Vida Sana
“Tuve una larga conversación con mi madre de 80 años sobre tomar precauciones para no enfermarse con la variante ómicron”, me dijo una amiga la semana pasada. “Pero cuando hablé con ella al día siguiente, dijo que acababa de regresar de jugar canasta con sus amigas en el centro para adultos mayores”.
Mi amiga estaba molesta y con miedo. Ella se preguntó, ¿es que mi madre no entiende qué tan tremendamente contagiosa es esta variante? ¿No le importa que, como persona mayor, sea más propensa a sus efectos dañinos? Pero mi amiga también sabía que su madre había leído recientemente que algunos expertos en salud pública ahora creen que las personas en Estados Unidos deberían aprender a vivir lo más normalmente posible con COVID-19. Y sabía que su madre sentía que socializar con amigos era más importante que tener cuidado en esta etapa de su vida.
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A medida que ómicron aumenta en algunas partes del país y comienza a disminuir en otras, estas situaciones familiares se han vuelto cada vez más comunes. Incluso después de casi dos años de vivir con la incertidumbre de la pandemia, los cuidadores y las personas a su cargo todavía tienen dificultades para determinar la manera correcta de vivir de manera segura. Existen argumentos convincentes en cada lado del debate:
- Ya que los cuidadores familiares, por definición, se sienten responsables de proteger a las personas a su cargo, tienen buenas razones para pecar de cautelosos. Ante una variante imparablemente contagiosa, muchos se sienten obligados a alentar a los adultos mayores a permanecer en casa o a mantenerlos en casa si viven juntos. También tienden a quedarse en casa ellos mismos para reducir sus posibilidades de contraer el virus y luego infectar a sus seres queridos.
- Pero incluso antes del comienzo de la pandemia, abundantes investigaciones demostraron que los adultos mayores socialmente aislados sufren más problemas médicos y psicológicos. También hay investigaciones recientes que indican que ómicron presenta muchos menos riesgos para la salud de las personas vacunadas. Si los cuidadores familiares responsables siguen el mismo criterio que los médicos de “primero, no hagas ningún daño”, entonces, ¿es realmente la mejor opción el mantener a las personas en su cuidado encerradas en casa para evitar que se contagien?
Ningún cuidador quiere tomar una decisión “equivocada” y luego sentirse atrapado por la culpa y la vergüenza. Pero todas las opciones que tienen que tomar corren cierto riesgo. Estas son algunas consideraciones para sopesar cuidadosamente las opciones disponibles al tomar una decisión:
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