Vida Sana
| Según la American Cancer Society, más del 80% de las personas con diagnóstico de cáncer en Estados Unidos tienen más de 55 años. Pero gracias a todos los avances en el tratamiento del cáncer en la última década, la mayoría están viviendo una vida larga y plena a pesar de sus diagnósticos. "La edad es realmente solo un número, y no hay ninguna razón por la cual los pacientes mayores no puedan obtener los beneficios de todos estos avances médicos recientes", dice el Dr. Richard Schilsky, director médico de la American Society of Clinical Oncology. Las nuevas formas de tratamiento contra el cáncer, como la inmunoterapia, por ejemplo, significan que los adultos mayores podrían vivir con tipos de cáncer tradicionalmente considerados mortales durante muchos años. Las innovaciones siguientes son lo que más entusiasma a algunos de los principales especialistas en cáncer del país en la próxima década.
Revolución en los ensayos clínicos
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Solo alrededor del 3% de los pacientes con cáncer en Estados Unidos se inscriben en ensayos clínicos. Estos números son aún más bajos en los adultos mayores, que tradicionalmente han sido excluidos de dichos ensayos debido a enfermedades preexistentes como diabetes tipo 2 o presión arterial alta. "Incluso si, por lo demás, eres sano, a medida que te haces mayor hay una buena posibilidad de que algo esté sucediendo que pueda descalificarte, como un deterioro leve de la función hepática o renal, por ejemplo", dice la Dra, Ishwaria Subbiah, profesora adjunta de Cuidados Paliativos y Medicina de Rehabilitación en el MD Anderson Cancer Center en Houston, Texas. Como resultado, a muchos adultos mayores prácticamente se les ha negado el acceso a los medicamentos de los ensayos clínicos, que podrían salvarles la vida. "Muchos de estos medicamentos resultaron ser tan eficaces que la FDA les dio la aprobación rápida, lo que significa que fueron aprobados poco después de finalizar los ensayos clínicos", explica Subbiah.
En consecuencia, en marzo pasado la FDA publicó un nuevo documento de orientación sobre la ampliación de los criterios de elegibilidad para los ensayos clínicos sobre el cáncer. "Esto realmente obligará a los patrocinadores de los ensayos clínicos a examinar sus criterios de admisión para ver si es realmente necesario ser tan estrictos con ese medicamento en particular", dice Subbiah. "Si un medicamento que se prueba se metaboliza a través del hígado, por ejemplo, entonces no hay razón por la cual alguien con insuficiencia renal leve no pueda participar en ese ensayo. Esto tiene el potencial de representar un cambio radical para los adultos mayores".
Durante la próxima década, es probable que los ensayos clínicos también sean más accesibles para los adultos mayores que pueden tener problemas de movilidad u otros desafíos que les dificultan su participación. "En el pasado, se realizaron ensayos clínicos en grandes centros médicos que requerían que las personas viajaran a esos centros para las visitas de seguimiento", explica Subbiah. (Esto también ayuda a explicar por qué, en promedio, alrededor del 20% de las personas que participan en ensayos clínicos terminan abandonándolos). Como resultado, muchos de los principales centros de cáncer y compañías farmacéuticas están explorando formas de facilitar la participación de los pacientes, organizando incluso el transporte y la vivienda para quienes tienen que viajar, y hasta han considerado la posibilidad de que los pacientes puedan hacer las citas de seguimiento con el centro en forma virtual.
Biopsias líquidas
Cuando un paciente tiene un nódulo sospechoso que podría significar cáncer, el médico generalmente realiza una biopsia de tejido, donde toma una muestra del nódulo y examina las células bajo el microscopio para determinar si son potencialmente cancerosas. Pero este tipo de pruebas podrían hacerse demasiado tarde, después de que el cáncer ya ha tenido la oportunidad de crecer y propagarse. Ahora, los principales centros de cáncer están explorando biopsias líquidas basadas en el ADN; consisten en análisis de sangre en los que se estudia la sangre de un paciente para detectar diferentes tipos de material tumoral, como mutaciones en el ADN, el ARN o las proteínas. Esto podría significar un diagnóstico de cáncer meses o incluso años antes del diagnóstico derivado de métodos más tradicionales como los exámenes de imágenes, explica Schilsky.
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