Vida Sana
10 señales y síntomas tempranos de la enfermedad de Alzheimer
Si bien la enfermedad de Alzheimer puede afectar a las personas en formas diferentes, hay varios síntomas comunes.
1. Cambios de memoria que dificultan la vida cotidiana
2. Dificultad para planificar o resolver problemas
3. Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre
4. Desorientación de tiempo o lugar
5. Dificultad para comprender imágenes visuales y cómo objetos se relacionan uno al otro en el ambiente
6. Nuevos problemas con el uso de palabras en el habla o lo escrito
7. Colocación de objetos fuera de lugar y la falta de habilidad para retrazar sus pasos
8. Disminución o falta del buen juicio
9. Pérdida de iniciativa para tomar parte en el trabajo o en las actividades sociales
10. Cambios en el humor o la personalidad
Fuente: Alzheimer's Association
Los latinos y el Alzheimer: una crisis en aumento
Desde las últimas investigaciones hasta la obtención de un diagnóstico, cómo hacer frente a la prestación de cuidados y el manejo de las finanzas.
Los indicios comenzaron a aparecer gradualmente unos diez años atrás.
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Myra Solano Garcia, que en ese momento rondaba los 50 años, se olvidaba de cómo deletrear una palabra o de hacer algo de lo que ella y su esposo habían hablado el día anterior. Distinguida toda su vida por su elocuencia en cinco idiomas, de pronto le costaba encontrar las palabras correctas.
Las lagunas de memoria se hicieron más frecuentes y abarcaron cosas que antes le resultaban fáciles, como coser o recordar el nombre de una persona que había conocido. Comenzó a repetir las cosas, a contar la misma historia o hacer la misma pregunta.
Cuando Garcia le comentó su preocupación a su médico primario, le hicieron unas pruebas escritas en las que, dice, se desempeñó bien.
Pero ella sabía que no estaba bien. Tendrían que pasar siete años de desestimaciones y diagnósticos incorrectos antes de que se confirmara lo que Garcia intuía.
“Entre tanto, hubo otros médicos que me evaluaron y me dijeron: ‘Usted está bien’”, recuerda Garcia. “Yo sabía que algo estaba mal. O a ellos les costaba muchísimo creer que yo tuviera Alzheimer o no seguían la ciencia y no arribaban al diagnóstico correcto”.
Mientras tanto, recuerda, sus dificultades continuaban, y se sentía insegura de su capacidad para manejar sus responsabilidades personales y profesionales.
“Estaba perdiendo mis habilidades, me estaba olvidando de cómo hacer las cosas”, dice.
A medida que iba perdiendo autonomía, se sentía frustrada y disminuida.
Un largo camino hacia el diagnóstico
Inicialmente, alrededor de siete años atrás, los médicos le diagnosticaron un trastorno por déficit de atención. Garcia, quien actualmente tiene 64 años y vive en Upland, California, comenzó a tomar medicamentos para esa afección. El diagnóstico la sorprendió porque, en su opinión, ella siempre había sido muy organizada y concentrada. Pero era mejor que lo que había temido: la enfermedad de Alzheimer, que había trastocado la vida de dos de sus tías maternas.
“Cuando me diagnosticaron el trastorno por déficit de atención, lloré de alegría”, dice Garcia. “No era una sentencia de muerte. Todos sabemos cómo termina el Alzheimer”.
Pero el medicamento para el déficit de atención no tuvo ningún efecto, y los síntomas de Garcia empeoraron. Los cambios que experimentaba no tenían ningún sentido.
Desde la niñez, Garcia —hija de inmigrantes cubanos y nacida en Nueva Jersey— se había distinguido por su talento musical y su agudeza mental. Ganó concursos de ortografía en la escuela primaria y fue la estrella del coro de la escuela secundaria Emerson en Union City, donde su aterciopelada voz de soprano deleitaba a las audiencias.
Se graduó en la universidad con un título en Música y una maestría en Educación. Luego, su carrera prosiguió con la música clásica. Actuó en óperas y producciones teatrales en todo el mundo hasta que, embarazada de su segundo hijo, decidió que ya no podía pasar largos períodos lejos de casa.
Volvió a destacarse en su carrera siguiente, la educación superior. Desde puestos de liderazgo en universidades y otras instituciones académicas, Garcia impulsó esfuerzos que ayudaron a recaudar alrededor de $500 millones. Pero se dio cuenta de que cada vez le costaba más llevar a cabo su tarea.
“No podía llevar cuenta de las cosas”, recuerda. “Me daban instrucciones y luego no podía hacer nada, o lo hacía al revés o de forma diferente”, dice.
A pesar del apoyo de University of La Verne, una institución privada en La Verne, California, donde tuvo su último puesto a tiempo completo, finalmente le pidieron que renunciara a su cargo de vicepresidenta, aunque siguió empleada en un puesto de menor jerarquía. “Eso me dolió mucho, fue un momento muy difícil”, dice Garcia.
Luego, llegó la pandemia de COVID-19 y fue suspendida de su empleo. Los síntomas empeoraron. Trató de trabajar en forma remota para algunas organizaciones, pero le resultó imposible navegar la tecnología necesaria para realizar sus tareas.
“Tenía Zoom aquí, Apple allá”, dice Garcia. “Era tanto, que no pude hacerlo. No pude manejar la tecnología”.
Garcia siguió tratando de que le hicieran más pruebas médicas. Su médico de atención primaria la envió a un neuropsiquiatra, quien le hizo una larga serie de pruebas para detectar la enfermedad de Alzheimer.
“Fracasé en forma contundente”, dice.
A los 62 años, le diagnosticaron Alzheimer de inicio temprano y pasó a formar parte de una minoría: solo alrededor del 4% de los casi 6.5 millones de personas en Estados Unidos con esta enfermedad la adquieren antes de los 65 años, según la Alzheimer’s Association. En el país hay aproximadamente entre 300,000 y 360,000 personas con Alzheimer de inicio temprano, según Mayo Clinic. Al igual que Garcia, muchas advierten síntomas notables cuando tienen entre 30 y 60 años, y con frecuencia reciben un diagnóstico incorrecto debido a su poca edad.
“Me llevó dos años lograr que mi nuevo médico de cabecera dijera: ‘Hay un neuropsiquiatra que necesitas ir a ver’”, dice Garcia. Tal vez porque todavía puede expresarse verbalmente y se presenta bien, dice, “el médico simplemente no lo creía. Fue muy frustrante”.
Un punto de inflexión
Los expertos no saben exactamente cuáles son las causas del Alzheimer de inicio temprano. El único factor de riesgo conocido son antecedentes familiares de la enfermedad, según Johns Hopkins University.
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