Vida Sana
Solo dos horas a la semana es todo el tiempo que la cuidadora familiar Ayda Beltré se dedica a sí misma.
Esto ocurre los domingos, cuando va a la iglesia y debe dejar solo a su padre de 86 años, Eugenio. Eugenio está confinado en cama con varias enfermedades y ha estado recibiendo oxígeno desde que la COVID-19 azotó a la familia en febrero. Beltré no puede costear los altos costos de la ayuda adicional con el cuidado familiar durante los fines de semana. Debido a esto, cuando ella sale de casa para ir a la iglesia a orar por la recuperación de su padre, es un riesgo que le rompe el corazón todas las semanas.
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“Le doy un gran desayuno antes de salir”, dice la residente de Fort Myers, Florida, de 61 años, que actualmente está desempleada. “Mientras estoy fuera, me preocupo por él”.
Alto costo de la atención ‘gratuita’
Durante los últimos seis años —los siete días de la semana—, Ayda ha sido una dedicada cuidadora familiar de su padre porque no puede costear ayuda externa. Durante la semana, su padre recibe 17 horas de asistencia con el cuidado a través de Medicaid, pero, aun así, Beltré dice ella rara vez sale de la casa porque no se siente completamente segura con la asistencia que ofrecen los cuidadores.
El dinero no puede comprar el tipo de atención que los cuidadores familiares dedican a sus seres queridos, desde llevarlos a sus citas hasta administrar reclamaciones médicas y brindar asistencia práctica. Pero si fuera posible, la cantidad sería impresionante, según el último informe de la serie de AARP “Valorando lo invaluable” (en inglés).
El nuevo informe estima que la atención brindada por millones de cuidadores familiares no remunerados en todo el país tuvo un valor de $600,000 millones en el 2021, un aumento de $130,000 millones en comparación con las contribuciones no remuneradas del informe del 2019. La sorprendente cifra se basa en alrededor de 38 millones de cuidadores que brindan un promedio de 18 horas de atención a la semana, por un total de 36,000 millones de horas de atención, con un valor promedio de $16.59 por hora.
Para ponerlo en perspectiva, esa cantidad es considerablemente mayor que los $433,000 millones que gastaron las familias en todo el país en el 2021 para cubrir todos los costos de bolsillo del cuidado de la salud en Estados Unidos. Dicho de otra manera, intentar ahorrar $600,000 millones al reservar $100,000 al año tomaría un total de 6 millones de años.
El tiempo es oro. Nadie sabe esto mejor que los 38 millones de cuidadores familiares en el país que dedican 36,000 millones de horas de atención gratuita a padres mayores, cónyuges, parejas y amigos con enfermedades crónicas, incapacitantes y graves. Los cuidadores familiares son la columna vertebral del sistema de cuidados a largo plazo en Estados Unidos. Sin embargo, dado que más del 60% de los cuidadores familiares trabajan a tiempo completo o parcial —y el 30% viven con un hijo o un nieto—, necesitan y merecen más ayuda de los Gobiernos municipales y estatales y del Gobierno federal, dice el informe. Por ejemplo, los estados pueden ampliar los créditos tributarios para el cuidado familiar, y los lugares de trabajo podrían adaptar políticas más favorables para la familia, como la licencia familiar remunerada.
AARP está abogando para que se ponga en práctica la Estrategia Nacional de Apoyo a los Cuidadores Familiares, que se presentó al Congreso el año pasado, la cual brinda ayuda tangible a los cuidadores familiares.
“Los cuidadores familiares son un recurso escaso y deben contar con protección y apoyo”, dice Susan Reinhard, vicepresidenta sénior del Instituto de Política Pública de AARP. “Si abandonaran el trabajo, perderíamos $600,000 millones”.
La pandemia ha afectado a los cuidadores familiares como ninguna otra cosa, y ha revelado la tensión que muchos cuidadores de la “generación sándwich” experimentan mientras tratan de atender las necesidades de sus propios hijos, a pesar de que las necesidades de sus padres mayores han aumentado.