Vida Sana
A David McClellan no le iba nada mal en el terreno profesional como consultor de mercadeo en internet en el 2013, cuando vio por primera vez el programa de telerrealidad Catfish de MTV. En el programa aparecen personas que desarrollan con ingenuidad una relación en internet, solo para descubrir que la otra persona es un estafador.
Al principio, ver el programa era solo una distracción para McClellan. No fue hasta que sus clientes empezaron a preguntarle cómo podían ellos también evitar caer en una estafa romántica que él vio una oportunidad. Fue así que él y su socio fundaron Social Catfish, un sitio web que te permite saber sobre la persona que conociste en línea.
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Siete años después, McClellan y su socio tenían un negocio próspero. Estalló entonces la pandemia y el negocio pasó de ser "próspero" a estar “en plena efervescencia”: la gente encerrada en casa recurrió a internet para conocer a nuevas personas y pasar tiempo. Llamadas y correos electrónicos a la Red contra el Fraude, de AARP, corroboran un aumento reciente de estafas románticas cuyo objetivo son los adultos mayores en Estados Unidos.
¿Cómo ayudan las compañías que verifican antecedentes como Social Catfish (en inglés), BeenVerified y TruthFinder? Por una pequeña cantidad al mes, los clientes tienen acceso a recursos que los pueden ayudar a localizar información general de una persona, por ejemplo, direcciones anteriores y antecedentes laborales. Además, algunos sitios web cuentan con la función de búsqueda inversa de imágenes en la que los clientes pueden subir una fotografía para comprobar si es verdadera. Social Catfish, que se especializa en estafas románticas, ofrece también un servicio más caro: un empleado investiga y crea un informe completo de la persona en cuestión.
Le pregunté a McClellan si había más hombres o mujeres entre sus clientes, y me contestó que el número de hombres y mujeres suscriptores era aproximadamente el mismo (no cabe duda de que todos tenemos nuestras vulnerabilidades). También le pregunté cuál es el porcentaje de personas que su compañía investiga que acaban siendo una estafa; “alrededor de un 70%”, respondió McClellan. Este apuntó a que la mayoría de sus clientes solo recurren a su compañía cuando han observado alguna señal de alerta; normalmente, cuando les piden dinero.
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