Vida Sana
Cuando el neonatólogo Jorge Pérez vio a su madre en persona por primera vez en casi un año, sintió un inmenso alivio. Lloró. Ella también lloró. Se abrazaron, y Perez se sintió transportado a su infancia.
“Fue la primera vez que pude acariciarle el cabello y besar su frente”, dice. “Me sentí profundamente conmovido”.
¡ÚLTIMA OPORTUNIDAD! - Únete a AARP a precios del 2024; las tarifas aumentan en el 2025.
Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine.
Únete a AARP
Pérez tiene 62 años y vive en Coral Gables, Florida. Pudo visitar a su madre de 92 años después de recibir la segunda dosis de la vacuna contra la COVID-19. Como las personas han comenzado a recibir las dosis y adquirir inmunidad, también han comenzado a organizar reencuentros. Son encuentros emocionales, felices, intensos y, con frecuencia, agridulces, como en el caso de Pérez. Su madre, Gladys del Sol, tiene demencia y no puede comunicarse con claridad. Aun así, pareció reconocerlo.
“Ella entiende cuando estoy allí, comienza a sonreír y reconoce mi voz y mi rostro”, dice Pérez. “Puedes notar que se animó e intentó hablar conmigo, aunque no logré entender [sus palabras]”.
El psicoterapeuta Josh Jonas, de la ciudad de Nueva York, indica que estos reencuentros nos permiten darnos cuenta de todo lo que hemos echado de menos, en particular cuando se trata del contacto físico y la compañía de familiares y amigos.
Han surgido “muchos sentimientos de aislamiento y una soledad abrumadora”, dice. “No nos damos cuenta de cuánto necesitamos a la gente hasta que lo sentimos en el cuerpo”.
Hasta el reciente reencuentro, Pérez y su madre no se habían visto cara a cara por diez meses. Pérez dejaba alimentos y suministros fuera de la casa de su madre, pero no entraba para evitar infectarla con el coronavirus. Y si bien la saludaba a través de una ventana, “en realidad ella no me veía”, dice.
La única interacción humana que tenía del Sol era con su cuidador, y a menudo llamaba a sus hijos por su nombre, aunque ellos no podían visitarla.
También te puede interesar
Cómo manejar tu vida social durante la pandemia
Consejos para que no arruines las relaciones con tus amistades.
Los perros que olfatean la COVID-19 en los hogares de ancianos
Una manera confiable de detectar el virus y alegrar a los residentes.Cómo es recibir la vacuna contra la COVID-19
Estos son algunos de los primeros trabajadores de la salud que recibieron la vacuna.