Vida Sana
Todo el mundo en Blauvelt, Nueva York, conocía a John Boyle. Su hermana mayor, Susan Edwards-McCloskey, dice que era extrovertido, deportista y quería ser corredor profesional de motocross —o motocicletas todoterreno—. Pero durante un choque en el que su motocicleta patinó y otro corredor lo atropelló con la suya, se lesionó la espalda y tuvo que renunciar a su sueño. Según cuenta su hermana, en vez de eso Boyle empezó a hacer reparaciones y mantenimiento en hogares, hasta que estuvo a punto de morir al padecer un derrame cerebral a los 52 años.
Por más de ocho años, Boyle, quien ahora tiene 60 años, ha vivido cerca, en el Northern Manor Multicare Center de Nanuet, unas 35 millas al norte de la ciudad de Nueva York. La familia lo mudó a este centro residencial porque quedaba cerca de sus hogares y aceptaba el plan Medicaid. Dice su hermana que está en silla de ruedas y tiene el lado derecho “completamente paralizado”. Agrega que entiende dónde está y lo que ha perdido, pero le cuesta trabajo hablar. Y para Edwards-McCloskey, la crisis causada por la COVID-19 ha dificultado todavía más su rol como protectora, a medida que comienza el tercer mes de la prohibición federal de visitas a hogares de ancianos.
¡ÚLTIMA OPORTUNIDAD! - Únete a AARP a precios del 2024; las tarifas aumentan en el 2025.
Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine.
Únete a AARP
A Edwards-McCloskey, de 67 años, quien fue representante sindical y trabajó para Verizon durante casi 30 años, no le resulta difícil decir lo que piensa. “En ese lugar todos se saben mi nombre, porque si no hacen lo que tienen que hacer, empiezo a gritar”, dice sobre Northern Manor.
Comenta que intenta ser amable y sabe que el personal tiene demasiado trabajo. Pero también cuenta que ha tenido mucho sobre lo que gritar con el pasar de los años, lo que incluye comida enmohecida y las dos semanas durante las cuales dice que no bañaron a su hermano. También dice que su hermano no ha hecho ejercicios adecuados y no ha recibido fisioterapia apropiada ni ayuda coherente para mejorar el habla.
Jeff Jacomowitz, vocero del hogar de ancianos, no estuvo de acuerdo con estas quejas. Dice que la familia no ha presentado reclamaciones sobre comida enmohecida ni problemas de limpieza. Además, afirma que hay registros de que Boyle se negó a recibir fisioterapia y terapia del lenguaje.
También te puede interesar
Los hogares de ancianos se esfuerzan para habilitar las televisitas
Surgen inquietudes de que las pautas federales no hacen lo suficiente por asegurar la comunicación.
AARP te responde: Los hogares de ancianos y el coronavirus
Últimas novedades sobre los cambios en las reglas, las visitas a tus seres queridos, tus derechos y otros temas.Senadores piden más pruebas de COVID-19 y menos visitas en hogares
En un evento virtual patrocinado por AARP, legisladores y defensores de derechos presentan maneras de proteger a los residentes.