Vida Sana
Durante más de dos meses, Amelia Cerbelli vivió junto a la cama de su madre; primero en el hospital y luego en un centro de rehabilitación.
“Lo que me mantuvo estable emocionalmente fue que mis nietos me necesitaban. Mi hijo trabajaba de noche, así que me aseguré de que sus hijos se bañaran y de que las tareas escolares se hicieran correctamente. Los nietos me mantuvieron cuerda”.
Amelia, residente de Bushkill, Pensilvania, tomó una licencia no remunerada de su trabajo como supervisora de operaciones, y aunque los visitantes ocasionalmente le llevaban comida, se sentía deprimida y subsistía mayormente de queso y galletas.
¡ÚLTIMA OPORTUNIDAD! - Únete a AARP a precios del 2024; las tarifas aumentan en el 2025.
Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine.
Únete a AARP
Para cuando su madre, Amelia Linares, falleció en diciembre del 2016 de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob —un trastorno cerebral degenerativo que lleva a la demencia y a la muerte—, Cerbelli había perdido 20 libras y tenía problemas financieros. Desafortunadamente, como muchas otras personas, ni ella ni su madre habían hecho planes para pagar por cuidados paliativos, un seguro o los gastos funerarios. Amelia decidió volver a trabajar de inmediato debido a los crecientes gastos y porque ella y su esposo, que está discapacitado, necesitaban los ingresos.
“No teníamos nada, no teníamos dinero en el banco”, dice Amelia. Ella y su esposo cobraron certificados de depósito y retiraron fondos de jubilación para cubrir los gastos funerarios y ponerse al día con las cuentas atrasadas.
“Tomó varios años recuperarme económicamente”, dice Amelia, ahora de 62 años.
El camino hacia la recuperación
Después de unos cuatro meses de luchar contra la depresión por la muerte de su madre, y de sentir pesimismo en torno a su futuro financiero, Amelia decidió que iba a tratar de recuperarse.
“Me centré en trabajar, en retomar mi vida, y no me preocupé por nada más”, dice.
En la primavera del 2017, Amelia se dedicó a encontrar soluciones para las enormes deudas. Se sentó frente a su computadora y creó hojas de cálculo. Trazó una estrategia de cómo y cuándo eliminar cada deuda, se sumergió en la investigación sobre las finanzas personales y finalmente llegó a un punto en el que podía empezar a ahorrar, comenzando con solo $5 cada dos semanas.
Hoy, no tiene deudas y finalmente da un suspiro de alivio.
También te puede interesar