Vida Sana
| En la batalla entre la ciencia y la COVID-19, se podría decir que los titulares pueden ser confusos. Cada semana hay noticias sobre diversos temas, como las mascarillas, el calor y el fármaco remdesivir, que se presentan desde perspectivas muy diferentes. Es fácil confundir lo que puede representar la próxima gran esperanza en la lucha contra el coronavirus y su propagación con lo que no vale la pena considerar.
Tal vez te estés preguntando, entonces, cómo puede ser tan contradictoria la ciencia de la medicina. Sin embargo, en general, la investigación realmente está avanzando casi como debería, que es similar al modo en que la pelota de fútbol llega al arco: pulgada a pulgada, con esfuerzo y bastantes retrocesos.
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La diferencia con el nuevo coronavirus es que los estudios preliminares, que en circunstancias normales conocerían solo un grupo reducido de académicos, ahora se convierten rápidamente en noticia en todo el mundo. Básicamente, estamos contemplando ante nuestros ojos el despliegue de la ciencia médica que no solemos contemplar.
Compartir la información inicial con rapidez tiene ventajas para combatir una nueva enfermedad que representa una amenaza generalizada, pero también significa que el público debe ser particularmente crítico, según el Dr. Anupam B. Jena, profesor adjunto de Política de Atención Médica en la Facultad de Medicina de Harvard. “Lo que vemos en las noticias es una labor preliminar. Los investigadores están publicando sus resultados para que otros se puedan beneficiar, lo cual es acertado”. El problema, señala, es que nadie ha tenido tiempo para analizar estos resultados en profundidad.
Los expertos no se sorprenden del aparentemente contradictorio intercambio que estamos presenciando. “Lo ideal sería que los nuevos descubrimientos de los investigadores siempre fueran ciertos. Pero simplemente no es así”, señala Jena. En cambio, el conocimiento sobre todas las enfermedades se actualiza constantemente con nueva investigación hasta que en algún momento surge una imagen más precisa.
“Debido a la velocidad con la que avanza la investigación médica sobre la COVID-19, el proceso de obtener información, evaluarla, seguir estudiándola y redefinir lo que sabemos está sucediendo ante un público mayor que el habitual y con plazos mucho más breves”, explica la Dra. Deborah Doroshow, profesora adjunta de Medicina en la Facultad de Medicina Icahn, en Mount Sinai.
Por supuesto que el proceso por el cual la nueva investigación modifica nuestros conocimientos médicos no es nuevo. Cuando se descubrió la insulina, los expertos creían que tendría efecto en diversas enfermedades, pero luego se hizo evidente que el fármaco era revolucionario solo para la diabetes. Además, hace 50 años los científicos estaban convencidos de que los virus causaban muchos tipos de cáncer, para luego descubrir que solo causan el cáncer de cuello uterino y unos pocos más, señala Doroshow.
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