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¿Es posible que ese dolor abdominal sea una diverticulitis?

Si estás entre los millones de personas con factores de riesgo subyacentes de esta enfermedad, podrías sufrir una crisis súbita.


spinner image Ilustración de un hombre con sus manos al costado en señal de dolor
ISTOCK / GETTY IMAGES

 

A medida que envejecemos, la mayoría de nosotros notamos cambios, como la aparición de canas y arrugas. Pero hay otro cambio común, y por lo general inofensivo, del que muchas personas nunca se dan cuenta: la aparición de pequeñas bolsas o sacos dentro del colon.

Estas bolsas, que pueden hacer que el revestimiento liso del colon se parezca a un queso suizo, se conocen como divertículos. La enfermedad —que puede tener varias causas, entre ellas una dieta baja en fibra— se llama diverticulosis. En Estados Unidos, más del 30% de las personas de cincuenta y tantos años, y más del 70% de los mayores de 80 años tienen este trastorno, según el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales.

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Una emergencia diverticular: hemorragia

Cerca de 70,000 personas al año en el país son hospitalizadas por la que puede ser una complicación preocupante de la diverticulosis: el sangrado del recto. Las hemorragias diverticulares ocurren cuando se rompe un vaso sanguíneo en uno de los divertículos. Eso por lo general no está relacionado con la diverticulitis, una complicación distinta causada por una inflamación o infección.

Si bien la mayoría de las personas se recuperan, incluso sin tratamiento, la hemorragia puede ser seria y potencialmente mortal, según el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales. El tratamiento puede incluir transfusiones de sangre y procedimientos para detener la hemorragia. A menudo esos procedimientos se pueden realizar durante una colonoscopía que se practica para confirmar el diagnóstico. 

Algunas personas descubren que tienen diverticulosis cuando se someten a una colonoscopía rutinaria para detectar el cáncer. Pero unos cuantos desafortunados pacientes lo descubren cuando de repente sienten los síntomas desagradables y dolorosos de la diverticulitis, una inflamación o infección de los divertículos.

Una crisis de diverticulitis es por lo general “bastante intensa”, dice la Dra. Lisa Strate, profesora de Medicina en University of Washington y gastroenteróloga en Harborview Medical Center en Seattle. Señala que, por suerte, menos del 5% de las personas que tienen diverticulosis padecen alguna vez diverticulitis. Y la mayoría de quienes sufren diverticulitis nunca tienen un segundo episodio.

A diferencia del pasado, ahora es menos probable que a quienes padecen diverticulitis los hospitalicen o les receten antibióticos, indica el Dr. Neil Stollman, gastroenterólogo en Alta Bates Summit Medical Center en Oakland, California, y profesor adjunto de Medicina en University of California San Francisco. Además, agrega que muchos se sorprenderán al enterarse de que una vez que se hayan recuperado de la crisis inicial, no tendrán que restringir su dieta como antes se creía necesario.

Pero si experimentas síntomas de lo que podría ser una diverticulitis, tu preocupación inmediata será aliviar el dolor, no averiguar qué podrás comer durante el resto de tu vida. Si sientes los siguientes síntomas reveladores, acude a tu proveedor de atención primaria o a una sala de emergencias.

  • Dolor abdominal, por lo general, pero no siempre, en el lado inferior izquierdo. El dolor surge ahí porque esa es la parte del colon donde hay más probabilidades de desarrollar divertículos, al menos entre las personas en este país, dice Strate. La diverticulitis en el costado derecho es más común en Asia.
  • El dolor surge en uno o dos días. Si bien personas con otras enfermedades, entre ellas el síndrome del intestino irritable, pueden sentir malestar abdominal de forma intermitente por años, el dolor de la diverticulitis aparece de manera más repentina, señala Stollman.
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  • La sensación de que el dolor es peor que con el exceso de gas o la hinchazón habituales. A medida que el dolor empeora, se vuelve bastante agudo, “hasta el punto de que las personas se encogen de dolor”, dice Stollman. La parte afectada del bajo vientre también puede ser dolorosa si la presionas o si sufres sacudidas, por ejemplo, al viajar en auto por caminos llenos de baches, afirma Strate.
  • Síntomas adicionales que pueden incluir cansancio, náuseas, fiebre leve, y diarrea o estreñimiento. Es menos probable que vomites, lo que por lo general es una señal de problemas en la parte superior del tubo digestivo, según Strate y Stollman.

Diagnóstico y tratamiento: qué puedes esperar

Los síntomas de la diverticulitis son tan inconfundibles que a menudo los médicos pueden diagnosticarla correctamente sin realizar ninguna prueba, dicen tanto Strate como Stollman. Esto es especialmente cierto si el médico ya sabía que el paciente tenía diverticulosis. Sin embargo, grupos profesionales de gastroenterólogos y otros médicos recomiendan que se realicen algunas pruebas para descartar otros problemas y verificar que la causa es una diverticulitis.

