Vida Sana
Cuando Aaron Borovoy y su esposo, Peter Ambrose, se mudaron desde California a St. Petersburg, Florida seis meses atrás, los jubilados se establecieron en un parque para casas móviles y comenzaron a disfrutar de la vida en la costa del golfo.
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“Es un lugar hermoso”, dice Borovoy, de 61 años. “Hay muchas cosas agradables en Florida”.
Pero su buen humor cambió de repente a fines de septiembre, cuando el huracán Ian se hizo sentir en la costa del golfo. “Aquí está, en las noticias. Estábamos prácticamente en el centro del paso del huracán”, dice Ambrose, de 57 años.
Temiendo una congestión masiva de tráfico con el éxodo de los residentes que buscaban escapar de la tormenta, la pareja salió seis horas antes de que las autoridades locales emitiesen la orden oficial de evacuación. Prepararon el tráiler de viaje, lo engancharon a la camioneta y buscaron refugio en Luisiana. Dejar atrás su nuevo hogar no fue fácil, dicen, especialmente sin saber si lo encontrarían al volver.
“Era posible que al volver solo nos quedara inspeccionar los daños”, dice Borovoy.
Al final, Ian causó relativamente poco daño en St. Petersburg, y en vez infligió mucha de su destrucción —estimada en $67,000 millones— en comunidades más hacia el sur, como Fort Myers y Naples. Pero la emergencia fue un recordatorio de que mudarse a la zona costera de Florida después de jubilarse significa aprender a vivir con la amenaza de los huracanes.
Incluso así, parece ser un riesgo que un gran número de jubilados y muchas personas que se escapan del frío todos los años están dispuestos a correr a cambio de la oportunidad de disfrutar del clima cálido y soleado y de la proximidad del agua.
“La reacción instintiva es decir: ‘Oh, no, podría haber huracanes y nadie se va a mudar a Florida’”, señala Ken Johnson, un economista de la vivienda y profesor en Florida Atlantic University. “Pues bien, las pruebas indican lo contrario. Los huracanes han sido parte del clima de Florida antes de que naciera cualquiera de nosotros, y así y todo, las personas se han estado mudando aquí en cantidades masivas”.
Un estudio reciente de la Oficina del Censo de Estados Unidos halló que entre el 2015 y el 2019 —un período en el que los huracanes Irma y Michael causaron amplia destrucción en todo el estado— Florida atrajo a 109,200 personas mayores de 65 años, y la población del estado tuvo un crecimiento neto de 53,150 personas en ese grupo de edad, más del doble de lo que ganó Arizona, el segundo estado más popular como destino para los mayores de 65 años.
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