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Personas que perdieron peso comparten sus historias

5 personas que lograron perder peso nos cuentan sobre las sustituciones y estrategias que usaron para eliminar las libras de más.


spinner image Sherry Greenwald antes y después
Sherry Greenwald perdió mucho peso al consultar a una dietista y —¡sorpresa!— reducir un poco sus sesiones de ejercicios.
CORTESÍA DE SHERRY GREENWALD

Cerca de la mitad de las personas en este país que tienen sobrepeso o son obesas están tratando de perder peso, según un estudio publicado el año pasado en la revista médica JAMA. Pero aunque parezca abrumador, en particular si eres mayor de 50 años, definitivamente lo puedes lograr. A continuación encontrarás cinco inspiradoras historias de hombres y mujeres que lograron perder peso en sus cincuenta o sesenta y tantos años, y más tarde.

Sherry Greenwald, 57 años

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Cliffside Park, Nueva Jersey
Libras que perdió: 42

Lo que la animó a perder peso: su salud. Greenwald siempre había sido activa y sana, pero a medida que envejeció y aumentó de peso, empezó a tener el colesterol alto y a padecer prediabetes. Pero lo que en realidad la impulsó a perder peso fue ver una foto: “Fui a una boda en el sur de Francia, y cuando vi una foto que me tomaron, me dio mucha vergüenza”, recuerda Greenwald. “Nunca pensé en mí misma como alguien que tuviera sobrepeso, pero me veía muy gruesa y envejecida”.

Así es como lo hizo: Greenwald trabajó con la dietista de la ciudad de Nueva York Tanya Zuckerbrot, MS, RD, escritora de The F-Factor Diet y The Miracle Carb Diet. Uno de los problemas de Greenwald es que estaba en la calle todo el día por su trabajo en ventas, debido a lo cual muchas veces no comía hasta las 4 p.m., y luego seguía sin parar toda la noche. Ahora consume tres comidas al día con dos refrigerios, que pueden ser simplemente una barrita de proteínas o un puñado de galletas ricas en fibra con mantequilla de maní o pollo. “Descubrí que consumir estas comidas pequeñas y frecuentes, cada una con proteína y fibra, fue verdaderamente esencial para controlar el hambre”, dice. “Me di cuenta de que los días en los que no me comía el refrigerio de media tarde, me estaba muriendo de hambre por la noche y era mucho más probable que comiera demasiado”.

Lo que pareció difícil por un minuto: consumir de 35 a 40 gramos de fibra todos los días. “Este fue un gran reto al principio, pero ahora simplemente agrego verduras cuando puedo: añado champiñones, cebolla y espinaca a una tortilla de claras de huevo por la mañana; me como una ensalada enorme con pollo para el almuerzo; y consumo carne magra a la parrilla con una porción grande de verduras al vapor para la cena”, dice.

Consejo para mantenerte en forma: reduce un poco el ejercicio. Greenwald pasó de hacer ejercicios cardiovasculares durante cinco horas por semana a solo combinar estos ejercicios con levantamiento de pesas dos veces por semana con un entrenador. “Todos esos ejercicios cardiovasculares terminaron estimulándome el apetito, así que comía más y en esencia anulaba las calorías que quemaba”, dice Greenwald. También intenta caminar lo más que puede para hacer más ejercicio.

Consejo de motivación: sigue viviendo tu vida. Debido a su trabajo, Greenwald cena afuera la mayoría de las noches, algo que afortunadamente no ha tenido que reducir. “Soy muy específica al pedir en los restaurantes: un pedazo de salmón o bistec a la parrilla sin mantequilla ni aceite, verduras al vapor como acompañamiento y una ensalada de la casa con vinagreta balsámica”, dice. La debilidad de Greenwald es el alcohol, y se da el gusto ya sea con una o dos copas de vino blanco o tinto, o un vodka con agua mineral. “Descubrí que si me doy el gusto con un par de bebidas, es mucho menos probable que me descuide y pida un postre”, dice riéndose.

spinner image Arlene Howard antes y después
Arlene Howard perdió 15 libras (y pudo ponerse sus jeans ceñidos) al abandonar el azúcar y convertirse en asidua al gimnasio los fines de semana.
CORTESÍA DE ARLENE HOWARD

Arlene Howard, 70 y tantos años

Los Ángeles
Peso que perdió: 15 libras

Lo que la animó a perder peso: “Profesionalmente, necesito verme lo mejor que puedo”, dice Howard, quien ha dirigido la empresa de relaciones públicas que lleva su nombre desde el 2002. “Tengo que estar alerta, preparada y vestida muy a la moda, y no me sentía así cuando tenía sobrepeso”. Sin embargo, el verdadero momento decisivo fue cuando vio unas fotos que le tomaron el año pasado, durante unas vacaciones en Hawái y con clientes en Los Ángeles. “Me veía tan envejecida y cansada”, dice. “Fue una advertencia de que necesitaba comenzar un régimen de alimentación saludable... no una dieta, sino definitivamente un modo de vida”.

