Vida Sana
Un derrame cerebral en el 2020 causado por una arteria bloqueada en el lado izquierdo de su cerebro dejó a Kathy Reynolds, de 69 años, incapaz de usar la mano derecha. A pesar de una extensa rehabilitación, no podía tejer ni cortar su propia comida. “Aprendí a hacer cosas con la mano izquierda e intenté sostener una aguja para tejer debajo de la axila”, dice la maestra jubilada de Succasunna, Nueva Jersey. “Pero había cosas que simplemente no podía hacer”.
En febrero de este año, a Reynolds se le implantó un nuevo tipo de dispositivo justo debajo de la clavícula, con un cable debajo de la piel conectado al nervio vago. Durante las sesiones de terapia ocupacional y en el hogar, ella o su terapeuta pueden encender el sistema Vivistim para enviar impulsos eléctricos leves al nervio vago y al cerebro. Estimular el nervio vago cambia la actividad eléctrica y los niveles de neurotransmisores en las células cerebrales, lo que estimula los esfuerzos del cerebro para construir nuevas vías mientras Reynolds trabaja para recuperar el uso del brazo y la mano derechos.
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Utilizada durante mucho tiempo para atenuar las convulsiones en personas con epilepsia y para tratar la depresión persistente, la estimulación del nervio vago (ENV) —combinada con una rehabilitación extensa— ayudó a un grupo de pacientes a recuperar un mayor uso de los brazos (en inglés) y las manos en un estudio reciente de 108 sobrevivientes de derrame cerebral publicado en The Lancet. Hasta el 60% de los sobrevivientes de derrame cerebral tienen problemas persistentes con el uso de las manos y los brazos. “Hasta ahora, la creencia popular es que un año después de un derrame cerebral, realmente no hay mucho que ayude”, dice el Dr. Charles Liu, coautor del estudio y director del Centro de Restauración Neuronal y profesor de Cirugía Neurológica en la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California. Pero con la ENV, “es posible lograr mejoras significativas muchos años después del derrame cerebral”, concluyen los autores del estudio.
Duplica las mejoras durante la rehabilitación
Esto requiere mucho trabajo. Los participantes del estudio completaron un programa intensivo de rehabilitación de tres sesiones clínicas de 90 minutos por semana durante seis semanas, además de sesiones adicionales en el hogar, en las que repetían los movimientos de manos y brazos necesarios para las tareas diarias —como agarrar cosas, comer y abrir recipientes— cientos de veces. Aquellos que solo completaron el programa de rehabilitación recuperaron algo del uso de los brazos y las manos, pero agregar la ENV duplicó las mejoras. “El nervio vago conecta muchas partes del cuerpo con muchas partes del cerebro”, señala Liu. “Es una antena natural”. El sistema ayudó a aproximadamente la mitad de los usuarios. “En general, las personas se han sentido satisfechas con su mayor nivel de función”, dice Liu. “Es importante entender que la ENV no es una panacea; no todos tus síntomas del derrame cerebral desaparecerán”.
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