Vida Sana
La pandemia alteró el mundo laboral, incluida la legión de empleados que también son cuidadores de familiares.
Muchos dejaron sus trabajos en el momento más crítico de la pandemia para cuidar a un ser querido y aún no han regresado. Debido a la escasez de asistentes de cuidados de salud en el hogar, los cuidadores familiares que siguen empleados se preguntan si también sería mejor renunciar a su empleo.
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Equilibrar las obligaciones laborales y el cuidado de un ser querido es como “tener un empleo a tiempo completo y otro trabajo que requiere el 80%”, explica Alison Romano, de 57 años y residente de Wimberley, Texas. En junio, Romano dejó el trabajo que había tenido durante siete años como directora de proyectos del Departamento de Servicios de Salud del Estado de Texas para prepararse porque en agosto su padre se mudaba a su casa de dos habitaciones y 1,200 pies cuadrados.
Su padre, Kenneth Alvin Schmidt, de casi 82 años, sufre de demencia. Ahora Romano lo cuida en forma permanente.
“Pensé que … sería más fácil para mí no trabajar y que me simplificaría la vida. No podía hacerlo todo”.
—Alison Romano, 57 años, Wimberley, Texas
Hasta agosto, su padre había estado en un centro de vida asistida cercano, pero “tenía que vigilar mucho esa situación”, dice Romano, quien no estaba conforme con los servicios. En los 18 meses que su padre vivió allí, tuvo reuniones semanales con tres directores ejecutivos distintos. Romano, quien también tiene una maestría en Salud Pública, planeó su renuncia durante aproximadamente un año.
“Pensé que sería una mejor solución, que sería más fácil para mí no trabajar y que me simplificaría la vida”, dice ella. “No podía hacerlo todo”.
Los cuidadores afrontan sacrificios económicos
De los aproximadamente 53 millones de cuidadores en este país, más del 19% cuidan a un adulto, según un informe del 2020 titulado “El cuidado de los seres queridos en Estados Unidos” (en inglés) de la National Alliance for Caregiving y AARP. La mayoría (61%) también tenían un trabajo remunerado en algún momento mientras prestaban cuidados, y el 40% viven con la persona que cuidan.