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Cómo dejar de pagar las cuentas de tus hijos adultos

Ser su salvavidas financiero hoy podría volverse en tu contra cuando llegue el momento de tu jubilación.


spinner image un pájaro alimenta con un gusano a un pájaro adulto en un nido con una gorra.
Edmond De Haro

No se deja de ser padre cuando los hijos crecen.

Eso puede ayudar a explicar por qué el 44% de los adultos de 18 a 34 años encuestados por Pew Charitable Trusts (en inglés) a finales de 2023 informaron haber recibido ayuda financiera de sus padres durante el año pasado.

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Pero ayudar económicamente a tus hijos puede ser perjudicial para ti. La misma encuesta encontró que más de un tercio de los padres que brindaron ayuda financiera a sus hijos adultos (y la mitad de aquellos con ingresos más bajos) dijeron que hacerlo perjudicaba su propia situación financiera.

Si eres uno de ellos, probablemente hayas tenido las mejores intenciones. Tal vez tu hijo estuvo sin trabajo por un tiempo o vive en una ciudad cara. Los padres que tuvieron dificultades en su juventud tal vez quieran evitarles a sus hijos el mismo dolor financiero. Aquellos que estaban en mejor situación tal vez quisieran brindarle a sus hijos las comodidades de las que disfrutaban, que, de otro modo, “quizás no podrían permitirse una bonita casa en los suburbios ni tener acceso a un buen automóvil”, dice Anne Lester, ex directora de soluciones de jubilación de J.P. Morgan y autora de Your Best Financial Life: Save Smart Now for the Future You Want.

Pero darle a un hijo adulto un salvavidas financiero hoy podría volverse en tu contra cuando estés listo para jubilarte. Rob Burnette, director ejecutivo de Outlook Financial Center en Troy, Ohio, recuerda a una pareja con la que trabajó que dijo que ayudarían a sus hijos adultos temporalmente, pero la ayuda continuó por más tiempo del previsto.

“Ahora tienen una hipoteca cuando se jubilen que no esperaban tener”, dice.

Para los padres (o abuelos) que sienten la carga financiera y emocional de pagar la factura de sus hijos (o nietos) adultos, el camino hacia el cambio puede ser difícil, especialmente si tienen la intención de preservar la paz en la familia. A continuación te mostramos cómo hacer que el viaje sea un poco más fácil para ti y tus hijos.

Pon la jubilación en primer lugar

Es un punto que los asesores financieros insisten: mantener a los hijos adultos no debe tener prioridad sobre el ahorro para la jubilación. Sin embargo, una encuesta de Savings.com de febrero de 2024 (en inglés) encontró que los padres que brindaron ayuda financiera a sus hijos adultos les dieron más del doble de lo que contribuyeron a los ahorros para la jubilación: $1,384 al mes versus $609 para la jubilación, en promedio.

Para ver cuánto podría costarte tu generosidad, Meredith Stoddard, líder del equipo de concienciación y participación del grupo en Fidelity Investments, recomienda hacer una verificación rápida en una calculadora de planificación de jubilación. Es posible que descubras que estás en bastante buena forma y que puedes permitirte el lujo de ayudar a los niños, o que al ritmo que estás ahorrando, tus ahorros se quedarán lamentablemente cortos. De cualquier manera, es mejor saberlo antes de dar.

Pregúntate: si no les dieras ese dinero a tus hijos, ¿para qué lo usarías? Asegúrate de que sea algo que no necesitas (o no necesitarás), dice Burnette. Una cosa es renunciar a unas vacaciones un año y otra saltarte las contribuciones al 401(k). Verifica si estás en camino de tener suficiente para cubrir no sólo tus gastos diarios durante la jubilación, sino también los costos futuros de atención médica y, potencialmente, de atención a largo plazo. De lo contrario, considera cuidadosamente cuánto puedes mantener a un hijo adulto.

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Es un punto que los asesores financieros insisten: mantener a los hijos adultos no debe tener prioridad sobre el ahorro para la jubilación. Sin embargo, una encuesta de Savings.com de febrero de 2024 (en inglés) encontró que los padres que brindaron ayuda financiera a sus hijos adultos les dieron más del doble de lo que contribuyeron a los ahorros para la jubilación: $1,384 al mes versus $609 para la jubilación, en promedio.

Para ver cuánto podría costarte tu generosidad, Meredith Stoddard, líder del equipo de concienciación y participación del grupo en Fidelity Investments, recomienda hacer una verificación rápida en una calculadora de planificación de jubilación. Es posible que descubras que estás en bastante buena forma y que puedes permitirte el lujo de ayudar a los niños, o que al ritmo que estás ahorrando, tus ahorros se quedarán lamentablemente cortos. De cualquier manera, es mejor saberlo antes de dar.

Pregúntate: si no les dieras ese dinero a tus hijos, ¿para qué lo usarías? Asegúrate de que sea algo que no necesitas (o no necesitarás), dice Burnette. Una cosa es renunciar a unas vacaciones un año y otra saltarte las contribuciones al 401(k). Verifica si estás en camino de tener suficiente para cubrir no sólo tus gastos diarios durante la jubilación, sino también los costos futuros de atención médica y, potencialmente, de atención a largo plazo. De lo contrario, considera cuidadosamente cuánto puedes mantener a un hijo adulto.

