Vida Sana
Cuando Debbie Farley y su esposo Bob comenzaron a tener síntomas similares a los de la gripe en febrero, al principio no le dieron mucha importancia. El coronavirus no había llegado a su comunidad en Topeka, Kansas, hasta donde sabían. Pero después de un mes, no habían mejorado. Bob, un veterano de Vietnam de 73 años, ingresó al hospital y le diagnosticaron neumonía en los dos pulmones.
Al siguiente día, dio positivo en la prueba de COVID-19. Fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos y pasó doce días en el hospital mientras Debbie estaba en cuarentena en casa.
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Después de una separación de casi dos semanas, Debbie no quería que Bob siguiera el protocolo habitual que indicaba que tras el alta del hospital se le trasladaría a la sala de COVID-19 de un hogar de ancianos o un centro de rehabilitación, donde continuaría recibiendo tratamiento, pero donde no podría visitarlo. “Hablé con el médico y le dije que lo quería en casa”, dice. “Lo quería aquí para cuidar de él”.
Debido a la pandemia de coronavirus, los hogares de ancianos y los centros de rehabilitación que son parte de muchos de ellos se han convertido en lugares menos deseables para recuperarse después de una hospitalización. Para los Farley, fue debido a las opciones limitadas de visita. Para otros —entre ellos los cientos de miles de adultos mayores que han programado, o piensan programar, reemplazos de cadera o rodilla u otras operaciones— es debido al miedo de contraer COVID, que ha cobrado la vida de más de 80,000 residentes y trabajadores de centros de cuidados a largo plazo, según la Kaiser Family Foundation.
“Las personas ahora más que nunca quieren evitar los hogares de ancianos”, dice la Dra. Rachel Werner, directora ejecutiva del Leonard Davis Institute of Health Economics de University of Pennsylvania. “El público realmente se ha dado cuenta de los peligros y las posibles desventajas”.
Como resultado, parece que las recuperaciones en casa están en auge. Según datos sobre las altas hospitalarias analizados por la empresa de consultoría Avalere Health, las altas hospitalarias en general disminuyeron un 12.7% en junio en comparación con el mismo mes del año pasado, ya que muchos pacientes aplazaron procedimientos optativos. Pero los pacientes que recibieron servicios de atención médica en el hogar tras ser dados de alta del hospital aumentaron un 4.6%, mientras que los pacientes que se trasladaron a centros de enfermería especializada disminuyeron más del 25%.
Los Farley optaron por la rehabilitación en casa por medio de una empresa llamada Interim HealthCare. El seguro médico de Debbie cubría las videollamadas periódicas con los médicos de Bob, su equipo para monitorear el oxígeno y las visitas en persona de un enfermero. “Solo venía una persona. Todos teníamos que usar una mascarilla, pero al menos él no estaba expuesto a otras veinte personas”, dice, refiriéndose a la amenaza del coronavirus.
Las políticas de telesalud se han flexibilizado desde que comenzó la pandemia, lo que ha contribuido al aumento de las recuperaciones en casa. Medicare ha flexibilizado las pautas que indican qué pacientes son aptos para recibir servicios que permiten la rehabilitación en casa, y muchos planes de seguro ahora cubren esos servicios.
“Muchas personas no saben que, cuando ingresas al hospital, necesitas informarte acerca del plan de alta”, dice Elaine Ryan, vicepresidenta de Defensa de Derechos y Estrategias Estatales de AARP. “Cuando te dan el alta, debes preguntar si puedes recibir rehabilitación en casa. Y la respuesta es sí. No tienes que ir a esos centros”.
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