Vida Sana
No importa cuánto ames a alguien, el cuidado puede sentirse como un trabajo un tanto ingrato. Durante los primeros días de la recuperación de mi esposo de una lesión cerebral traumática, me sentí como una Cenicienta al revés. La monotonía del día a día era real, pero no había un carruaje elegante, ni zapatilla de cristal ni promesa de vida en el castillo. Mi príncipe estaba sufriendo; necesitado y disminuido. Es el escenario que nadie imagina cuando pronuncian el voto matrimonial "para bien o para mal".
Es un regalo poder aliviar el sufrimiento de alguien en pequeñas y grandes maneras. Pero muchas personas que no han experimentado una tragedia o una enfermedad grave no tienen una idea concreta de cuál es la mejor manera de acercarse a alguien, qué decir o qué acciones tienen el mayor impacto. Esto no tiene nada que ver con la intención. Todos quieren hacerlo bien y "hacer algo". Pero a menudo es difícil saber qué es lo apropiado, lo que puede provocar ansiedad en las personas.
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Con mi experiencia y el consejo de tantos otros, he creado la siguiente lista de cosas a considerar, ya sea que cuides al cuidador o le hagas un acercamiento a un amigo que está pasando por un momento difícil.
Comunícate, no tengas miedo
Cuando algo sale mal en la vida de un amigo, ya sea una crisis de salud personal o un padre en estado crítico, es importante reconocer lo que está sucediendo. Espera una señal de su parte, y si una visita en persona no es apropiada, una nota sincera siempre es agradable. Cuando los veas en persona, trata de controlar tus emociones. No querrás ponerlos en la posición de tener que usar su preciada energía para animarte.
Hazlos sentir "normales"
Trata de no hacer preguntas que hagan que las personas cuenten la terrible experiencia o revivan una experiencia de la que intentan escapar aunque sea por un momento. Toma la iniciativa de ellos cuando se trata de conversación. Algunas personas quieren discutir cada detalle y otras quieren escuchar noticias del mundo exterior que no tienen nada que ver con los desafíos de la situación médica.
No compartas en exceso ni compares
Resiste el impulso de compartir historias sobre padecimientos o enfermedades similares de otras personas que conoces. ("¡La mamá de Janie tuvo un ataque cardíaco y ahora está perfectamente bien!") A veces sentimos que son reconfortantes o esperanzadoras, pero pueden salir mal o, a veces, pueden ser aterradoras. Este tipo de comparaciones, aunque quizás bien intencionadas, solo sirven para ampliar o minimizar la situación.
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