Así es como lo hizo: “Simplemente decidí eliminar el azúcar”, revela Howard. “Renuncié a mis amados bizcochos, dulces y chocolates, y los reemplacé con frutas muy dulces, como piña y bayas”, dice. Las primeras dos semanas fueron difíciles, y a Howard constantemente se le antojaba comer helados y yogures endulzados con azúcar. Pero en unas cuantas semanas, “el deseo de consumir estos tipos de comidas simplemente desapareció, y yo me sentí bien”. Además de eso, Howard no se impuso ninguna restricción en el consumo de calorías. Comió muchas frutas y verduras frescas, además de proteínas magras como pollo y pescado. Para el desayuno, suele comer avena con uvas pasas y nueces por encima, acompañada de un huevo o una salchicha de pollo. El almuerzo es lo que quede de la noche anterior, muchas veces pollo, verduras, un pedazo de fruta y queso. Su cena consiste en proteínas magras como unas albóndigas de pavo, acompañadas de verduras y media copa de vino. “Lo mezclo con agua mineral y me da la sensación de algo dulce para disfrutar con mi comida, además de que me hace sentir sofisticada y elegante”, dice. Cuando tiene ansias de comer un refrigerio, Howard come fruta y nueces, por ejemplo almendras. “Hace un par de meses, también decidí renunciar al trigo, ya que me hacía sentir hinchada, y aunque no he perdido más peso, siento que tengo mucha más energía”, agrega. También se asegura de estar acostada para las 9:30 p.m. la mayoría de las noches. “Si estoy dormida, no tengo la oportunidad de permitirme un refrigerio a altas horas de la noche”, dice riéndose.

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Consejo para mantenerte en forma: incorpora ejercicio como puedas. El horario de Howard no le deja mucho tiempo para hacer ejercicio aparte de los fines de semana. Con todo y eso, se levanta a las 6:30 a.m. todas las mañanas para hacer algunas flexiones de piernas y estiramientos suaves antes de un día en la oficina, y cuando ella y su esposo pueden escaparse para caminar por la playa antes o después de la cena, lo hacen. “Sus pasos son como zancadas y para mí mantenerme a la par de él es una sesión de ejercicios”, dice. Los sábados y los domingos va al gimnasio por una hora. “Estoy orgullosa de eso porque no me gusta el gimnasio y siempre es una lucha llegar allá”, dice. “Pero voy, uso la máquina elíptica por 35 o 45 minutos, levanto algunas pesas y hago 15 abdominales, y eso es todo. Terminé, y puedo irme a mi hogar y empezar mi día”.

Consejo de motivación: busca apoyo social. Howard le agradece a su esposo, con quien ha estado casada por 15 años, por brindarle el apoyo emocional y la estabilidad que la ayudan a triunfar. “Muchas personas comen porque los tranquiliza, pero para mí, tener una relación maravillosa brinda ese mismo nivel de bienestar”, dice. “Cuando eres verdaderamente feliz”, agrega, es menos probable que comas como una manera de “mejorar tu estado de ánimo”.

spinner image Donald Mazella antes y después
Donald Mazzella, quien comenzó a intentar perder peso para abordar su diabetes de tipo 2, terminó teniendo más energía y un cuerpo visiblemente más delgado.
CORTESÍA DE DONALD MAZZELLA

Donald Mazzella, 75 años

Ridgefield, Nueva Jersey
Peso que perdió: 28 libras

Lo que lo animó a perder peso: Hace siete años, a Mazzella le estaba costando trabajo controlar su diabetes de tipo 2, una enfermedad que había padecido desde que tenía cuarenta y tantos años. “Mi esposa me decía constantemente que le preocupaba mi salud y que quería que perdiera peso para poder llegar a los noventa y tantos años”, recuerda. Al mismo tiempo, su médico falleció y Mazzella empezó a consultar a un nuevo médico, quien también lo alentó a perder peso.

