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Cómo recuerdo a Lisa Marie Presley

La autora de cuatro libros sobre Elvis reflexiona sobre la tumultuosa y extraordinaria vida de Lisa Marie.

spinner image Lisa Marie Presley.
STEVE GRANITZ/WIREIMAGE

Cuando Elvis Presley, el pionero del rocanrol cuya música lo catapultó a la cumbre de la fama, hizo su primera aparición en el Ed Sullivan Show en 1956, me senté ensimismada frente al aparatoso televisor en blanco y negro de mi familia. Había comenzado el primer grado ese mismo mes, pero mi verdadera educación tuvo lugar ahí mismo, en la sala de estar de mi casa: Elvis Presley marcó el rumbo de mi vida. Mi pasión era insaciable. Compuse álbumes de recortes. Tenía una guitarra. Imitaba su contorneo y sus muecas para mis amigos. Cuando murió el día de mi cumpleaños en 1977, cubrí su funeral para el Louisville Courier-Journal, y eso me llevó a escribir cuatro libros sobre su vida, así como muchos artículos sobre él y su familia durante 46 años.

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 Elvis adoraba su popularidad y recompensó a sus seguidores firmando autógrafos durante horas frente a las ornamentadas puertas de Graceland, su hogar en Memphis.

Pero su única hija, Lisa Marie, que murió anoche a los 54 años después de sufrir un paro cardíaco en su hogar en Calabasas, California, tenía una visión más oscura de la fama. Al observarla, entrevistarla, y presenciar tres de sus conciertos, me di cuenta de que ella veía la fama como un ladrón que le robaba todo lo que era importante en su vida.

spinner image Lisa Marie Presley (izquierda) con su padre, Elvis, y su madre, Priscilla, en 1970.
Lisa Marie Presley (izquierda) con su padre, Elvis, y su madre, Priscilla, en 1970.
GAB ARCHIVE/REDFERNS

La asfixiante notoriedad de su padre, junto con el divorcio de sus padres cuando tenía cinco años, la convirtieron en una persona infeliz y enojada. Al cumplir los ocho años, ella también firmaba autógrafos delante de las famosas puertas de Graceland, pero con frecuencia escribiendo una grosería junto con su firma.

Mentiría si dijera que su muerte fue una sorpresa. Y muchos fanáticos dirían lo mismo.

Tenía nueve años cuando Elvis murió, y vio cómo su padre se precipitaba hacia su triste final.

“Una noche cuando tenía alrededor de cinco o seis años, estábamos viendo la televisión. Lo miré y le dije: 'Papá, papá, no quiero que te mueras' Y él simplemente me miró y me dijo: 'Pues, no lo haré. No te preocupes’. Se lo repetí varias veces cuando estábamos solos juntos… supongo que percibía algo”.

Como uno de los pocos reporteros a quienes se les permitió entrar en la mansión el día después de la muerte de Elvis, puedo afirmar que Lisa nos preocupaba. Ella vio a su abuelo, Vernon, y a miembros del séquito de Elvis, tratando desesperadamente de revivir a su padre, quien se había desplomado y murió a los 42 años de un ataque cardíaco en Graceland. Tuvo lugar durante una de las visitas de Lisa Marie desde Los Ángeles, donde vivía con su madre. Ella heredó el patrimonio de Presley, pero dejó que su madre, Priscilla, y un grupo de asesores se encargaran de administrarlo. Regresaba a Graceland, que conservó hasta su muerte, durante las fiestas, y retiraba los cordones rojos de la atracción turística para poder disfrutar de ella de nuevo como un hogar, tratando de revivir los días felices del pasado.

Lisa Marie, que se parecía tanto a Elvis, con sus ojos encapuchados y su belleza intensa, siguió los pasos de su padre lanzando tres álbumes propios bien recibidos, desde To Whom it May Concern del 2003 hasta el autobiográfico Storm & Grace del 2012. Muchas de sus canciones originales estaban llenas de humor sardónico para describir su vida y su relación difícil con la Iglesia de la cienciología, mudándose brevemente a Inglaterra en el 2010 para escapar de ella.

