Vida Sana
Cathy Halchak solo quiere abrazar a su nieto recién nacido, Benjamin, quien nació en abril. Pero la pandemia de coronavirus no le ha permitido acurrucar al bebé a esta abuela de 60 años.
Halchak, de Cincinnati, dice que su médico le recomendó no viajar a Alaska para conocer a su nuevo nieto, el primer hijo de su hijo menor. Habría sido necesario tomar tres vuelos y pasar por cuatro aeropuertos durante el viaje. Ella y su esposo corren el riesgo de contraer COVID-19.
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“Solo quiero poder abrazarlo”, dice Halchak, quien también se preocupa porque no puede ayudar mucho a los nuevos padres, ya que no puede permitirles tomarse un descanso si el bebé está despierto toda la noche ni llevarles comida. “Nos estamos perdiendo de mucho y está fuera de nuestro control".
La COVID-19 les ha robado muchas experiencias a los abuelos. Pero a muchos, la pandemia les ha arrebatado ese momento especial de conocer a un nieto por primera vez y lo ha reemplazado por una espera agonizante.
Encuentra otras maneras de conectarte
La angustia es común. Una encuesta reciente de casi 1,400 abuelos realizada por el sitio web para abuelos Gransnet, con sede en el Reino Unido, reveló que el 69% no había conocido a sus nuevos nietos desde finales de marzo, y el 76% no había abrazado ni tocado a ninguno de sus nietos durante el mismo período. A muchos abuelos, esto los afecta gravemente.
Terri J. Correa, de 58 años, y su esposo, Norberto, condujeron desde Phoenix para conocer a su nieta prematura que nació seis semanas antes de lo previsto a mediados de julio, pero no pudieron entrar al hospital para verla. Tuvieron que irse antes de que le dieran el alta.
No conocer a la pequeña en persona fue “desgarrador”, pero Correa se conecta a través de FaceTime varias veces a la semana para verla, lo que la ayuda, y se siente aliviada porque su nieta se encuentra muy bien. “Estoy agradecida porque nació sana y está saludable a pesar del aterrador virus”, dice Correa.
Halchak, por su parte, ha encontrado maneras de conectarse. Ella y su esposo están presentes en la vida de su nieto (y la de sus padres) por medio de FaceTime, y ella usa un Amazon Echo para ver a Benjamin por video en su sillita mecedora, para hablarle y cantarle y para leerle cuentos.
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