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Según estos grupos, la mejor manera de confirmar el diagnóstico es mediante una tomografía computarizada, que puede mostrar las bolsas diverticulares y la inflamación. También podrían hacerte unos análisis de sangre para detectar señales de inflamación e infección. Después del tratamiento inicial y la recuperación, tal vez te hagan una colonoscopía para asegurarse de que no tengas cáncer ni ningún otro problema.

En el pasado, a casi todas las personas que les diagnosticaban una diverticulitis les recetaban antibióticos, porque los médicos pensaban que lo que la provocaba era una infección. Las pautas de tratamiento ya no recomiendan antibióticos. Eso se debe a que, en muchos estudios, se ha demostrado que los pacientes que recibieron tratamiento sin antibióticos se recuperaron igual de rápido y con un índice de complicaciones similar al de los pacientes tratados con antibióticos, señala Stollman.

Añade que eso sugiere que, para la mayoría de las personas, el problema subyacente podría ser una inflamación en vez de una infección. Dado que los antibióticos conllevan riesgos y efectos secundarios, entre ellos afectar las bacterias saludables del intestino, las desventajas a menudo superan cualquier posible beneficio.

En la práctica, señala Stollman, a muchos pacientes todavía les recetan antibióticos para la diverticulitis. Pero ahora es una decisión individual basada en varios factores, tales como si tienes síntomas de infección y si corres un riesgo elevado de sufrir complicaciones debido a tu edad y a otros problemas de salud.

La mayoría de los pacientes con diverticulitis empiezan a sentirse mejor en un par de días y se recuperan en un plazo de entre 10 y 12 días, dice Strate. Durante ese período, los médicos por lo general recomiendan que consuman una dieta de líquidos, y que poco a poco comiencen a ingerir alimentos suaves y fáciles de digerir. Pueden tomar analgésicos de venta libre que contengan acetaminofén, pero las pautas de tratamiento advierten que no deben tomar antinflamatorios no esteroides como ibuprofeno y naproxeno, porque estos se han vinculado a la aparición de la diverticulitis.

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Algunos médicos recetan antiespasmódicos para controlar los cólicos. Calmantes tradicionales como la menta y las almohadillas térmicas también pueden ayudar, señala Stollman.

Complicaciones y recurrencias

Cerca de un 12% de quienes tienen diverticulitis padecen complicaciones inmediatas, tales como un absceso de pus, una infección en el revestimiento del abdomen o una inflamación tan fuerte que obstruye el colon, según la Asociación Estadounidense de Gastroenterología. A esos pacientes por lo general los hospitalizan; algunos necesitarán una intervención quirúrgica. Stollman dice que es poco común que una diverticulitis cause la muerte y que la mayoría de esas muertes están relacionadas con complicaciones quirúrgicas.

Una vez que pase la crisis inicial, a los pacientes les interesa saber qué hacer para evitar una recurrencia. Hay cerca de un 20% de probabilidades de padecer una segunda crisis en menos de 10 años, según las investigaciones. Después de que alguien haya tenido dos crisis, corre mayor riesgo de padecer otras, y el riesgo aumenta con cada episodio subsiguiente. Por eso, algunas personas deciden someterse a una operación quirúrgica para extirpar la sección afectada del colon. Las investigaciones sobre el uso más adecuado de estas cirugías electivas están en curso.

No se ha demostrado que ningún medicamento ni suplemento pueda prevenir una diverticulitis recidivante. Y se ha demostrado que algunos de los consejos nutricionales que antes les daban a los pacientes son incorrectos; en particular, que ingerir nueces, semillas y palomitas de maíz aumenta el riesgo de diverticulitis. En realidad, varias investigaciones sugieren (en inglés) que quienes consumen esos alimentos parecen correr menor riesgo.

En cambio, a quienes corren el riesgo de padecer una diverticulitis, los médicos les recomiendan:

  • Consumir una dieta rica en fibra (frutas, verduras, cereales y legumbres) y sin demasiada carne roja.​
  • Hacer suficiente ejercicio. El ejercicio vigoroso puede ayudar mucho.
  • Mantener un peso saludable.
  • No fumar.
  • Evitar los antinflamatorios no esteroides. Una excepción, si lo recomienda tu médico, es tomar aspirina para prevenir ataques al corazón y derrames cerebrales.

Hay quienes se sienten frustrados y culpables porque sufren crisis repetidas a pesar de que llevan un estilo de vida saludable, señala Strate. Agrega que puede ser útil saber que aproximadamente el 50% del riesgo de diverticulitis es genético.

Luego de una crisis de diverticulitis, algunas personas sienten síntomas continuos que son menos intensos, como hinchazón y cólicos. Una teoría predominante es que después de una diverticulitis, el colon se vuelve más sensible, lo que causa síntomas parecidos a los del síndrome del intestino irritable.

Algunas personas con diverticulosis, pero sin antecedentes de diverticulitis, también dicen que tienen estos tipos de problemas digestivos. Sin embargo, según dicen los expertos, no se sabe si sus síntomas se deben a la enfermedad.

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