Vida Sana
Cuando el Carter Center anunció en febrero que el expresidente Jimmy Carter había comenzado a recibir cuidados terminales, señaló que tenía el apoyo de su familia y de sus proveedores médicos. Ahora sabemos que un miembro clave de ese equipo necesita cuidados propios: el centro ha anunciado (en inglés) que la anterior primera dama Rosalynn Carter tiene demencia.
Para los cuidadores de otras familias, esa noticia puede servir como un recordatorio crucial: los cuidadores también se enferman. Sufren ataques cardíacos y derrames cerebrales; tienen cáncer y demencia; se ven afectados por la gripe y la COVID-19; y se rompen huesos.
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Idealmente, las familias tienen múltiples planes de respaldo para lidiar con esas realidades, dice Crystal Polizzotti, directora del Family Caregiver Support Program (Programa de apoyo para cuidadores familiares) en AgeSpan, una agencia privada sin fines de lucro en Massachusetts. A menudo, dice, no tienen planes alternativos.
Eso significa que el nuevo diagnóstico de un cuidador o el desarrollo de problemas de salud pueden requerir que una familia se enfoque de nuevo, o por primera vez, en crear un mejor sistema de apoyo, dicen ella y otros expertos.
Estas son algunas de sus recomendaciones para las familias en esa situación, y para las familias que desean estar preparadas antes de que surja una crisis.
Evalúa tu red de apoyo
El cuidado de seres queridos nunca debe recaer en una sola persona, dice Ailene Gerhardt, defensora de los derechos de pacientes en Brookline, Massachusetts. “El cuidado es sumamente estresante y afecta la salud de las personas, incluso cuando están saludables”, señala. Por lo tanto, es esencial pedir ayuda y dividir las tareas. Alguien puede lidiar con las aseguradoras y los hospitales; otra persona puede comprar alimentos y recoger medicamentos recetados. Incluso un familiar que vive lejos puede iniciar sesión en la visita de telemedicina de un ser querido, dice Lisa Winstel, directora ejecutiva provisional de la Caregiver Action Network (Red de acción para cuidadores). (Es legal, dice, si el paciente lo autoriza). Y los ayudantes pueden, y a menudo deben, no ser familiares, dice Gerhardt.
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