Vida Sana
Cuando Nicole Brandes, de 54 años, hizo un chequeo de rutina de sus tres cuentas vinculadas de Bank of America hace poco, notó algo alarmante: faltaban $10,000.
La profesora de arte de Washington D.C. investigó en más detalle y vio que se habían transferido $9,300 de su cuenta de negocios y $700 de su cuenta corriente personal a una cuarta cuenta en su nombre que ella nunca había abierto. Desde allí, el delincuente cibernético retiró rápidamente el dinero.
“Estoy preocupada, no tengo ninguna explicación”, dijo Brandes una semana antes de que el banco le compensara la pérdida. “Es muy confuso y desorientador”.
Y es algo muy común.
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En el 2021, el fraude de apropiación de cuentas aumentó el 90%, y el fraude de cuentas nuevas —cuando un delincuente abre una cuenta en nombre de la víctima— aumentó el 109%, según un informe de Javelin Strategy & Research (en inglés). Las pérdidas combinadas totales del fraude tradicional de robo de identidad y las estafas relacionadas con el robo de identidad llegaron a $52,000 millones y afectaron a 42 millones de consumidores en Estados Unidos.
“Estos tipos de apropiación de cuentas han ido en aumento en los últimos años”, dice Mark Solomon, vicepresidente de la Asociación Internacional de Investigadores de Crímenes Financieros (IAFCI), y observa que la tecnología de chips ha hecho que sea más difícil falsificar las tarjetas de crédito, por lo que los delincuentes “roban la persona” —es decir, su identidad— “en vez de la tarjeta”. Luego, usan esa identidad robada para acceder a cuentas bancarias, abrir cuentas nuevas para robar dinero o cometer otros delitos.
Y los adultos mayores, que por lo general tienen más ahorros acumulados que las personas más jóvenes, son un blanco frecuente.
De qué manera pueden acceder a tus cuentas los delincuentes
Hay un motivo por el que elegir contraseñas inteligentes —y usar una contraseña diferente para cada cuenta— es una de las reglas principales (si no la principal) para protegerte del robo de identidad y el fraude.
Con frecuencia, los sitios web son víctimas de piratería electrónica y a veces se ponen en riesgo millones de contraseñas, como ocurrió con LinkedIn el año pasado en una filtración de datos que abarcó la información personal de 700 millones de usuarios. Una vez que han sido robados, los nombres de usuario y las contraseñas se venden a menudo en mercados clandestinos a ciberdelincuentes, que entonces pueden probarlos en las páginas de acceso de los bancos.
Los delincuentes saben que muchas personas usan la misma contraseña o una contraseña similar en docenas de cuentas. “Cada vez que hablo con alguien, recibo la misma respuesta cuando pregunto: ‘¿La contraseña de su cuenta en la tienda de mascotas es la misma que la de su cuenta de Citi, o de su cuenta del café?’”, dice Mike Steinbach, un exfuncionario de una agencia federal del orden y director de la unidad de prevención de fraudes de Citi. “Escucho: ‘Ehhh..., sí’. O me dicen: ‘Para el café tengo Fido123, pero para Citi tengo Fido321’. Las herramientas modernas pueden descubrir eso en cuestión de segundos”.
Los delincuentes envían correos electrónicos con los que buscan obtener información personal —promocionando un producto o informándote que has ganado un premio, entre otros cientos de argumentos— y en el mensaje incluyen un enlace que, si haces clic en él, puede infectar tu computadora con un programa malicioso que roba tus credenciales, dice Laurie Iacono, subdirectora ejecutiva en la firma de riesgo cibernético y servicios empresariales Kroll. Eso les permite apoderarse de todas las credenciales de acceso que tienes almacenadas. O tal vez traten de conseguir información identificatoria a través de una encuesta o un cuestionario. Cuanta más información personal tengan, más fácil les resultará asumir tu identidad y acceder a tus cuentas sin que el banco identifique las transacciones como sospechosas.
Estos delincuentes son muy hábiles para usar la última tecnología para lograr su objetivo, mucho más que el público en general, dice Steinbach, “porque no están limitados por las leyes ni por la ética, y es por eso que el fraude está ocurriendo a una velocidad y en una escala que no habíamos visto hasta ahora”.
“Las personas dicen: ‘Para el café tengo Fido123, pero para Citi tengo Fido321’. Las herramientas modernas pueden descubrir eso en cuestión de segundos”.
Cómo evitar el robo de las cuentas
“Lamentablemente, hay muchas maneras de cometer fraude”, dice Solomon, “y nada es 100% seguro para proteger tu información y evitar totalmente el fraude”.
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