Vida Sana
Cuando visualizamos una pareja a largo plazo, hablamos de "encontrar la horma de nuestro zapato". Sin embargo, según uno de los significados de esta frase, en una discusión nuestra pareja también puede convertirse en nuestro digno rival.
Y las discusiones forman parte de cualquier relación sentimental, afirma Harville Hendrix, de 88 años, quien tiene un doctorado en Psicología y Religión y es coautor del libro Getting the Love You Want: A Guide for Couples. Es propio de la naturaleza humana pensar que tenemos razón y que la otra persona está equivocada, dice.
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Lo que ocurre después es lo que puede ser perjudicial para una relación, explica Hendrix, porque entonces "sentimos que tenemos que corregir a la persona o polarizarla o deshacernos de ella".
Y no necesariamente aprendemos a manejar mejor los desacuerdos con la edad. El 36% de los adultos que se divorcian en Estados Unidos tienen 50 años o más, y el único grupo de edad con una tasa de divorcios en aumento es el de los adultos mayores de 65 años, según la Gerontological Society of America (en inglés).
Entonces, ¿cómo pueden aprender a coexistir pacíficamente dos personas que inevitablemente ya tienen sus propias ideas sobre lo que es correcto sin renunciar a su identidad y perspectiva, y a su relación de pareja?
Da prioridad a una comunicación clara
Uno de los principios de la estrategia terapéutica de Hendrix y de su esposa y coautora, Helen LaKelly Hunt, es "reflejar" lo que dice tu pareja. Repite lo que has oído con tus propias palabras y luego pregunta a tu pareja: "¿Lo he entendido?". Continúa "reflejando" hasta que la respuesta sea "Sí".
A partir de ahí, puedes pasar a un lugar de curiosidad y preguntarle: "¿Hay algo más que quieras decir?". Por lo general, según los terapeutas, lo hay, afirma Hendrix. A continuación, valida y empatiza, dice Hendrix. La validación no significa que estés de acuerdo; significa que le estás diciendo a tu pareja que entiendes por qué piensa o se siente de esa manera. Empatizar, al intentar ponerte en su lugar, puede ser tan sencillo como decir: "Imagino que eso debe hacerte sentir triste".
Conversaciones como esta ayudan a convertir el enfado en curiosidad.
Una vez superado el enfado y el posible conflicto, "se puede pasar a la colaboración", dice Hendrix.
Conoce tus factores desencadenantes
Los desencadenantes suelen ser heridas sin cicatrizar de la infancia —sentimos que no nos ven, no nos escuchan o no nos tratan con suficiente respeto, por ejemplo—, por lo que reflexionar sobre ellos puede ayudar mucho, dice Linda Bloom, psicoterapeuta y consejera matrimonial de 77 años con sede en Santa Cruz, California.
Esto puede suponer un reto, dado que los desencadenantes pueden provocar reacciones emocionales y conductuales muy fuertes.
"La comunidad de terapeutas tiene un dicho", señala Bloom, "'Si es histérico, es histórico'".
Bloom y su marido, Charlie Bloom, quien es psicoterapeuta, acaban de publicar su quinto libro sobre relaciones, An End to Arguing: 101 Valuable Lessons for All Relationships.
Charlie, de 77 años, se identifica como un "luchador por la libertad" porque aprecia el tiempo a solas. Linda se identifica como "conectora" porque valora pasar mucho tiempo juntos.
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