Así es como lo hizo: Mazzella redujo su consumo de su comida favorita, espaguetis. “Son mi debilidad. No se me antojan los dulces ni los refrigerios, pero desde que era adolescente, podía comerme una olla entera de espaguetis cubiertos de salsa de tomate”, dice. Ahora su esposa, JoAnn, intenta preparar comidas que incluyan por lo menos tres colores: blanco para las proteínas magras como camarones, pollo o cerdo, además de rojo, amarillo, morado y verde provenientes de distintas verduras. Si Mazzella quiere espaguetis, los come como un acompañante muy pequeño, con ajo, almejas y un chorrito de aceite de oliva. El almuerzo es su comida más grande del día y por lo general consiste en una ensalada grande con proteínas por encima, como pollo o pescado. Y nunca sale de su hogar sin desayunar, ya sea dos huevos con una tostada, o medio bagel con queso crema y salmón ahumado. “Es la comida que los adultos mayores tienden a omitir, pero si no la como, retrocedo”, dice. El médico de Mazzella además lo cambió de la metformina a otro medicamento para la diabetes, Victoza, que puede promover la pérdida de peso (imita las hormonas en el cerebro que ayudan a sentirse lleno).

Consejo para mantenerte en forma: haz ejercicio con un compañero. Mazzella camina por lo menos una milla con su esposa de lunes a viernes, y durante los fines de semana trata de caminar de dos a tres millas. “Me di cuenta definitivamente de que a medida que empecé a perder peso —y lo perdí poco a poco, solo una o dos libras al mes— y tuve más controlada el azúcar en la sangre, tenía más energía”, dice.

Consejo de motivación: concéntrate en el largo plazo. Cuando Mazzella comenzó a intentar perder peso, su esposa le compró velas para el pastel de cumpleaños con los números “9” y “7” —una meta de llegar con salud a por lo menos su 97.° cumpleaños—. “Cada vez que me descuido y como algo que no debo, ella me recuerda que vivir de manera sana no es una carrera corta sino una maratón a largo plazo”. Gracias en gran parte al apoyo de su esposa, la hemoglobina A1c de Mazzella, una medida del azúcar en la sangre, ha pasado de 8.2 a 6.4, una señal de que tiene la diabetes bien controlada.

Chuck Underwood, 69 años

Miamisburg, Ohio
Peso que perdió: 22 libras

Lo que lo animó a perder peso: Underwood siempre se ha mantenido en buena forma, haciendo ejercicio cinco días por semana y alternando pesas y trotar. Pero hace dos años, tuvo que cuidar a su hermana por un año para ayudarla a recuperarse de una cirugía del cerebro. “Seguí consumiendo comidas saludables, pero demasiada cantidad; el agotamiento emocional me quitó la energía para hacer ejercicio”, explica. Ganó 22 libras, todas alrededor de la cintura. “Soy delgado en el resto del cuerpo, así que parecía que estaba embarazado de ocho meses, lo que se ve horrible en un hombre”, dice. Underwood viaja por el mundo como orador motivacional y es el presentador de la serie televisiva de PBS America’s Generations With Chuck Underwood. Para él, perder peso era importante por motivos profesionales. “Mi carrera, mi sustento, estaban en juego”. 

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Así es como lo hizo: Underwood usó Nutrisystem, un programa comercial de pérdida de peso que ofrece comidas preenvasadas. “No tenía conocimientos de nutrición para adivinar sobre una dieta, ni la paciencia para hacer mucho ensayo y error”, admite.  “Entré en internet un sábado por la mañana y busqué programas de pérdida de peso en Google, y los dos primeros que aparecieron fueron Weight Watchers y Nutrisystem. Me pareció que el enfoque de Weight Watchers eran las reuniones en persona, y no tenía tiempo para comprometerme a eso ya que estoy muy ocupado con el trabajo y viajo continuamente. Nutrisystem me pareció sencillo: ellos me enviarían la comida en las proporciones adecuadas, yo la consumiría y perdería peso”. La estructura del programa de alimentación funcionó para Underwood, quien es soltero y creía que no estaría motivado para cocinar de manera saludable por sí mismo. Durante la primera semana, perdió nueve libras; después, se estabilizó en aproximadamente una libra por semana. “Para mí tuvo que ver con la conveniencia —no tenía que ir al supermercado, ni cocinar—, pues me entregaban todo en mi hogar una vez al mes en envases listos para el microondas”, dice.

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Ahora que perdió peso, Underwood todavía usa Nutrisystem para la mayoría de sus comidas, pero almuerza o cena por su cuenta todos los días.  “Por lo general, ya sea que esté en un restaurante o en mi hogar, es lo mismo: una pechuga de pollo a la parrilla acompañada por arroz y una ensalada sencilla con vinagreta”, dice. “A algunas personas podría parecerles aburrida la misma rutina, pero a mí me va muy bien con la uniformidad”.

Consejo para mantenerte en forma: Underwood montó un gimnasio sencillo en su hogar, con una caminadora, un banco para pesas y unas mancuernas, para no tener que conducir al gimnasio cuando quiera hacer ejercicio. “La YMCA local solo queda a unos cinco minutos de distancia, pero conducir hasta allí demoraba lo suficiente para ser un factor decisivo cuando no sentía que tenía la energía necesaria”. 

