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Mandatos de vacunación afectan a hogares de ancianos; empeora la escasez de personal

Más personal está vacunado contra la COVID-19 que nunca, pero ¿cuántos están optando por abandonar sus empleos?


spinner image La asistente de enfermería certificada Baretta Bently recibe su vacuna COVID-19 en Jewish Home Family, un proveedor de atención a largo plazo en Nueva Jersey que perdió a un puñado de trabajadores después de adoptar un mandato de vacuna para el personal.
Baretta Bentley, asistente de enfermería certificada, recibe su vacuna contra la COVID-19 en Jewish Home Family, un centro de cuidados a largo plazo en Nueva Jersey que perdió a un grupo de trabajadores después de adoptar una orden de vacunación para el personal.
Jewish Home Family.

 

A principios de agosto, después de meses de deliberación, Christian Living Communities anunció que exigiría que todos los trabajadores de sus seis comunidades de cuidados a largo plazo en Colorado estén completamente vacunados contra la COVID-19. Si los empleados no recibían la vacuna —o una exención religiosa o médica válida— antes del 1.º octubre,  ya no tendrían trabajo.

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En la mayoría de los centros, el mandato tuvo el efecto esperado: las vacunaciones aumentaron. Pero en un centro en la zona rural de Colorado, muchos trabajadores no accedieron a hacerlo. Así que la cadena sin fines de lucro pospuso la fecha límite hasta fines de octubre.

“No podemos prescindir de los miembros del equipo”, dijo Jill Vitale-Aussem, presidenta y directora ejecutiva de Christian Living Communities, a quien le preocupó que muchos de los trabajadores abandonaran el empleo. “Sí, corremos el riesgo de que no se vacunen, pero también corremos un gran riesgo si no los tenemos para cuidar de los residentes”.

“Es difícil”, dijo. “Hay riesgos de ambas maneras”.

Al igual que en los centros de Christian Living Communities, las órdenes de vacunación en los hogares de ancianos de todo el país parecen estar aumentando las inoculaciones. La tasa nacional de vacunación del personal de los hogares de ancianos aumentó del 67 al 74% entre mediados de septiembre y mediados de octubre, según un análisis de AARP sobre datos del Gobierno, a medida que una ola de cadenas de hogares de ancianos, centros individuales y estados activaron los requisitos para los trabajadores. Ese es el mayor aumento mensual desde que AARP comenzó a rastrear los datos de vacunación contra la COVID-19 en junio.

Un mandato federal (enlace en inglés) para la mayoría del personal de los centros de cuidado de salud que reciben fondos de Medicare o Medicaid, que incluye a los hogares de ancianos, también entrará en vigor a principios de enero.

Pero a pesar de que los mandatos parecen estar funcionando, muchos operadores de centros de cuidados a largo plazo dicen que esto está intensificando la escasez de personal. Eso es especialmente cierto en los sectores del país donde la indecisión sobre la vacuna es alta. Si bien la escasez de personal y la alta rotación han afectado durante mucho tiempo a la fuerza laboral de cuidados a largo plazo, la pandemia ha exacerbado la situación, lo que ha suscitado más preocupaciones sobre la atención inadecuada de los residentes. La pandemia ha causado la muerte de más de 186,000 residentes e integrantes del personal (enlace en inglés) de los centros de cuidados a largo plazo, incluidos hogares de ancianos, centros de vida asistida y otros entornos, lo que representa más de una cuarta parte de todas las muertes por coronavirus en Estados Unidos.

Según un análisis de AARP, casi un tercio de los más de 15,000 hogares de ancianos del país reportaron recientemente una escasez de enfermeros o auxiliares, lo que representa el peor déficit mensual desde que el Gobierno comenzó a recopilar datos sobre la COVID-19 en los hogares de ancianos en mayo del 2020. En Maine, Washington y Minnesota, más del 60% de los centros reportaron escasez de personal. En Alaska, el 81% lo reportaron.

