Varios factores determinan la duración y el grado de protección contra la COVID
Es importante tener en cuenta que las vacunas ofrecen “un grado de protección” que depende de varios factores, entre ellos la edad, la genética, el sistema inmunitario y las enfermedades subyacentes, dice el Dr. Gregory Poland, profesor de Medicina y Enfermedades Infecciosas en Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, y fundador y director del Vaccine Research Group de Mayo Clinic. “No es tan simple como encender un interruptor”.
Datos federales (en inglés) muestran que el aumento en la protección contra la infección y la enfermedad que brindan los refuerzos, incluido el refuerzo bivalente, tiende a disminuir después de unos meses. Sin embargo, eso no significa que el cuerpo se vuelva indefenso de la noche a la mañana.
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“Comenzamos a ver dentro de 60 días que la calidad de tu protección contra la infección comienza a disminuir. Y, de hecho, aproximadamente seis meses después, tienes muy poca protección contra la infección. Pero tu protección contra un caso de enfermedad grave, como la muerte y la hospitalización, sigue siendo bastante buena. No es una protección al 100%; nunca lo es. Pero es bastante buena”, dice Poland.
Varios factores afectan la inmunidad en general. Los anticuerpos son la vanguardia de la defensa inmunitaria. Estas proteínas que atacan a los gérmenes aumentan después de la vacunación o la infección (ambas desencadenan su producción) y circulan en la sangre, y están atentas al virus. Si reconocen a un invasor, intentarán unirse al virus, lo que interferirá con su capacidad para infectar las células.
Sin embargo, ómicron y sus subvariantes —como la XBB.1.5, que predomina en estos momentos— son mejores evadiendo estos anticuerpos. Por tal razón, las personas que han sido vacunadas o se han contagiado, o ambas, pueden todavía contraer la COVID-19. Ahí es donde entra la próxima línea de defensa: específicamente, las células B, que producen anticuerpos, y las células T, que patrullan y destruyen las células infectadas con el virus. A estas células claves a veces se las conoce como “células de memoria”.
Las células B “tienen la increíble capacidad de continuar evolucionando”, dice Alessandro Sette, profesor del La Jolla Institute for Immunology. Las investigaciones han demostrado que incluso meses después de la vacunación, las células B siguen trabajando para producir anticuerpos más fuertes y eficaces. Además, las investigaciones de Sette y otros demuestran que la mayoría de las células T —las células que ayudan a controlar y terminar una infección— generadas después de la vacunación contra COVID continúan reconociendo las variantes del coronavirus, incluida ómicron.
“Son las células T las que te protegen contra un caso de infección grave, la hospitalización y la muerte”, dice Poland, y señala que la protección podría no ser tan resistente en las personas inmunocomprometidas. Los datos de los CDC de enero a mayo muestran que aunque la protección contra la hospitalización que proporciona un refuerzo bivalente disminuye con el tiempo, es más prolongada contra una enfermedad grave.
No está claro cuánto duran estas respuestas, pero las respuestas de las células B y T tienden a persistir durante algún tiempo, dicen los expertos.
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