Vida Sana
Solía ser más la regla que la excepción: Los adultos mayores del país se jubilaban libres de deudas, sin préstamos hipotecarios, préstamos de automóvil o deudas de tarjeta de crédito.
Pero ese ya no es el caso. En la actualidad, cada vez más personas se jubilan con todo tipo de deudas —hipotecas, líneas de crédito sobre el valor líquido de la vivienda (HELOC), tarjetas de crédito, automóviles e, incluso, préstamos estudiantiles.
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Considera lo siguiente: La deuda total de la población de Estados Unidos entre 60 y 69 años aumentó de $1.33 billones en el 2007 a $1.99 billones a fines del 2017; y la deuda total de la población de Estados Unidos de 70 años o más aumentó de $457,000 millones en el 2007 a $957,00 millones en el 2017, según el Center for Microeconomic Data del Federal Reserve Bank of New York.
Las hipotecas y líneas de crédito sobre el valor líquido de la vivienda (HELOC) conforman la mayoría de esa deuda, pero las personas mayores de Estados Unidos también se están jubilando con más deuda relacionada con préstamos estudiantiles que nunca —mucha de la cual constituye préstamos que tomaron para financiar los estudios universitarios y de posgrado de sus hijos y nietos.
Tener deudas no es tan malo. Pero antes de jubilarte con ellas, hay algunos asuntos que deberías considerar.
Deudas buenas contra deudas malas
Si bien pedir préstamos es un aspecto fundamental de la planificación financiera, debería reevaluarse antes de jubilarse, afirma Robert Westley, contador público autorizado y planificador financiero certificado. Según Westley, las deudas “buenas” pueden usarse de manera efectiva antes de la jubilación para acumular patrimonio con el tiempo. “Las deudas buenas son las deudas que se usan para adquirir activos que se aprecian a una tasa superior a la tasa de interés adeudada en los fondos tomados en préstamo”, agrega. Un ejemplo es pedir un préstamo para comprar una casa.
Jeffrey Levine, director ejecutivo y director de planificación financiera de BluePrint Wealth Alliance, también afirma que ciertas deudas son mejores que otras. “Por lo general, pensamos que la deuda de tarjeta de crédito es ‘mala’ y la deuda hipotecaria es ‘buena’”, señala. “Pero la realidad es mucho más compleja que eso”.
La deuda fija, dice Levine, generalmente es mejor que la deuda variable, porque el peor de los casos se conoce. La deuda con un interés más bajo es mejor que la deuda con un interés más alto, así como, por lo general, la deuda deducible de impuestos es mejor que la deuda no deducible de impuestos. Por ejemplo: “La deuda relacionada con la vivienda suele tener un interés más bajo que otros tipos de deudas”, explica, “y también suele ser deducible de impuestos; es por ello que, a menudo, se considera como una deuda ‘buena’".
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