Vida Sana
Mientras los investigadores se apresuran a desarrollar vacunas para combatir la propagación del coronavirus, miles de personas en todo el país han estado ofreciendo sus cuerpos a la ciencia. Estos héroes de la salud se han ofrecido como voluntarios para participar en los ensayos clínicos de las vacunas contra la COVID-19 que se están llevando a cabo actualmente. Debido a que estos son estudios ciegos, los participantes no saben si están recibiendo la verdadera vacuna o un placebo. Estos voluntarios provienen de diferentes orígenes y expresan una variedad de razones para involucrarse. Sin embargo, lo que todos tienen en común es el deseo de poner fin a esta pandemia.
Lo que sigue es una serie de comentarios de personas mayores de 50 años que han participado en estos ensayos y cuál fue su motivación personal para hacerlo. Sus historias inspiradoras, contadas en sus propias palabras, han sido ligeramente editadas para mayor claridad y extensión.
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Bonnie Blue, de 68 años, es autora, madre de cuatro hijos y bisabuela en Chicago
Debido al asma severa, he estado luchando por sobrevivir toda mi vida. He entrado y salido de hospitales, unidades de cuidados intensivos, y en soporte vital 13 veces. No me gustaría que nadie más pasara por lo que yo he pasado; si puedo ayudar a las personas a evitarlo, quiero hacer mi parte.
Como la mayoría de los afroamericanos, no tenía mucha confianza en la comunidad médica. Mis amigos y yo hablamos de esperar unos años para ver si la vacuna era segura o no. Pero vi que el número de infecciones y muertes seguía aumentando y por cada muerte, sé que hay una familia que ama a esa persona. Me rompe el corazón cuando escucho que las personas no pueden estar con sus seres queridos afectados por la COVID mientras están muriendo, y ver cómo los niños quedan huérfanos a causa de esto.
Entonces, comencé a investigar y escuché sobre el ensayo clínico en University of Illinois en Chicago. No me había ofrecido como voluntaria para un ensayo clínico antes y mis seres queridos trataron de convencerme de que no lo hiciera. Soy una mujer creyente y pedí una señal de si debería o no ser voluntaria para esto. No recibí una señal de que no debería hacerlo, así que me inscribí. Recibí la primera inyección a fines de agosto y la segunda a fines de septiembre.
Quería hacer mi parte por la humanidad porque este microorganismo que no podemos ver está destruyendo a la humanidad. Este es un momento en la historia en el que podemos unirnos para ayudarnos a sobrevivir; estamos juntos en esto. Esta es solo mi pequeña contribución para que todos podamos vivir y estar bien.
El Dr. Deepak Sarma, de 51 años, es profesor de Estudios Religiosos y Bioética en Case Western University en Cleveland, y padre de dos hijos
Mi esposa es médica de atención primaria y la había visto preocupada por el virus. Cuando me enteré de la oportunidad de inscribirme en un ensayo clínico de fase 3, pensé, ¡guau! Puedo hacer algo. Soy un sudasiático-estadounidense sano, mis padres son de la India y no tengo ninguna enfermedad preexistente. Inscribirme en el estudio no solo satisfizo mis objetivos altruistas, sino que también coincide con mis creencias hindúes.
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