Vida Sana
Cuando hace tres meses recibí el resultado positivo de la prueba de detección de la COVID-19, no podía creerlo. Lo primero que pensé fue, “¡no es justo!” Tampoco podría imaginarme que algunos de los síntomas me durarían más de tres meses.
"La sensación de aislamiento y de impotencia me afectaron de tal manera que algunos días los pasaba enteros en la cama".
Desde el principio de la pandemia tomé todas las precauciones, desde llevar mascarilla y guardar distancia con otras personas, hasta lavarme las manos más de lo que jamás hice antes. Por supuesto, siempre llevaba gel desinfectante en el bolso.
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En abril de 2021 mi esposo y yo recibíamos la segunda dosis de la vacuna Pfizer. Nuestros hijos adolescentes recibieron la vacuna entre finales de abril y principios de mayo. Todos continuamos usando mascarilla, a pesar de que según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las personas vacunadas no teníamos que llevarla.
En mayo, me aventuré a viajar a España para visitar a mi padre, recién operado de cáncer de colon. El viaje, muy esperado por ambas partes, tuvo lugar sin incidencias.
En junio viajé de nuevo, esta vez a Colorado y con mi hija menor, para visitar a su hermana, a la que no habíamos visto desde octubre del año anterior. Fueron unos días magníficos, que nunca olvidaré.
Los primeros síntomas
Cuatro días después de mi regreso a Florida, ya en casa, limpié mi habitación y al final del día me sentí como si hubiera escalado una montaña. Practico deporte, hago yoga a diario, como relativamente bien y duermo bastante. Me cuido, en suma. No es normal que me canse tanto haciendo labores domésticas.
Al quinto día, empecé a sentir como si tuviera un resfriado, algo que no me había ocurrido en casi dos años. El cansancio se intensificó, me sentía congestionada y tuve tos seca y persistente. Lo primero que hice fue oler mis perfumes, por si había perdido el olfato, pero no fue así.
Decidí hacerme una prueba para la detección del coronavirus. En vista de mis resultados, mi esposo y nuestros tres hijos también se hicieron la prueba. Afortunadamente todos obtuvieron un resultado negativo excepto mi hija menor, la que viajó conmigo. En su caso, aun con el resultado positivo de infección por coronavirus, no tuvo ningún síntoma.
Las secuelas
Pero el diagnóstico oficial fue solo el comienzo. Durante tres meses padecí un cansancio aplastante casi constante. Era el tipo de cansancio que se tiene con una bronquitis o neumonía. Como el cansancio atroz que sobreviene durante la menopausia.
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