Una encuesta reciente (enlace en inglés) entre 1,200 proveedores de cuidados para adultos mayores realizada por la American Health Care Association y el National Center for Assisted Living (AHCA/NCAL), que cabildea a favor de más de 14,000 hogares de ancianos y centros de cuidados a largo plazo en todo el país, muestra una imagen aún más sombría: el 99% de los hogares de ancianos y el 96% de los centros de vida asistida dijeron que no tenían suficientes trabajadores. Y más de un tercio de los hogares de ancianos dijeron que les preocupaba mucho que el problema pudiera obligarlos a cerrar.

“Si bien apoyamos la intención general de esta política [federal], nos preocupa que la ejecución empeorará una crisis laboral ya grave en el sector de los cuidados a largo plazo”, dijo Mark Parkinson, presidente y director ejecutivo de AHCA/NCAL sobre el mandato federal.

Una ola creciente de mandatos de vacunación

Los requisitos para que los empleados de cuidados a largo plazo se vacunen no son uniformes. Algunas empresas privadas actuaron temprano, imponiéndolos tan pronto como los residentes y el personal recibieron prioridad para las vacunas contra la COVID-19 a fines del año pasado. Cuando la disponibilidad de vacunas aumentó y surgieron más datos sobre su seguridad y eficacia, más empresas siguieron el ejemplo.

Después de que California introdujo el primer mandato estatal de vacunación para los trabajadores de la salud, incluidos los que laboran en los hogares de ancianos, a principios de agosto, más estados se sumaron. Actualmente, alrededor de la mitad de todos los estados tienen mandatos activos de algún tipo, aunque muchos ofrecen pruebas y mascarillas regulares como una alternativa a la vacunación completa.

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El presidente Biden anunció a mediados de agosto que todos los hogares de ancianos de EE.UU. que reciben fondos federales de Medicare y Medicaid —la gran mayoría de los centros— deben exigir que sus trabajadores estén completamente vacunados contra la COVID-19. La medida siguió las recomendaciones de AARP (enlace en inglés) de exigir la vacunación del personal de los hogares de ancianos y de los residentes. Más recientemente, la administración Biden anunció una fecha límite del 4 de enero para el cumplimiento de los trabajadores, sin la opción de someterse a pruebas. Los centros de vida asistida, de cuidado de la memoria y otros centros de cuidados a largo plazo están regulados por los estados y no están sujetos al mandato federal.

Los mandatos han dado lugar claramente a más vacunas. A mediados de octubre, las tasas de vacunación del personal superaron el 90% en Connecticut, Washington D.C., Massachusetts, Maine y Rhode Island, donde se han adoptado políticas de "vacunación o terminación". Las tasas también superaron el 90% en California y Hawái, que ofrecen alternativas de pruebas regulares a la vacunación completa.

Sin embargo, más de una cuarta parte de los trabajadores de hogares de ancianos en todo el país no habían recibido la vacuna a mediados de octubre, según el análisis de AARP. Y recientemente, incluso a medida que muchos mandatos entraron en vigor, los casos y muertes por COVID-19 en los hogares de ancianos aumentaron a sus niveles más altos a nivel nacional desde los picos del invierno pasado. Si bien la tasa de mortalidad fue solo alrededor de una décima parte de lo que fue el invierno pasado, las 2,000 muertes por COVID-19 que ocurrieron entre mediados de septiembre y mediados de octubre representan un aumento de seis veces desde principios del verano.

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“Puede parecer baja en comparación con el curso de la pandemia”, dice Ari Houser, asesor sénior de métodos de AARP y coautor del análisis, “pero más de 2,000 [residentes] que mueren de COVID en solo un mes no es una cifra pequeña”.

