Vida Sana
Chris Woods no se crio en un hogar que confiara en las instituciones financieras.
Su padre creció en el sur, donde las leyes de Jim Crow limitaban los lugares donde la población negra podía aprender, comer, comprar y hacer transacciones bancarias. Ya de adulto, cuando su padre quiso comprar una vivienda, tuvo que hacer frente a la “exclusión sistémica”, que consiste en denegar a los compradores de vivienda negros el acceso a los préstamos o el ingreso a determinados vecindarios.
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“Muchos de los afroamericanos que envejecen ahora, la generación de los baby boomers, no solicitaron ese asesoramiento financiero debido a que no confiaban en las instituciones”, señala Woods, que ahora es asesor en Silvis Financial, una empresa que fundó en Charlotte, Carolina del Norte. “Pienso que en la comunidad negra no es algo que nos enseñaran nuestros padres, en muchos casos”.
Ese efecto dominó puede ayudar a explicar por qué es menos probable que la población negra del país recurra a un asesor financiero que la población blanca en circunstancias económicas similares. En una encuesta que realizó Allianz Life en el 2023 (en inglés) entre adultos con ingresos de $50,000 o más o que tuvieran al menos $150,000 en activos de inversión, el 36% de los participantes negros dijeron que tenían un asesor, en comparación con el 47% de los blancos.
La histórica desconfianza hacia las instituciones financieras no es en absoluto la única razón por la que muchos afroamericanos tienen dificultades para ahorrar lo suficiente para la jubilación. Las familias negras, en promedio, perciben menos ingresos y tienen un índice de propiedad de vivienda inferior al de las familias blancas. Esto menoscaba dos de los principales mecanismos con los que la población del país puede crear seguridad para la jubilación y riqueza generacional.
Sin embargo, las familias negras que deseen obtener ayuda profesional de asesores que compartan su conocimiento y experiencia personal sobre la desigualdad afrontan un panorama desolador. Menos del 2% de los planificadores financieros certificados (CFP) son afroamericanos, según la organización CFP Board, que otorga esta designación.
En todo el país, solo hay 22 bancos asegurados por el Gobierno federal que tienen titularidad o control mayoritarios de personas negras, según los datos de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC). Según la Association of Black Foundation Executives (ABFE), una organización filantrópica que aboga por la inversión en las comunidades negras, hay 437 empresas de gestión de activos e inversiones cuyos propietarios son afroamericanos.
La discriminación, la desconfianza y la menor cantidad de fuentes de asesoramiento financiero suponen enormes problemas para que las familias negras puedan crear un patrimonio estable. “Puedes ver cómo se convierte en un sistema arraigado, en el que cada generación tiene menos que dejar a la siguiente”, explica Jonathan Welburn, investigador de la RAND Corporation, en un ensayo que publicó en mayo del 2023 (en inglés) en el blog de la organización.
El problema no es irresoluble. Si bien la disparidad racial en el patrimonio familiar mediano sigue siendo amplia (y persistente, apenas se ha reducido desde la década de 1970), el patrimonio neto promedio de las familias negras ha aumentado considerablemente en los últimos años. A muchos afroamericanos, como Woods, les va bastante bien. Además, hay una serie de instituciones que trabajan para poner más y mejores herramientas de acumulación de capital en manos de la población negra.
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