Vida Sana
La sargento Angela Lowe no había visto a Szultan, su antiguo perro militar, en cuatro años cuando recibió un mensaje del guía actual del can en el que le preguntaba si estaría interesada en adoptarlo una vez que se jubilara.
“Para algunos perros como este, si se dan a la agresión relacionada con otros perros o con la comida, es difícil porque algunas personas no pueden llevarlos a casa”, dijo Lowe. “Y me preocupaba un poco que le aplicaran la eutanasia”.
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Un vínculo único
Como fue la primera guía de Szultan, Lowe tenía una relación especial con el can. Al principio el perro era muy temperamental, quería hacer las tareas a su manera e incluso lastimaba a las personas. Fue necesario mucho trabajo para entrenarlo para el servicio.
“Szultan y yo llegamos a un acuerdo. Le decía: 'oye, mira. Sé que estás de mal humor, pero no me muerdas. Te respetaré. Tú debes respetarme. Y encontraremos una solución juntos’”, dijo Lowe. “Después de eso, comenzamos a trabajar bien. Estaba muy orgullosa de él. Sin lugar a duda podía confiar en él al 100%”.
Lamentablemente, debido a las exigencias físicas de entrenar perros militares, el cuerpo de Lowe sufrió mucho estrés. Empezó a tener problemas con las manos y a menudo soltaba las correas de los perros. Después de someterse a dos operaciones de la columna vertebral, Lowe se vio obligada a jubilarse de la Fuerza Aérea por cuestiones médicas.
“Dejar a Szultan fue muy difícil para mí. Tienes tus mascotas en casa y, por supuesto, las amas, pero es diferente”, dijo. “Es indescriptible el vínculo que estableces con tu perro. Creo que nunca tendré una pasión por una carrera como la que tuve cuando trabajaba con perros”.
Después de jubilarse de las Fuerzas Armadas, Lowe pensaba en Szultan con frecuencia y se preguntaba cómo estaría. Enviaba mensajes a otros miembros del servicio militar para preguntar sobre él. Pero después de un par de años, perdió contacto con ellos y se mudó a Pittsburgh para continuar con sus estudios.
Una reunión fortuita
Cuando Lowe le informó al gerente que le gustaría adoptar a Szultan, le dijeron que solo tenía dos semanas para recogerlo y que tendría que ir hasta Charleston, Carolina del Sur. Debido a lo ocupada que estaba con su trabajo y la escuela, Lowe no podía hacer el viaje de diez horas desde Pittsburgh. Por lo tanto, se comunicó con Mission K9 Rescue (en inglés), una organización sin fines de lucro que ayuda a reunir a perros militares con sus guías.
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