Vida Sana
Hace apenas dos años, Mike Benz se dio cuenta de que estaba fracasando como jubilado.
Había tenido una carrera en tecnología de la información y con el tiempo ocupó el cargo de director de informática, además de obtener una maestría en ciberseguridad pasados los 60 años. Pero sin algo en que encauzar su energía, se sentía perdido.
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Por eso dos meses después de jubilarse a los 65, regresó a trabajar como director interino de informática y terminó una segunda maestría, esta vez en gestión de la tecnología.
“No nací para estar de brazos cruzados y tampoco tenía ese gran sueño de salir a pescar, mudarme a Florida ni nada parecido”, dice este residente de Minneapolis de 67 años. “Me cuestioné cuál era mi propósito. Me preguntaba si debería emprender alguna misión que me mantuviera vigorizado y entusiasmado por despertarme cada mañana".
Fue un momento crítico en la vida de Benz. Pero en lugar de desesperarse por su situación en ese momento, tomar decisiones impulsivas para tratar de solucionar el problema o quedar estancado en una rutina con la sensación de que así sería el resto de su vida, Benz contrató a un consejero personal, también conocido como consejero de vida ("life coach"), una profesión que ni siquiera sabía que existía. Y en lugar de sumirse en una crisis de la mediana edad, optó por evaluar esta etapa de la vida al examinar profundamente sus experiencias y determinar qué era lo que valoraba. Encaminó ese conocimiento a crear un plan que lo guiara hacia un futuro emocionante y gratificante.
Salir del estancamiento
A partir de la mediana edad, muchas personas luchan con los cambios en su vida, ya sea el trabajo, la familia o las relaciones románticas. Los acontecimientos como un cumpleaños importante, el cambio en la función sexual o el temor a la muerte pueden desencadenar la sensación de estar estancado o la necesidad de hallar un propósito mayor.
La buena noticia es que este momento de la vida también tiene sus ventajas gracias a la experiencia nacida de décadas de sopesar y tomar decisiones y, cabe suponer, las décadas que quedan para usar esa experiencia en formas que te hagan sentir orgulloso, satisfecho, realizado o cualquiera que sea el sentimiento que erradique por completo la palabra "crisis".
No obstante, ten presente que el tiempo apremia de verdad. Descubre qué es lo que quieres sin demorarte demasiado para que puedas disfrutarlo en vez de perseguir alguna fantasía nebulosa. Posiblemente te resulte útil, por ejemplo, definir las fechas de tus metas y anotarlas en el calendario o bien dedicar un momento del día (aunque sea 15 minutos) para pensar a fondo sobre tu futuro.
Si el objetivo es buscar claridad, un consejero personal podría orientarte para que estas reflexiones de la mediana edad no caigan en ninguna "crisis".