Consejo de motivación: concéntrate en los beneficios para la salud de la pérdida de peso. “Un par de semanas después de comenzar a usar Nutrisystem, me subí a la caminadora y noté que como las dos piernas ahora trotaban con 10 libras de menos por encima, yo tenía más energía y podía trotar más lejos; dos millas y media, en vez de dos”, recuerda. También pudo disminuir la dosis de su medicamento para la presión arterial. Pero la mayor satisfacción fue cuando asistió a la reunión de 50 años de su clase graduada de escuela secundaria hace unos meses. “Es probable que yo fuera el único hombre en el salón que pesaba lo mismo que en la escuela secundaria”, dice con orgullo.

Dani Mackey, 52 años

Washington D.C.
Peso que perdió: 10 libras, pero redujo la grasa corporal del 31% al 17%. “Mucha de esa grasa fue reemplazada por músculo”, explica.

Lo que la animó a perder peso: cumplir 50 años. “Todos mis amigos estaban celebrando este hito con fiestas grandes, pero yo decidí concentrar mis esfuerzos en no sentirme de mayor edad”, recuerda. Mackey reactivó su membresía en un gimnasio y pasó los próximos dos años enfrascada en clases de kickboxing y cardio barre (ejercicios cardiovasculares en una barra de ballet). Pero al ver que no bajaban los números en la báscula, se frustró: “Observé a mi alrededor todas las mujeres de mi edad en el gimnasio y me di cuenta de que ninguno de nuestros cuerpos estaba cambiando”.

Así es como lo hizo: Mackey contrató a un entrenador personal, quien le aconsejó que cambiara de una hora diaria de ejercicios cardiovasculares a una rutina con más levantamiento de pesas. “Todavía hago ejercicio seis días por semana, pero solo un 35% de mi tiempo en el gimnasio se concentra en ejercicios cardiovasculares”, explica. En su lugar, cada día se enfoca en levantar pesas para beneficiar a una parte distinta del cuerpo: el lunes, puede ser pectorales y brazos; el martes, quizás espalda y deltoides; y el miércoles, solo piernas. “Mi meta es hacer ejercicios para cada parte del cuerpo dos veces por semana”. Su entrenador también le recomendó que comiera más proteínas, para ayudar a conservar la masa muscular que puede disminuir con la edad. “Creo que estoy comiendo más que antes, pero ahora como lo correcto”, que incluye cuatro onzas de proteína con cada comida.

Un día típico consiste en un desayuno de fruta, claras de huevo y tocino de pavo; un refrigerio a media mañana de pan integral con moras azules y mantequilla de almendras por encima; un almuerzo de cuatro onzas de proteína magra como pollo, camarones o atún, con verduras de hoja; un refrigerio a media tarde de tres onzas de pollo o pavo acompañadas de 10 almendras o una cucharada de mantequilla de nueces; y una cena de seis onzas de pescado o pollo con ensalada y verduras. Mackey termina su consumo de alimentos de noche con una cucharada de vinagre de manzana, lo cual los hallazgos de investigaciones sugieren que podría ayudar a perder peso. Un estudio japonés descubrió que tomarse una cucharada de este líquido dos veces al día hizo que personas obesas perdieran cuatro libras después de 12 semanas.

Consejo para mantenerte en forma: ponte a ti mismo de primero. “Doy prioridad a mi tiempo de ejercicio y es casi tan importante en mi vida como realizar mi trabajo”, dice Mackey, quien logra que su esposo cumpla sus deberes como padre después de la escuela para que ella pueda ir al gimnasio. Además, a veces contrata a alguien para cuidar a los niños a fin de no tener que perderse una sesión de ejercicios. Mackey escogió un gimnasio con varias localidades en la ciudad, lo que le permite ir a la que funcione con su horario. “También encontré estudios de acondicionamiento y ciclismo en Washington D.C. que te dejan pagar por una sola clase, así que si estoy cerca de uno, puedo hacer una sesión de ejercicios rápida”. 

Consejo de motivación: haz tu vida más fácil. Mackey compra bastantes alimentos básicos, como paquetes de pechugas de pollo de cuatro onzas, que puede con facilidad saltear o colocar en la parrilla con verduras y luego empacar con una ensalada para el almuerzo del día siguiente. “Intento planificar lo más posible, pero si no puedo, me aseguro de tener algo portátil conmigo, como una barrita de proteínas, para poder comer eso en vez de tener que recurrir a una comida rápida”, dice. Una vez por semana, se permite una comida de trampa y come lo que quiera.

 

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