Pierden personal, pero no se arrepienten

Muchos hogares de ancianos que adoptaron los requisitos de vacunación contra la COVID-19 ahora están recibiendo las recompensas. Han perdido trabajadores, pero sus operadores no se arrepienten.

spinner image Los residentes de Jewish Home Family celebran recibir las vacunas contra la COVID-19.
Los residentes de Jewish Home Family celebran recibir las vacunas contra la COVID-19. Más del 99% de los residentes y el personal ahora están completamente vacunados contra el virus después de que el proveedor de cuidados a largo plazo adoptara una orden para el personal.
Jewish Home Family

Jewish Home Family, un proveedor de cuidados a largo plazo sin fines de lucro con dos localidades en Nueva Jersey, celebra haber vacunado completamente a más del 99% de su fuerza laboral luego del mandato en el verano. Más del 99% de los residentes también están completamente vacunados. Desde la fecha límite de julio, no ha habido infecciones por COVID-19 entre los residentes y solo un caso de infección posvacunación entre los trabajadores.

Todavía existen protocolos de control de infecciones, como el distanciamiento social y el uso de mascarillas, pero “la vida parece bastante normal en este lugar”, dice Carol Silver Elliott, presidenta y directora ejecutiva de Jewish Home Family. Las visitas, los comedores comunitarios y un calendario completo de actividades, entretenimiento y ejercicio han regresado. “Incluso les enseño yoga dos veces al mes”, dice. “Lo estamos haciendo todo”.

Si bien la empresa perdió a cinco de sus 530 empleados debido al requisito, “es un precio pequeño por una verdadera sensación de seguridad”, dice Silver Elliott. “Oramos por una vacuna durante meses, meses y meses. Por lo tanto, no [imponer la vacunación] sería criminal: estás poniendo en riesgo la vida de las personas, y existimos para cuidar a los adultos mayores vulnerables. Estamos aquí para protegerlos”.

Otros proveedores de cuidados a largo plazo que instituyeron mandatos de vacunación al principio también han perdido personal. McKnight's Senior Living (enlace en inglés), una cadena que opera más de 400 comunidades de cuidados a largo plazo en Estados Unidos y Canadá, y Juniper Communities, que opera alrededor de 20 centros en cuatro estados, perdieron aproximadamente el 5 y el 2% de su fuerza laboral, respectivamente.

Pero Silverado, un proveedor de cuidados de la memoria que opera alrededor de 20 centros en seis estados, no perdió personal y en su lugar atrajo a nuevos solicitantes. Y Aegis Living, un proveedor de cuidados a largo plazo que opera más de 40 comunidades de vida asistida, cuidado de la memoria y cuidado de relevo en Washington, California y Nevada, está promocionando su alta tasa de vacunación para reclutar  a nuevos empleados y residentes. “¿A dónde vas a ir que puedas ver más del 98% de las personas vacunadas?” Dice Dwayne J. Clark, fundador y director ejecutivo. “Esto se siente como uno de los lugares más seguros del planeta”.

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Los trabajadores de Aegis Living Aptos, un centro de cuidados a largo plazo en California, posan como Rosie la remachadora después de recibir sus vacunas contra la COVID-19. Aegis perdió alrededor del 2% de su fuerza laboral al adoptar un mandato de vacunación para el personal.
Aegis Living

Pero eso sucede después de que Clark despidiera a casi 100 empleados que no cumplieron con la fecha límite de vacunación de la compañía en julio. “Eso fue doloroso. … No podíamos permitirnos perder 97 personas”, dice, y señala que algunos puestos estaban vacíos incluso antes de que comenzara el requisito de vacunación. “Diría que ahora nos faltan de siete a ocho empleados en cada edificio”.

Aegis está reclutando a regañadientes trabajadores temporales de agencias de personal, que a menudo son más costosos y brindan atención de menor calidad porque no están tan familiarizados con los procedimientos y los residentes de un centro. Casi el 70% de los hogares de ancianos y el 40% de los centros de vida asistida están haciendo lo mismo, según la encuesta de AHCA/NCAL.