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También describió de forma divertida y oscura su lugar en el legado de Presley y su destino final. En su canción, “Lights Out”, mencionó el Jardín de la Meditación de Graceland, donde se espera que sea enterrada junto a su difunto padre e hijo.

              “Alguien apagó las luces en Memphis.

              “Oh, ahí es donde mi familia está enterrada y yace.

              “La última vez que estuve ahí, noté un espacio vacío.

              “Ah, junto a ellos allí en Memphis, sí, en el maldito jardín trasero”.

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spinner image (De izquierda a derecha) Alanna Nash y Lisa Marie Presley.
(De izquierda a derecha) Alanna Nash y Lisa Marie Presley
Cortesía de Alanna Nash

Cuando conversaba, Lisa, como la llamaba su familia, era sorprendentemente sincera y accesible, aunque admitía que tendía a aislarse. “Me enojo cuando me siento vulnerable”, me dijo. “Como defensa, me enojo y erijo un muro. Ese es solo uno de mis defectos”.

Tampoco fue tímida al describir su tumultuosa vida, su desilusión y su tragedia interminable: adicción, cuatro matrimonios rotos (incluidos breves nupcias con el cantante Michael Jackson y el actor Nicholas Cage), problemas financieros, y en el 2020, el suicidio de su hijo de 27 años, Benjamin Keough, que dijo públicamente que la destruyó.

“He enfrentado la muerte, el duelo y la pérdida desde los 9 años”, escribió en un ensayo publicado en la revista People (en inglés) en agosto para el Día Nacional de la Concientización sobre el Duelo. “He enfrentado más sufrimiento que nadie durante mi vida y, de alguna manera, sigo aquí”.

Pero a pesar de esa declaración de supervivencia, Lisa parecía tener dificultades en sus apariciones públicas en los días previos a su muerte. El fin de semana pasado, durante la celebración de lo que habría sido el cumpleaños número 88 de su padre en Graceland, no parecía encontrarse bien, incluso para una mujer que rara vez sonreía en público. Otros también lo notaron.

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“Se veía deprimida y débil”, escribió un fanático en Facebook. “Parecía que había hecho un gran esfuerzo por estar allí para decir un último adiós a los fanáticos de Elvis que eran una gran parte de su vida”.

Y el martes, mientras observaba su última aparición pública, me sentí preocupada al verla llorar en televisión, sentada junto a su madre, cuando Austin Butler, quien interpretó a su padre en la exitosa película biográfica de este año, Elvis, ganó un Globo de Oro por mejor actor. Butler le dio las gracias en su discurso de aceptación. (“Lisa Marie, Priscilla, las amo para siempre”). En la alfombra roja, su rostro parecía una máscara inescrutable y casi aterradora. Había admitido que la película, que ella elogió, había despertado un torrente de emociones.

“En realidad, después de verla me sentí muy abrumada”, le dijo a Entertainment Tonight. “Me tomó como cinco días procesarlo, porque fue tan increíble y tan perfecta, tan auténtica que, sí, ni siquiera puedo describir lo que significó para mí”.

Deja atrás a su madre y a tres hijos, a la actriz Riley Keough, de 33 años, de su matrimonio con el músico Danny Keough, y a los gemelos Harper y Finley, de 14 años, de su último matrimonio con el guitarrista y productor Michael Lockwood.

Durante toda su vida, parecía anhelar una vida familiar normal. Parecía más feliz en Inglaterra, donde me dijo que pasó sus días haciendo jardinería y cocinando en el campo, entre “personas con conciencia y un sentido de lo que está bien y lo que está mal".

“Un día, los paparazzi estaban sentados afuera de mi casa, y un granjero hizo marcha atrás con su camión para que se apartaran. Les dijo: '¡Déjenla en paz!' Y ni siquiera lo conocía. Pensé: 'Bueno, esta es una buenísima persona que me quiere proteger, y ni siquiera lo conozco'. Fue un momento sencillo, pero muy revelador, de la naturaleza humana. Necesitaba redescubrir eso de nuevo”.

              

Alanna Nash es la autora de cuatro libros sobre Elvis, entre ellos Baby, Let's Play House: Elvis Presley and the Women Who Loved Him.

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