Vida Sana
El mundo de Carolina Herrera comienza en ella misma y se extiende a su hogar y su oficina neoyorquina, pues la diseñadora venezolana proyecta su estilo con total naturalidad en todo lo que la rodea. En inglés dirían además que es effortlessly chic, y quizás sea por eso que no sólo viste a muchas de las mujeres más elegantes del mundo, sino que ella misma es una de ellas, e integrante desde hace muchos años del célebre “International Best Dressed List”.
Siempre con una sonrisa en los labios, Carolina Herrera parece ser una mujer totalmente sin edad, que desafía el paso del tiempo. Nacida María Carolina Josefina Pacanins y Niño en Caracas el 8 de enero de 1939, luce infinitamente más joven que sus 78 años. Camina recta, con excelente postura, con los hombros hacia atrás (que le hace lucir más alta de lo que es), y su armonía interior se manifiesta hasta en la forma como se sienta y se mueve.
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Muchos no saben que fue después de una vida muy completa —sin necesidades económicas, felizmente casada con Reinaldo Herrera y madre de cuatro mujeres— que en 1980, ya cumplidos sus 40 años, se radicó en la ciudad de Nueva York, donde reinventó su vida en 180 grados y comenzó su carrera de diseñadora de modas, un difícil y competitivo negocio donde lleva más de 30 años triunfando.
Nombrada el año 2004 “Mejor Diseñadora de Ropa Femenina” por la prestigiosa CFDA—o Consejo de Diseñadores de Moda de América—, desde sus primeras colecciones Carolina conformó un estilo con telas como la organza ‘gazar’, que conoció en su niñez en los diseños de Cristóbal Balenciaga y cuyo desfile de alta costura fue el primero que vio a los 13 años.
Se confiesa amante del cine, la lectura y la música clásica (“aunque también la de Beyoncé”), dice ser religiosa y a la vez supersticiosa —y burlarse de sí misma, si viene al caso— además de compartir una gran complicidad con su marido, Reinaldo Herrera, un hombre inteligente y sofisticado, a quien admira muchísimo.
Nos recibió en sus oficinas en Nueva York. Delgada, pulida, aunque con un maquillaje muy sencillo —y sin un solo descuido en su look— Carolina Herrera luce impecable, aunque lleve algo tan sencillo como una falda con una blusa blanca.
¿Por qué razón —cuando tenías una vida llena y feliz y no tenías necesidad alguna de entrar en el difícil mundo de los negocios— decidiste comenzar tu carrera de diseñadora?
Es cierto que fue un paso que nadie esperaba. Y comencé ya tarde, a los 41 años, cuando ya era madre de cuatro hijas y recién había sido abuela por primera vez. Pero era un deseo que tenía, y tuve la oportunidad de hacerlo, y no la dejé pasar. Es importante saber lo que quieres y no dejar pasar el momento preciso cuando llega, no importa qué edad tengas. El tiempo demostró que no era un capricho, como algunos creían.
Creció en América Latina, en Caracas, Venezuela y aunque vives en Nueva York hace muchos años y ya tienes la ciudadanía estadounidense, te noto muy latinoamericana…
¡Por supuesto que lo soy! Crecí con mis tres hermanas en Venezuela, mi padre era Guillermo Pacanins, quien fue gobernador de Caracas y mi madre María Cristina Niño, de quien aprendí el valor de la buena educación, el estudio, la curiosidad y la apreciación por las cosas bellas. Y por eso tengo una relación muy estrecha con mis cuatro hijas, a las que adoro y quienes me han dado ya 12 nietos y 2 biznietos. [Nota del editor: Mercedes y Ana Luisa Behrens, ambas de su primer matrimonio con Guillermo Behrens; y Carolina y Patricia Herrera, de su matrimonio con Reinaldo Herrera.] Hablamos todos los días, no importa en qué parte del mundo estemos; y si les preguntas, te dirán que desde pequeñas les he pasado los valores que me enseñó mi madre.
Veo los retratos de todos por todos los rincones de tu oficina…
Mi familia —mi marido, mis hijas, mis nietos, mis biznietos, todos— son lo más importante del mundo para mí. Con Reinaldo siempre tengo miles de cosas nuevas e interesantes que contarle. Llevamos casados muchos años y compartimos muchos gustos. Es mi mejor amigo, además que nos divertimos juntos. El sentido del humor es muy importante en las relaciones humanas. ¿No crees?
¿Y el trabajo y los viajes del negocio, no te quitan demasiado tiempo?
Me organizo muy bien y tengo tiempo para todo. Siempre me preguntan esto y me sorprende; porque cuando somos organizados y sabemos usar bien el tiempo, no hay problemas. Además, cuando termina el día de trabajo a las 5 pm, no me llevo el trabajo para la casa. Lo que no se haya hecho en la oficina de 9 am a 5 pm, ¡puede esperar al día siguiente!
Eres una mujer muy admirada. ¿Cuál es tu secreto para lograr la armonía que proyectas?
Estar contenta contigo misma y con tu vida es muy importante. Soy una mujer feliz con mi marido, mis hijas, mis nietos… Todos nos llevamos muy bien, y eso me mantiene muy centrada. No todo en la vida es fácil — ¡claro que no lo es!— pero me gusta ser muy positiva. Darle el frente a las cosas y mirar hacia delante. ¿Sabes? En todas las edades, a veces hay que parar y revalorizar las cosas. Y ser positivos ayuda mucho.
¿Algo te pone nerviosa, o te causa ansiedad?
¡Claro, especialmente cuando vamos a presentar una nueva colección! ¡Pero me controlo muy bien! (risas) ¡No soy perfecta, por favor! Y estar nerviosa ante el deseo de que todo salga bien es lógico. Nadie se da cuenta que estoy nerviosa, sin embargo, porque me ven muy calmada; y si me desmorono, ¡nos desmoronamos todos, y eso no debe suceder! Fui criada con gran disciplina y me decían que mostrar ciertas emociones muy privadas en público no era lo correcto. La disciplina ayuda.
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