Vida Sana
A continuación, te explicamos por qué nos cuesta ver en la oscuridad y cómo mejorar la seguridad de la carretera por la que viajas.
Hace poco, mi esposa hablaba por teléfono para tratar de organizar una cena con sus padres, ambos octogenarios. "¿Qué tal a las siete?", preguntó, ofreciendo una hora que le pareció razonable.
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"¿Tal vez sea mejor a las seis?", replicó su madre. "Digamos a las cinco", intervino su padre. De repente, nos encontramos afanándonos por prepararnos y preguntándonos por qué tanta prisa. Resulta que no es que su padre tratara de aprovechar una oferta especial de cena temprana. La sencilla razón es que no le gusta conducir de noche.
Y no es el único. Los conductores mayores —en el 2020, había unos 48 millones de conductores con licencia mayores de 65 años en el país— tienden a "autorregularse", según muestran los estudios, y se abstienen de conducir en situaciones de mayor riesgo. La decisión que más comúnmente toman los conductores mayores por cuestión de seguridad es no conducir de noche.
Y tienen buen motivo para ello. La mitad de los accidentes automovilísticos fatales ocurren de noche, según los datos del Consejo Nacional de Seguridad, a pesar de que solo el 25% de la circulación del tránsito ocurre a esas horas. Es menos probable que los conductores usen el cinturón de seguridad por la noche, se hayan con mayor frecuencia bajo los efectos del alcohol y son más propensos a la fatiga.
No obstante, hay otro gran problema: la visión.
Cómo vemos en la oscuridad
Los seres humanos nacen con dos tipos de fotorreceptores en los ojos: conos y bastoncillos. Durante el día, utilizamos los conos, que son las estructuras que nos permiten ver el color. Sin embargo, con el ocaso, cambiamos a una mezcla de conos y bastoncillos; cuando hay muy poca luz, dependemos por completo de los bastoncillos, por lo que todo parece blanco y negro en la oscuridad. "Al envejecer, comenzamos a perder los bastoncillos antes de perder los conos", explica Cynthia Owsley, presidenta de Oftalmología de la Universidad de Alabama, en Birmingham. Así que, aunque nuestra visión a la luz del día sea aún buena, nuestra visión nocturna se vuelve menos aguda. En las personas con degeneración macular relacionada con la edad, este proceso es aún más pronunciado, señala.
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