Vida Sana
¿Cuándo el precio anunciado no es realmente el que terminas pagando? Cuando añaden un cargo adicional.
Los recargos, o los cargos ocultos o adicionales, han existido siempre, pero proliferaron durante la pandemia, con "recargo por COVID de $2.19" en tu orden de sushi para llevar, hasta un nuevo “cargo por seguridad” de $900 para mudarte a un centro de vida asistida.
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Está bien que las empresas transfieran los gastos y las tarifas del Gobierno a los clientes. El problema surge cuando estos y otros costos se añaden a última hora o se ocultan. Ves un precio por un hotel en un sitio web, luego te presentas y debes pagar $50 más por día por una tarifa de complejo turístico. Esas flores en línea terminan costando mucho más de lo anunciado, porque el precio publicado no incluía los cargos por servicio.
Dónde se esconden esos cargos
En 5 clics
- Los sitios web muestran el precio de un producto por adelantado, pero revelan cargos adicionales solo después de que hayas introducido la información de envío.
En letra pequeña
- Una serie de recargos mencionados ligeramente en letra pequeña al final de la factura puede sumar bastante.
En medio de la prisa
- Es más difícil cobrar y cuestionar los cargos cuando te registras, te vas o cuando estás en el mostrador de alquiler.
Los economistas llaman a esta práctica "precio por goteo", o en inglés "drip pricing", ya que los cargos se suman lentamente como el agua que gotea de un grifo. ¿Por qué las empresas lo emplean con tanta frecuencia? “Esto aumenta sus ganancias”, dice Steve Tadelis, profesor de Economía en la Facultad de Negocios Haas de University of California, Berkeley. "Es así de sencillo".
Como han descubierto los académicos que han estudiado los precios —y como los vendedores de automóviles han sabido durante décadas—, los precios por goteo te animan a hacer una compra: si te presentan un precio inicial bajo primero y extras obligatorios más tarde, es más probable que compres ese artículo que si te hubieran presentado el precio total por adelantado. Los precios por goteo te animan a hacer una compra más costosa, según hallaron Tadelis y sus coautores en un estudio reciente, y, ya sea que decidas comprar un auto, alquilar una habitación de hotel o elegir un proveedor de televisión por cable, es más probable que elijas al vendedor con el costo más bajo anunciado, incluso si el precio total de un rival es más bajo que el costo final de tu elección. “Las personas se centran en el precio base y no prestan la atención adecuada a los recargos”, dice Vicki Morwitz, profesora de Mercadeo de la Facultad de Negocios de Columbia University y coautora de un estudio publicado recientemente sobre el precio por goteo.
Curiosamente, todo este comportamiento se aplica a las compras en línea, cuando las compras comparadas pueden requerir solo unos pocos clics de ratón (en lugar de, digamos, media hora en auto a otro concesionario de automóviles). Hay varias razones para esto, dice Morwitz. Una vez que los consumidores conocen el precio final, tienden a sobreestimar el tiempo y el esfuerzo que tomará encontrar una mejor oferta, y se preocupan de que perderán la que tienen. (Las aerolíneas y los vendedores de boletos para eventos en vivo despiertan ese temor al usar relojes de cuenta regresiva para completar una transacción, o al indicar que solo quedan dos asientos a un precio determinado). Además, los consumidores a menudo creen incorrectamente que todos los vendedores cobran cargos similares, dice Morwitz. Y a las personas les gusta sentir que han conseguido una buena oferta, por lo que podrían decidir que han conseguido una, incluso si pagan mucho más que el precio en el que hicieron clic por primera vez. “A los consumidores no les gusta sentir que cometieron un error”, dice.
Para defenderte contra los precios ocultos, el control emocional es crucial. “Trata de no emocionarte demasiado con lo que ves como el primer precio en la primera página”, dice Morwitz. Y considera reclamar cuando te enfrentes a un recargo inesperado. Consumer Reports descubrió que solo 3 de cada 10 personas se quejan de los cargos ocultos, pero de quienes sí lo hacen, casi dos tercios reciben al menos algo de dinero devuelto. Estos son algunos de los muchos productos y servicios en los que abundan las tarifas ocultas.
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