Vida Sana
| Los casos de COVID-19 en los hogares de ancianos de Estados Unidos aumentaron seis veces desde mediados de julio hasta fines de agosto, los niveles más altos desde los terribles picos del invierno pasado, según un nuevo análisis de datos gubernamentales realizado por AARP (enlace en inglés). Muestra que los casos se concentraron entre los no vacunados, y los residentes que no estuvieron completamente vacunados tuvieron tres veces más probabilidades de contraer el virus que los que recibieron la vacuna completa. A medida que aumentaron los casos, también aumentó la escasez de personal, que también alcanzó sus niveles más altos desde el invierno.
“Estos datos muestran que, por desgracia, definitivamente no hemos terminado con la COVID”, dice Susan Reinhard, vicepresidenta sénior y directora del Instituto de Política Pública de AARP y coautora del análisis. “Debemos prestar atención a nuestros hogares de ancianos y no dejar que el enfoque cambie”.
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Las muertes de residentes también aumentaron; se triplicaron de alrededor de 1 de cada 3,000 residentes en las cuatro semanas que terminaron el 18 de julio a alrededor de 1 de cada 1,000 residentes en las cuatro semanas que terminaron el 22 de agosto.
El análisis encontró que las infecciones afectan más a las personas no vacunadas, lo que refleja cómo la COVID-19 se está propagando en general. Entre los residentes que no estuvieron completamente vacunados, alrededor de 1 de cada 37 contrajeron el virus durante el período de informe de cuatro semanas más reciente. Los residentes que no estaban completamente vacunados tenían 3 veces más probabilidades de contraer COVID-19 que los que sí lo estuvieron.
Como resultado, las personas no vacunadas en los hogares de ancianos tienen una probabilidad similar de contraer el virus que en el verano del 2020, cuando todavía no se disponía de las vacunas contra la COVID-19, según el análisis. Esta vez, es más probable que la variante delta —que es más contagiosa y perjudicial que la variante alfa dominante del año pasado— sea la que ocasiona las infecciones.
Los hallazgos provienen de los últimos análisis mensuales de AARP sobre los datos de COVID-19 reportados por los aproximadamente 15,000 hogares de ancianos del país a los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS). En las cuatro semanas que terminaron el 22 de agosto, alrededor de 1 de cada 80 residentes —vacunados y no vacunados— dieron positivo al virus, mientras que lo mismo sucedió con alrededor de 1 trabajador por cada 50 residentes.
Al menos 150,000 residentes de hogares de ancianos han muerto a causa de la COVID-19 durante la pandemia. En el ámbito de los cuidados a largo plazo en términos más generales, incluidos los centros de vida asistida y otros centros de cuidados para adultos mayores, se han reportado más de 186,000 muertes por COVID-19 entre los residentes y el personal, según Kaiser Family Foundation (enlace en inglés). Eso es casi un tercio del total de muertes por COVID-19 en el país.
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