Vida Sana
Cuando hacemos una promesa, si es hecha honestamente, estamos formulando un compromiso o deber para con nosotros y la persona a quien le hacemos la promesa. Además, nos da credibilidad y refuerza nuestra autoestima positivamente. A pesar de que cumplir con mi palabra me hace sentir bien, existe una promesa que no puedo hacerle a mis padres: la de que nunca los llevaré a vivir a un hogar para ancianos. ¿Por qué no puedo hacer esa promesa? ¿Y por qué no sería una buena idea que hicieras tú la misma promesa al ser querido a quien cuidas? A continuación algunas razones:
- El estado de salud y el grado de independencia de las personas a nuestro cuidado pueden cambiar drásticamente. Hoy es posible que la persona bajo nuestro cuidado pueda, por ejemplo, caminar y asearse por sí misma. Con el paso del tiempo podría no ser así, y tenga que depender completamente de nosotros para todas sus actividades de la vida diaria.
- Se puede necesitar 24 horas al día para cumplir con los cuidados de una persona enferma cuyo estado de salud se deteriora. No es humanamente posible proveer cuidados sin descanso.
- Es imposible predecir si en algún momento nuestro ser querido necesitará cuidados especializados de enfermería que no puedan hacerse en casa.
- No sabemos cómo pueden afectar algunas enfermedades a una persona. Por ejemplo, el ser querido podría volverse violento como consecuencia de la demencia. Permanecer en casa pondría en peligro a la persona y a nosotros mismos.
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Entonces, qué podemos hacer si nuestro ser querido nos dice alguna vez: “Prométeme que nunca me llevarás a un hogar de ancianos”. “Preferiría estar muerta antes que internada en un sitio de esos”. “Si me quieres, ¡prométemelo!”.
- Sé concreto en tu compromiso: “Mientras mi salud me lo permita, seguiré cuidando de ti”. “Eso no está en mis planes inmediatos, pero si llegara el día en que sea lo mejor para todos, seguiré visitándote en donde estés y seguiré pendiente de ti”. “Te quiero. No importa en dónde vivas, no voy a dejarte solo”.
- No hagas una promesa porque te sientes presionado o manipulado. No poder cumplirla podría causar sentimientos de culpabilidad muy fuertes y deteriorar tu autoestima, e incluso causarte ansiedad y depresión.
- Sé realista: es imposible predecir el futuro. “Te prometo hacer lo que humanamente esté a mi alcance para que puedas seguir viviendo en tu casa”.
- No hagas esta promesa solamente para dejar de oírle decir, “¡prométemelo!”, o para que tu ser querido se comporte como tú deseas. Una promesa rota solo creará desconfianza.
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