Pero Clark no se lamenta de requerir las vacunas. “Nuestros casos de infección se han desplomado”, dice. “Tenemos algunos casos de infección posvacunación, pero nadie está en el hospital, nadie está gravemente enfermo, en comparación con docenas de casos anteriormente”, dice. “Es un cambio radical”.

Edgewater West Des Moines, una comunidad de cuidados a largo plazo en Iowa, esperó hasta que el 90% de su fuerza laboral se vacunara antes de introducir un requisito en agosto que les dio a los trabajadores hasta noviembre para vacunarse completamente. Hacer esto les dio dos meses a los administradores "para lograr la vacunación adicional de seis o siete empleados”, dice el director ejecutivo Glen Lewis, al describir a estos trabajadores indecisos. Al final —después de mucho diálogo individual sobre la vacunación, una rifa de recompensas y acceso las 24 horas del día a las vacunas— Edgewater no perdió trabajadores; para noviembre, todos habían cumplido con las normas de vacunación.

Lewis y otros operadores de cuidados a largo plazo dicen que la reciente oleada de mandatos federales, estatales e industriales que cubren a todos los trabajadores de la salud, no solo a los trabajadores de cuidados a largo plazo, han ayudado. “Realmente han nivelado el campo de juego”, dice Vitale-Aussem de Christian Living Communities en Colorado, donde el estado exigió que todos los empleados en entornos de atención médica con licencia se vacunaran antes del 31 de octubre.

“Cuando son solo ciertas organizaciones las que lo requieren, las personas renuncian y van a un lugar donde no lo necesitan”, dice. Con mandatos generalizados, los trabajadores de la salud no vacunados “están empezando a ver que sus opciones de empleo serán limitadas”.

Algunos operadores, como Aegis, incluso están empezando a contactar a los empleados que han dejado ir para ver si han reconsiderado la vacunación. “No creo que sea un gran número”, dice Clark, “pero algunos han regresado”.

“Más un 5% que un 50%”

Números específicos sobre el impacto que han tenido las órdenes de vacunación contra la COVID-19 en la escasez de personal de cuidados a largo plazo son limitados. Pero Ashvin Gandhi, economista de salud de University of California en Los Ángeles, espera que el número de trabajadores que renuncian a vacunarse sea menor de lo que se temía.

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“Los datos que vemos cada vez más en otras industrias, y que sospecho que veremos en esta industria, es que al final, el personal prefiere vacunarse en vez de buscar otro empleo, especialmente un empleo en otra industria”, dice.

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Un asistente de actividades en Weston County Manor ayuda a un residente. En el hogar de ancianos en el este de Wyoming, hay preocupación de que los trabajadores abandonen sus empleos debido al mandato federal de vacunación contra la COVID-19 para los trabajadores de la salud.
Emily Paulin

Gandhi, quien investiga los hogares de ancianos, estima que la cantidad de personal que realmente renuncia por no vacunarse es generalmente una fracción de lo que algunos temían: “Las cifras que escucho son más como un 5% y no un 50%"

Pero para los centros en áreas del condado donde la indecisión sobre la vacuna contra la COVID-19 es alta, ese porcentaje podría ser mucho mayor. Maureen Cadwell, directora ejecutiva de Weston County Manor, un hogar de ancianos con 58 camas en el este de Wyoming, se preocupa de que su centro sea uno de ellos.

Ni su centro ni su estado tienen un requisito de vacunación contra la COVID-19 para los trabajadores de hogares de ancianos, y más del 40% del personal de West County Manor no estaba vacunado hasta el 31 de octubre,  según datos del Gobierno. Y casi el 70% de los residentes en el condado de Weston que lo rodea siguen sin vacunarse. Entonces, cuando se anunció el mandato federal para los hogares de ancianos, “no se recibió bien”, dice Cadwell. “Ha habido mucha presión. Aquellos que no quieren vacunarse no quieren que el Gobierno les diga qué hacer con su cuerpo.

