Vida Sana
David Griffiths no podía respirar.
Este cinematógrafo de 69 años había estado quedándose sin voz por meses. Luego, una noche el verano pasado, se despertó dando boqueadas.
“Me asusté mucho”, dice Griffiths. “Caminé toda la noche porque me daba miedo volverme a dormir”. El próximo día en Mount Sinai Hospital de Manhattan, un otorrinolaringólogo (especialista en oídos, nariz y garganta) le examinó la garganta a Griffiths y descubrió un enorme tumor blanco que le envolvía la laringe. El tumor le estaba aplastando la tráquea, el esófago y las cuerdas vocales. Los médicos se apuraron para operar a Griffiths y colocarle un tubo dentro de la tráquea. En los próximos días, le pusieron una sonda de alimentación en el estómago y un catéter implantable en el hombro para administrar los medicamentos. Griffiths tuvo que recibir cinco tipos de quimioterapia, además de radiación, para reducir el tumor y eliminar el cáncer. Pasó los próximos seis meses yendo y viniendo del hospital varias veces por semana para recibir atención ambulatoria y rehidratación intravenosa. No pudo trabajar y ni siquiera tomar el metro, porque no podía arriesgarse a contraer una infección. El dolor constante en el cuello hizo que le resultara casi imposible dormir.
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Pero a diferencia de la mayoría de los pacientes ingresados en el hospital con una enfermedad grave, Griffiths tuvo una fuente secreta de fortaleza: el equipo de cuidados paliativos de Mount Sinai. El equipo, formado por un médico con capacitación especial, personal de enfermería y otros profesionales, ayudó a Griffiths a enfrentar el dolor, el estrés y la logística de su tratamiento. Además de asegurarse de que su dosis de morfina era la correcta, su equipo de cuidados paliativos lo ayudó a conseguir transporte hacia y desde el hospital, proporcionó un nutricionista, coordinó su atención con todos sus otros médicos y contestó las preguntas que tuvo entre una y otra cita. “Fueron excelentes”, dice Griffiths. “Estuvieron muy pendientes de mí”.
Puede ser que la experiencia de Griffiths parezca excepcional, pero no necesita serlo. Los especialistas en cuidados paliativos están disponibles en la mayoría de los hospitales grandes, y pueden aliviarte el dolor, disminuirte el estrés y tal vez incluso mejorar tus probabilidades de sobrevivir. Los seguros privados, Medicare y Medicaid por lo general cubren sus servicios. Entonces, ¿por qué no has escuchado hablar de ellos?
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