Es importante que te asegures de que tus donaciones provengan de un lugar saludable, dice Denise Kautzer, terapeuta financiera en St. Paul, Minnesota. Una señal clara de que no lo es: estás utilizando el efectivo que necesitas para alcanzar tus objetivos financieros importantes. Por ejemplo, si estás donando dinero que habías planeado utilizar para pagar una deuda de tarjeta de crédito, probablemente no tengas dinero de sobra.

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Siempre es una buena idea “dar un paso atrás y asegurarse de sentir que es constructivo y mutuamente beneficioso”, dice Stoddard. Algunas donaciones pueden estar bien si tus finanzas están en orden y sientes que tienes una dinámica saludable con tus hijos, dice. “El problema entra en juego cuando empiezas a tener esas intuiciones como: ‘Argh, realmente no quería hacer esto’ o ‘Uf, realmente no tengo muchos ahorros, pero supongo que puedo encontrar una manera de resolverlo’”.

Trata de no juzgar tus motivaciones como buenas o malas, sugiere Ed Coambs, terapeuta financiero en Charlotte, Carolina del Norte. En lugar de eso, trata de entender de dónde viene el comportamiento. Si sientes en tu corazón que no puedes darte el lujo de dar, probablemente no puedas.

También puedes estar obstaculizando el crecimiento financiero de tus hijos o nietos adultos si los ayudas constantemente a salir de problemas económicos. Puede haber una delgada línea entre apoyar y permitir, dice Burnette, y si tus hijos siguen cavando los mismos agujeros financieros (endeudándose constantemente, por ejemplo), tú podrías estar permitiéndoselo si sigues rescatándolos.

Aborda la conversación con cuidado

Prepararte para una conversación con tus hijos o nietos adultos sobre el apoyo económico que proporcionas puede ser un desafío. Mientras que una parte de ti pudiera saber que es hora de que ellos se valgan por sí mismos económicamente, otra parte de ti pudiera sentirse culpable por terminar el apoyo económico. Una forma de prepararte emocionalmente: identifica los motivos por los que vas a hacer el cambio y acepta que son válidos, sugiere Kautzer.

Necesitas incluir a tu cónyuge en la conversación. Algunas parejas podrían no estar de acuerdo sobre cuánto apoyo económico es suficiente para los hijos mayores. En ese caso, las dos partes podrían tener diferentes valores y creencias, y si no las pueden resolver juntos, quizás necesiten buscar ayuda profesional, ya sea de un consejero de parejas o un planificador financiero, dice Kautzer.

Aquí te decimos algunos pasos adicionales para prepararte.

Anticipa que la conversación será difícil. “Si esto ha estado pasando por mucho tiempo y era un patrón bien establecido, cuando te dispongas a cambiarlo puede ser una conversación estresante”, dice Kautzer.

Ten límites claros. La transparencia es clave, dice Lester. Si tienes la intención de brindar apoyo, proporciona una cantidad en dólares y prepárate para mantener la línea. En su propia casa, Lester y su esposo les hicieron saber a sus dos hijos que pueden contar con ayuda si la necesitan, pero “también pusimos algunos límites en torno a eso y dijimos: ‘Esto es todo lo que podemos ayudar’”.

Explica tus propias necesidades. Si estás menos preparado para la jubilación debido a la ayuda que les has dado a tus hijos, quizás ellos terminen cuidándote dentro de unos años. Indícales esto para que puedan ver que tu “no” podría ser lo mejor para ellos más adelante, dice Lester.

Dales tiempo a tus hijos. Es un poco injusto sorprender a tus hijos adultos y decirles que la ayuda económica de la que han estado dependiendo terminará mañana, dice Kautzer. En vez de eso, para darles un poco de tiempo para que se preparen, reduce el apoyo gradualmente, o avísales que las cosas van a cambiar y dales una idea del plazo en que pronosticas que parará la ayuda monetaria.

No los culpes. Incluso si el hijo adulto es quien ha estado pidiendo o exigiendo el apoyo económico, la situación se ha desarrollado con el tiempo y es un proceso recíproco. En vez de eso, concéntrate en tus sentimientos. Por ejemplo, recomienda Coambs: “Puedes hablar con el familiar adulto y decir: ‘Me siento un poco incómodo con la forma en que esto está funcionando ahora para nosotros financieramente. Me gustaría poder hablar contigo sobre el tema’”.

Haz que sea una conversación continua. No todo tiene que decidirse en una sola sesión. Tal vez hablen sobre el tema y dejen que todos se tomen un tiempo para pensarlo antes de volver a reunirse para determinar una resolución, dice Stoddard.

Acepta dejarlos ir

Solo porque terminas la ayuda económica, no significa que no puedes ayudar de algún otro modo. Por ejemplo, tal vez puedas ayudarlos a encontrar formas de presupuestar mejor o ayudarlos a buscar un trabajo que pague más dinero.

“Hay que enseñarles cierta capacidad para decir no y vivir con la incomodidad de no tener lo que quieren”, dice Lester.

También considera que siempre tienes la opción de tomar una decisión diferente si tu hijo se enfrenta a una verdadera emergencia, como perder el empleo o enfermarse, y quieres ayudar, dice Kautzer. “Puedes decir: ‘Durante este período de tiempo o durante los siguientes tres meses te ayudaremos’”.

Lo más importante es comprender que los padres de hijos adultos deben retroceder en algún momento y permitir que sus hijos aprendan sus propias lecciones y se recuperen de sus propios errores financieros.

“Confía en que tus hijos estarán bien”, dice Stoddard, “y que pueden salir adelante por sí mismos”.

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