Vida Sana
| Melissa Morelli, maestra que trabaja con niños con necesidades especiales, se despertó el 19 de julio con congestión en la nariz, dolor de cabeza y tos. “No me preocupé porque los resfriados leves siempre hacen las rondas [en la escuela]”, dice Morelli, quien recibió la vacuna de Pfizer en enero y febrero. “Tomé un poco de Tylenol y continué con mi semana. Nunca pensé en la COVID”.
No fue hasta seis días después, cuando fue a la sala de emergencias por un problema no relacionado —no había tomado suficiente agua a pesar del tiempo caluroso, se deshidrató y se desmayó— que se enteró de que tenía COVID-19. “En retrospectiva, desearía haber pensado más en ello y haberme hecho la prueba después de tener algunos síntomas de resfriado”, dice.
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A medida que la contagiosa variante delta continúa circulando, más personas en Estados Unidos vacunadas están sufriendo las llamadas infecciones posvacunación —definidas como las que ocurren dos semanas o más después de completar el régimen de vacunación, ya sea la versión de una o dos dosis—. Nadie sabe exactamente con qué frecuencia esto está sucediendo, porque muchos casos posvacunación son completamente asintomáticos y porque los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han dejado de rastrearlos a menos que lleven a la hospitalización o a la muerte.
Según la evidencia disponible actualmente, se cree que estas infecciones son bastante raras y en su mayoría leves, dice Perry N. Halkitis, decano de la Facultad de Salud Pública Rutgers. La abrumadora mayoría de quienes presentan síntomas terminan con unos parecidos a los de un resfriado leve, similares a lo que experimentó Morelli, aunque, por supuesto, hay excepciones.
Jennifer Leascher recibió su segunda dosis de Moderna en febrero, y a principios de julio dio positivo a la COVID. Sin embargo, a diferencia de Morelli, la enfermedad de Leascher empeoró rápidamente y fue hospitalizada con neumonía por COVID durante cuatro días. Nadie puede explicarle por qué se enfermó tanto.
“Tengo 58 años y he sido una ávida corredora desde 1997”, dice Leascher, quien ahora se está recuperando en casa. “Tengo hipotiroidismo y asma, pero ambos estaban bien controlados”.
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