Vida Sana
“Tienes que mantener activa parte de tu identidad. No quieres renunciar a todo y luego tratar de crearlo de nuevo…".
Katharine A. Díaz puso casi todos los aspectos de su vida en pausa para cuidar de su madre enferma.
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Hoy en día, Katharine (conocida como “Kathy”) tiene este consejo para los cuidadores: mantente involucrado en al menos una cosa que te conecta con tus intereses y te brinda alivio de las tareas de cuidados.
Elisa G. Díaz, la madre de Kathy, murió en el 2018 a los 99 años. Ante las exigencias constantes del cuidado, Kathy encontraba un poco de descanso todos los sábados por la noche al ser la anfitriona de un programa semanal de radio de salsa, Canto Tropical, en KPFK (enlace en inglés) en Los Ángeles.
“Tienes que mantener activa parte de tu identidad”, dice Kathy. “No quieres renunciar a todo y luego tratar de crearlo de nuevo… he estado haciendo ese programa en particular desde 1986; ha sido una gran parte de mi identidad. No quería dejar de hacerlo”.
Kathy comenzó a cuidar de su madre y su padre en el 2010, cuando los mudó a su hogar en California porque era evidente que ya no podían vivir solos en San Antonio, Texas. Su madre tenía la enfermedad de Alzheimer y la salud física de su padre se estaba deteriorando.
“Lo que me llevaba mucho tiempo era el tener que cocinar, limpiar, hacer las compras, lavar la ropa”, dice Kathy, “También estaba manejando sus finanzas porque eso era algo que mi madre solía hacer”.
Pero incluso con las innumerables responsabilidades del cuidado de sus padres, Kathy todavía tenía tiempo para ver amigos, escribir artículos como trabajadora independiente y participar en otras actividades personales. Su padre, Leno F. Díaz, mantuvo a su madre involucrada y tranquila a través de actividades como jugar cartas y conversar.
Cuando su padre murió repentinamente a causa de un ataque cardíaco en el 2015, las responsabilidades de cuidado de Kathy se intensificaron. Apenas salía de su casa a menos que los cuidadores contratados la cubrieran mientras hacía sus diligencias.
“En realidad, no podía hacer nada, especialmente porque mi madre padecía demencia”, dice Kathy. “No podía quedarse sola”.
“No poder salir, no poder encontrar tiempo de silencio para ti mismo; ese tipo de cosas te afectan”.
Una decisión difícil y una oportunidad inesperada
Dos años después, luego de hacer investigaciones y visitar varios centros grandes de vida asistida, Kathy tomó la decisión desgarradora de ingresar a su madre en un centro pequeño de cuidados residenciales para pacientes de Alzheimer que tenía críticas muy favorables.
Kathy buscó anuncios de Craigslist de trabajos a tiempo parcial y encontró una oportunidad interesante: pasear perros.
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