4. Nevus melanocíticos (50%)
Los nevus melanocíticos, también conocidos como lunares, son pequeñas manchas pigmentadas en la piel que suelen aparecer durante la niñez o la adolescencia. El número de lunares varía según la persona, de unos pocos a cientos. Por lo general, tienen bordes definidos y un color uniforme. Pueden oscurecer o aumentar de tamaño durante la adolescencia o el embarazo. La mayoría de los lunares no son peligrosos, pero pueden, en raras ocasiones, volverse cancerosos. Así que es importante monitorearlos —y consultar a un dermatólogo— si aumentan de tamaño repentinamente, sus bordes se vuelven irregulares, oscurecen o se inflaman, cambian de color de manera irregular, comienzan a sangrar, se agrietan, causan comezón o se vuelven dolorosos, según la Facultad de Medicina de Harvard.
5. Tiña del pie (49%)
La tiña del pie, o el pie de atleta, es una infección común en los pies producida por hongos llamados dermatofitos que se desarrollan en ambientes cálidos y húmedos. Los síntomas incluyen comezón en los pies; grietas, ampollas o descamación entre los dedos; o enrojecimiento y descamación en las plantas de los pies. La infección también puede propagarse a las uñas de los pies y volverlas gruesas y de color amarillo turbio. (Se identificó onicomicosis, u hongos en las uñas, en el 29.9% de los adultos mayores). Puede tomar meses para que el pie de atleta responda al tratamiento y una vez que te expongas, es fácil que los hongos vuelvan. Se recomiendan medicamentos antimicóticos sin receta. Si esos no funcionan, consulta a tu médico. Las personas que tienen diabetes contraen infecciones de la piel con facilidad, así que deben consultar a su médico en cuanto algo inusual aparezca en sus pies, según la Facultad de Medicina de Harvard.
6. Rosácea (26%)
Más común entre las mujeres de piel clara, la rosácea causa enrojecimiento y vasos sanguíneos visibles, por lo general en la cara. Este problema de la piel puede confundirse con el acné, otros problemas de la piel o la rubicundez natural. Es una enfermedad recurrente, lo que significa que hay períodos en los que los síntomas son particularmente malos y momentos en los que son menos graves. Su causa se desconoce, pero puede deberse a una combinación de factores hereditarios y ambientales, según Mayo Clinic. No hay una prueba específica para la rosácea, pero es posible que necesites más pruebas para descartar otras enfermedades con síntomas similares, como el lupus. Las cremas, los geles y los medicamentos orales pueden ayudar a reducir las manchas y el enrojecimiento de la rosácea. Si tienes la enfermedad, Cleveland Clinic aconseja evitar los desencadenantes comunes, como el alcohol, la comida picante y el estrés. Los Institutos Nacionales de la Salud también recomiendan usar limpiadores de la piel con pH equilibrado en lugar de jabón, utilizar humectantes con regularidad y aplicar un protector solar de amplio espectro con FPS 30 o más cuando te expongas al sol.
7. Queratosis actínica (22%)
Esta enfermedad de la piel se caracteriza por una mancha áspera y escamosa en la piel que aparece lentamente en la cara, los labios, las orejas, el dorso de las manos, los antebrazos, el cuero cabelludo y el cuello como resultado de años de exponerse al sol. Con el tiempo, las manchas pueden endurecer y formar una superficie similar a una verruga. Cuando se forma una queratosis actínica en el labio, se denomina queilitis actínica.
Es importante identificar estos crecimientos en la piel, según la Academia Americana de Dermatología (AAD, en inglés). La queratosis actínica puede parecer una inofensiva nueva mancha de la edad, una zona de piel irritada o una espinilla, pero un pequeño porcentaje puede convertirse en un tipo de cáncer de piel denominado carcinoma de células escamosas. Para ver fotos de algunas de las diversas formas en que puede aparecer la queratosis actínica en la piel, visita el sitio web de la AAD (en inglés).
8. Eczema asteatósico (21%)
Esta afección, también denominada eczema xerótico o eczema craquelé, se produce cuando la piel se vuelve seca, pica o se agrieta de una manera anormal. Es frecuente entre las personas mayores y suele darse en invierno, según la AAD (en inglés), sobre todo en las zonas más frías, donde la calefacción interior reseca el aire. Los baños frecuentes, ciertos medicamentos, los jabones irritantes y los tejidos de lana que pican pueden empeorarla. Para ayudar a prevenir esta afección, toma duchas cortas y frías con jabones suaves y sin fragancias. Aplicar una loción a base de petróleo en los tres minutos siguientes al baño también puede ayudar. En los casos graves, los médicos pueden recetar un esteroide tópico. El estudio constató que este problema era más frecuente entre las mujeres.
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