Pinnacles (en inglés) tiene de todo para los amantes de la naturaleza. Puedes explorar treinta millas de senderos que abarcan desde caminatas tranquilas junto a un arroyo hasta empinados y sinuosos ascensos al borde de acantilados. Admira los gigantescos monolitos y asómbrate con las rocas cobrizas recubiertas de un caleidoscopio de liquen.
Datos principales
Ubicación del parque: al este del valle Salinas de la región central de California
Acres: 26,674
Pico más alto: pico North Chalone, a 3,304 pies sobre el nivel del mar
Valle más profundo: arroyo South Chalone, a 824 pies sobre el nivel del mar
Millas de senderos: más de 30 millas
Atracción principal: las cuevas Balconies y Bear Gulch
Precio: entrada de $30 por vehículo, válida por siete días seguidos; $25 para motocicletas; $15 para bicicletas o peatones; los pases anuales para Pinnacles cuestan $55
Mejor forma de verlo: a pie emprendiendo uno de sus 15 senderos
Cuándo visitar: de mediados de febrero a mediados de mayo para aprovechar el tiempo moderado y las vistosas flores silvestres
Allá donde mires, estarás rodeado de belleza. Alrededor de 100 variedades de flores silvestres florecen durante el año entero en el parque, donde además pueden avistarse más de 180 especies de pájaros, incluido el ave más grande de Norteamérica: el cóndor de California con su majestuosa envergadura alar de unos 10 pies, que actualmente está en peligro crítico de extinción. Aquí también se aprecia un concierto de sonidos con el canto de las codornices, el graznido de los pavos, el repiqueteo de los pájaros carpinteros y el zumbido de los colibrís.
No desestimes al Parque Nacional Pinnacles (PNP) simplemente por ser el más pequeño de California y estar entre los menos visitados del país. Esta zona volcánica hipnotizante, ubicada en el extremo sur de la cordillera Gabilan, en la región central de California, reúne diversidad ecológica y recreación al aire libre. Está recubierta de una vasta extensión de bosques de chaparral, pinos y robles, praderas doradas y picos de 3,000 pies de altura. El parque abarca territorios que durante milenios fueron habitados por los chalon, los mutsun y otros grupos indígenas estadounidenses, quienes creaban huecos en el lecho de roca para utilizarlos como morteros y así moler bellotas y piñones.
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Aunque lo han eclipsado los otros parques más populares y cada vez más concurridos (Yosemite, Death Valley (en inglés) y Joshua Tree son los más visitados del estado), Pinnacles ostenta un título único: es el parque nacional más joven de California. Cuando el presidente Barack Obama designó la maravilla de 26,674 acres como parque nacional en el 2013, el PNP se convirtió en el 59.º del país y en el noveno de California (el estado que más parques tiene). Dejó de ser un monumento nacional como lo clasificara el presidente Theodore Roosevelt hace más de un siglo.
El PNP, que ilustra a la perfección el movimiento de las placas tectónicas, se formó hace 23 millones de años tras numerosas erupciones del campo volcánico Neenach cerca de lo que hoy es Lancaster, California, a 195 millas al sudeste del parque. Con la ayuda de la falla de San Andrés, a lo largo de millones de años el parque se desplazó hacia el norte a su ubicación actual, donde la erosión del viento y el agua desde entonces ha esculpido el asombroso terreno salpicado de rocas. Incluso hoy en día los científicos calculan que Pinnacles sigue migrando hacia el noroeste a razón de 1.5 a 2 pulgadas por año, es decir, la misma velocidad con la que crecen las uñas de los dedos.
En un estado rebosante de belleza natural y opciones de parques nacionales, la fascinante topografía de 41 millas cuadradas de Pinnacles pasa desapercibida y puede explorarse con pocas multitudes la mayor parte del año, en especial los días de semana. En el 2022, hubo 275,023 visitantes, lo cual representa un aumento con respecto a su promedio histórico de 150,000 a 200,000 personas. Aun así, la cifra del año pasado lo clasificó como el octavo parque menos visitado de la región continental de EE.UU.
Para el guardaparques Richard Moorer, “los cóndores y las cuevas” son lo que destacan a Pinnacles del resto del sistema de parques nacionales.
“El cóndor de California, una de las aves más raras del mundo, puede verse a menudo remontando vuelo sobre Pinnacles”, dice Moorer. “Y hay dos cuevas de talud que son inusuales porque técnicamente están sobre la superficie”. Moorer aconseja sabiamente a los que visitan esta montaña en movimiento: “Busca un lugar soleado y aprecia la increíble naturaleza a tu alrededor”.
Planea tu visita
Justo al este del valle Salinas, Pinnacles mantiene un bajo perfil por su ubicación parcialmente recóndita en la región central de California. El parque cuenta con dos entradas (este y oeste) sin una carretera que las conecte. Para trasladarte de un lado a otro del parque, debes salir y rodearlo, lo cual toma aproximadamente una hora y media.
Para acceder a la entrada oeste, sigue la ruta 101 ya sea hacia el sur desde San Francisco o hacia el norte desde Los Ángeles hasta Soledad. De ahí, continúa por la ruta 146 al este hasta la entrada. Para acceder a la entrada este, viaja por la ruta 101 hacia el sur hasta la ruta 25 sur. Si vienes del norte, tendrás acceso a la ruta 25 en Hollister; si vienes del sur, te conectarás con la ruta 25 cerca de King City.
Por avión, dependiendo de tu ciudad de salida, considera volar al Aeropuerto Regional de Monterey. Tardarás una hora menos en llegar a la entrada oeste de Pinnacles que si aterrizas en el Aeropuerto Internacional de San Francisco. El diminuto aeropuerto regional tiene vuelos directos de nueve ciudades del país, incluidos centros importantes como Dallas, Denver y Phoenix.
La época ideal para visitar el PNP es entre mediados de febrero y principios de junio, cuando el tiempo es moderado y las flores silvestres exhiben todo su esplendor. En estos meses es cuando más visitantes llegan, en especial los fines de semana. Si prefieres disfrutar sin turistas, llega temprano un día de semana y no tendrás problemas con las multitudes ni para encontrar estacionamiento. Moorer sugiere visitar en otoño como alternativa.