Si los empleados dejan de trabajar, dice, es posible que el centro necesite reducir el número de residentes que admite. Casi el 60% de los hogares de ancianos y el 30% de los centros de vida asistida ya están deteniendo las admisiones, según la encuesta de ACHA/NCAL. Numerosos estudios (enlace en inglés) han descubierto que los centros con niveles bajos de personal tienen cuidados de menor calidad y peores resultados para los residentes: más caídas, úlceras por presión, pérdida de peso, deshidratación, hospitalizaciones, propagación de la COVID-19 y, en última instancia, muertes.

Pero permitir que el personal no vacunado trabaje no evitará la escasez de personal, dice Jonathan Blum, subadministrador principal y director de operaciones de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid federales. “Cuando tenemos tasas de vacunación más bajas, tenemos más casos de COVID que crean escasez de personal”, dice. “Y sabemos que en aquellos estados que sí tienen mandatos de vacunación, tienen tasas de vacunación más altas y menos casos de COVID que crean cierres temporales.

“Es realmente el virus, no los requisitos de vacunación, lo que causa escasez”, dice.

Uno de los trabajos más mortíferos

La rotación del personal en los hogares de ancianos fue “alarmante” incluso antes de los requisitos de vacunación contra la COVID-19, señala Gandhi. Su investigación (enlace en inglés) encontró que la rotación anual promedio era de aproximadamente el 94%, por lo que para mantener a un personal de 100 empleados durante un año, un centro tendría que contratar a 94 nuevos empleados.

Eso es comparable a las industrias de alta rotación, como conductores de camión y las ventas por teléfono, que muchas atribuyen a una mezcla de problemas de fuerza laboral profundos en la industria del cuidado a largo plazo, entre ellos la mala remuneración, las condiciones de trabajo y la cultura.

La mayoría de los asistentes de enfermería certificados (CNA), que constituyen el grupo más grande de empleados en centros de cuidados a largo plazo y proporcionan más del 90% de la atención directa al paciente, ganan menos de $15 por hora. Muchos no reúnen los requisitos para recibir licencia por enfermedad o beneficios remunerados. La gran mayoría son mujeres, incluidas muchas personas de color e inmigrantes. La mayoría tienen turnos y horas extras arduos debido a la escasez crónica de personal, y realizan tareas tan laboriosas como levantar, bañar, vestir y alimentar a los residentes.

“Estos trabajadores pueden obtener más dinero como conserje o en todo tipo de empleos de nivel básico”, dice Charlene Harrington, investigadora de hogares de ancianos en University of California, San Francisco. “¿Por qué serían auxiliares de enfermería cuando la carga de trabajo es pesada y difícil?”

La pandemia ha empeorado aún más las condiciones para ellos. Las CNA en los hogares de ancianos tuvieron uno de los trabajos más mortíferos del 2020, ya que enfrentaron brotes generalizados de COVID-19 sin equipo de protección personal y pruebas adecuadas. La demanda de horas extra aumentó a medida que más de 670,000 empleados de hogares de ancianos se infectaron con el virus, lo que los hizo incapaces de trabajar mientras estaban enfermos o en cuarentena. Muchos no recibieron incentivos monetarios, y muchos de los que trabajan por necesidad económica en múltiples centros se vieron infamados por propagar la COVID-19 sin saberlo a los residentes, incluso cuando otros trabajadores de la salud de primera línea fueron elogiados por su trabajo en relación con la COVID-19.

Todo esto significa que las órdenes de vacunación contra la COVID-19 son “solo una gota en un segmento mucho más grande” de factores que impulsan la alta rotación y la escasez de personal, dice Gandhi. Y si algo tiene que ceder para mejorar esta crisis de prestación de cuidados, dice, no deberían ser políticas de protección, como las órdenes de vacunación, “que son cruciales para la salud y el bienestar de los residentes y el personal”.

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