Vida Sana
A mediados de abril, la madre de Lori Vaughan de 85 años se cayó y se fracturó la cadera. Pasó 13 días en el hospital antes de que regresara a su hogar en Connecticut junto con una enfermera que viviría con ella. Vaughan —quien no había visto a su madre desde antes de que el coronavirus llegara a Estados Unidos— pasó el mes siguiente intentando determinar cómo verla de manera segura. Finalmente, el Día de las Madres, se subió a su automóvil con sus tres hijos y condujo durante casi cuatro horas ida y vuelta para poder sorprender a su madre con una visita "increíblemente corta". Todos usaron mascarillas y permanecieron afuera.
"Creo que valió la pena, pero no hemos trazado una estrategia a largo plazo", dice Vaughan.
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Aunque las órdenes de permanecer en casa se están flexibilizado en algunas partes del país, aún no queda claro si visitar a los familiares mayores sea una buena idea. Los adultos mayores que contraigan COVID-19 tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones peligrosas, y es posible tener el virus y transmitírselo a otros incluso al sentirse bien. Sin embargo, el aislamiento tiene consecuencias serias: antes de la pandemia, aproximadamente el 24% de los adultos mayores de 65 años que viven de manera independiente (no en hogares de ancianos) ya sufrían de aislamiento y soledad, según un informe de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (en inglés).
"Ya teníamos una crisis de soledad; esta pandemia la ha traído a la luz abiertamente", dice Alicia Arbaje, internista, especialista en medicina geriátrica e investigadora en la Facultad de Medicina de Johns Hopkins University.
El aislamiento social claramente tiene un impacto en el bienestar mental, pero también ha estado asociado con un mayor riesgo de derrame cerebral, enfermedad cardíaca, demencia y mortalidad prematura. Tal vez no resulte sorprendente que, en general, las personas que mantienen vínculos sociales sólidos viven vidas más largas, sanas y felices.
Aunque la tecnología ha ayudado a que muchas familias se mantengan conectadas a pesar de la separación física, pocos dirían que una visita a través de FaceTime se disfruta igual que una visita en la vida real. Y las videollamadas simplemente no serán suficientes si tu padre o madre mayor depende de ti para que abastezcas su cocina con alimentos, le riegues el césped o le saques la basura. Manejar este tipo de logística mientras mantienes la distancia es aún más complejo cuando se trata de personas mayores con habilidades cognitivas comprometidas.
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