Vida Sana
A veces, es evidente cuando un adulto mayor necesita ayuda. Puede ser que tenga dificultades para acudir a las citas, parezca confundirse con las instrucciones o no pague las facturas a tiempo. Sin embargo, lo más frecuente es que el cambio ocurra de forma gradual. Es allí donde es necesario el asesoramiento profesional.
Este amplio repaso de todos los aspectos de la situación mental, física y ambiental de una persona es una forma de determinar si tu ser querido necesita ayuda. De esta manera puedes evaluar su capacidad para conservar su independencia en forma segura e identificar los riesgos y las formas de reducirlos.
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Un familiar o un cuidador también tiene la oportunidad de evaluar la situación de un ser querido en términos de salud, seguridad y calidad de vida. Según el Dr. Ardeshir Hashmi, jefe de sección del Centro de Medicina Geriátrica de Cleveland Clinic, “el objetivo es detectar los indicios con antelación, antes de que comiencen a afectar la vida cotidiana de manera significativa, para poder hacer algo al respecto”. Estas son las señales de alerta que debemos buscar y que pueden indicar que un ser querido necesita una evaluación más amplia y posiblemente más apoyo.
Movilidad
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), cada año, más de uno de cada cuatro adultos mayores sufre una caída (enlace en inglés). Para asegurarte de que tu ser querido no sea parte de esta estadística, examina el espacio donde vive, incluso los posibles riesgos que pueden causar caídas: escaleras interiores o exteriores peligrosas (especialmente sin barandillas) o alfombras resbaladizas. ¿Usa escaleras de mano o taburetes inseguros para alcanzar artículos en los estantes de la cocina? ¿Usa zapatos con buena tracción en las suelas?
Presta mucha atención al modo en que tu ser querido se desplaza en el espacio. La falta de movilidad no solo supone un efecto físico, sino que también puede tener repercusiones psicológicas. La Dra. Lindsey Yourman, geriatra afiliada al Health-Jacobs Medical Center de University of California, San Diego, hace referencia a algo conocido como espacio vital, que es el área en la que podemos caminar sin riesgos, es decir, el entorno al que tenemos acceso de forma habitual. “La disminución del espacio vital puede significar una disminución de las interacciones con otras personas y una menor participación en actividades”, advierte Yourman, “lo que puede causar aislamiento y depresión”.
Existen ciertas formas de evaluar la movilidad de una persona y determinar si tiene estabilidad cuando está de pie. Una de estas formas es una prueba cronometrada de marcha: marca una línea a unos diez pies de una silla. Pide a tu ser querido que cuando escuche la palabra “adelante”, se levante de la silla, camine a un ritmo normal hacia la línea, se dé vuelta, regrese a la silla y se siente. En promedio, las personas que tardan doce segundos o más en hacer esta prueba tienen un alto riesgo de caerse. Además, observa cómo camina por la sala, y presta atención a la velocidad de la marcha y el movimiento de los pies. ¿Los desliza o arrastra? ¿Qué distancia hay entre los pies al caminar? Cuando alguien separa mucho los pies, eso suele indicar que tiene dificultad para mantener el equilibrio. Otras señales que pueden indicar problemas de fuerza o de equilibrio incluyen dificultad para levantarse de una silla, apoyarse sobre muebles o una pared para caminar o dificultad para girar. “Si camina por el pasillo y regresa, ¿cuántos pasos necesita para dar la vuelta? Más de tres pasos pueden indicar un problema de movilidad”, según Yourman.
Qué hacer: un especialista certificado en envejecimiento en el hogar puede recomendar modificaciones para añadir seguridad al hogar de tu ser querido. Estas modificaciones pueden incluir instalar pasamanos a ambos lados de las escaleras, barras de apoyo para entrar o salir de la ducha o una bañera con puerta de acceso, un asiento de inodoro más alto o rampas suplementarias. En la cocina, guarda los artículos cotidianos en los gabinetes inferiores para que sea más fácil alcanzarlos. Agrega organizadores deslizantes económicos en la despensa y estantes en los gabinetes para facilitar el acceso. Un terapeuta físico u ocupacional también puede evaluar el entorno y la movilidad del hogar de la persona. Un terapeuta también puede recomendar los mejores elementos auxiliares para tu ser querido y asegurarse de que los use correctamente. Los andadores que deben levantarse requieren mucho esfuerzo, y su uso puede provocar una disminución de la actividad en quienes tienen insuficiencia cardíaca congestiva o EPOC y se quedan sin aliento con facilidad. “Si la persona usa bastón, es necesario asegurarse de que sea de la altura adecuada”, señala Yourman. “Si es demasiado alto o demasiado bajo, puede alterar la dinámica de la marcha”.
Salud mental
La depresión puede ser difícil de detectar en los adultos mayores. Es normal que una persona mayor se sienta deprimida de vez en cuando —tal vez se frustre por sus problemas de salud o se preocupe por el dinero—. Por otra parte, no necesariamente existe un componente anímico. “Tenemos un estereotipo de la depresión que consiste en pasar todo el día en una silla, como replegado”, indica Luci Draayer, trabajadora social clínica y terapeuta con sede en Denver. “Eso puede ocurrir a veces, pero existen otros síntomas”. Entre ellos: cambios en el nivel de energía; irritabilidad o enojo; pérdida de interés en actividades que solía disfrutar; dificultad para dormir o dormir más de lo habitual; comer más o menos de lo habitual; o tener pensamientos de muerte o suicidio.
La demencia, por otro lado, consiste más bien en un cambio o deterioro de la memoria. El elemento común es el olvido, más de lo que se esperaría en un envejecimiento normal. “Al principio, los cambios y la dificultad con lo que llamamos actividades instrumentales —administración del dinero, administración de medicamentos y conducción de vehículos— cada día pueden indicar un deterioro a causa de la demencia”, advierte Hashmi. Draayer señala que otro problema cognitivo es “la pérdida de la capacidad de discernimiento o la falta de juicio, por ejemplo, si la persona deja llenando la bañera y se desborda porque se va a ver una película”.
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