Vida Sana
La actriz S. Epatha Merkerson aún recuerda el momento en el que un médico la llevó aparte y le dijo que tenía que hablar con ella.
Merkerson, más conocida como la teniente Anita Van Buren de la serie Law & Order, se había ofrecido como voluntaria para participar en un evento de salud en Washington y, mientras las cámaras filmaban, accedió a someterse a un análisis de detección de diabetes tipo 2 como una forma de alentar a las personas en situación de riesgo a que consultaran a sus médicos.
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Cuando el médico la llevó aparte, “pensé que querría tomarse una fotografía conmigo o que le firmara un autógrafo”, dice Merkerson riendo. “En realidad, me dijo que mi nivel de azúcar en sangre era demasiado elevado. Consulté a mi médico y descubrí que padecía de diabetes tipo 2”.
En retrospectiva, admite, no debería haberse sorprendido. “Mi papá falleció a causa de complicaciones de la diabetes. Mi abuela quedó ciega por la enfermedad. Un tío sufrió amputaciones”. Al igual que muchos otros, ella había ignorado algunas de las clásicas señales de advertencia: sed excesiva y micción frecuente. Doce años después, la actriz galardonada con un premio Emmy se ha aliado a la empresa farmacéutica Merck en una iniciativa llamada America's Diabetes Challenge (Desafío Estadounidense contra la Diabetes) para difundir un mensaje sobre la prevención y el tratamiento de la diabetes tipo 2.
“Lo que he aprendido es que se trata de una enfermedad manejable”, afirma Merkerson. También es prevenible. Sin embargo, la diabetes tipo 2 continúa cobrándose un altísimo precio. Si no se la trata, la diabetes puede causar daños en la retina, provocar ceguera y destruir los riñones. Con el paso del tiempo, los niveles de azúcar en sangre anormalmente elevados pueden reducir la circulación en las extremidades, lo cual puede derivar, en última instancia, en amputaciones. Estudios recientes han vinculado la diabetes tipo 2 con un mayor riesgo de padecer demencia. Las personas con diabetes son, también, hasta cuatro veces más propensas a presentar enfermedad cardíaca.
Por fortuna, hay muchas cosas que puedes hacer para prevenir o retrasar la enfermedad. A continuación, lo que necesitas saber al respecto.
1. Los genes determinan algunos —pero no la totalidad— de tus riesgos
Los investigadores han detectado aproximadamente unos 45 genes que están vinculados con la diabetes tipo 2. Sin embargo, aún no está claro cuál es el mecanismo exacto por el cual estos genes incrementan la susceptibilidad. Una de las características de la diabetes tipo 2 es la resistencia a la insulina, es decir una respuesta insuficiente del organismo a la insulina, hormona que facilita la síntesis de la glucosa o del azúcar en sangre. “La resistencia a la insulina puede ser la consecuencia de la evolución de un gen o genes ‘ahorrativos’, surgidos para ayudar al organismo a acumular energía para tiempos de escasez”, afirma el Dr. Daniel Lorber, director de la División de Endocrinología del New York Hospital Queens. No obstante, en nuestro mundo moderno, donde los alimentos están disponibles a la vuelta de cada esquina, esta evolución genética establece el escenario para la diabetes. La resistencia a la insulina, la obesidad y un deficiente control de la glucosa se hallan en los grupos familiares, de modo tal que si cualquier familiar cercano presenta la enfermedad, tienes mayor riesgo de padecerla. Los hombres son, también, más propensos que las mujeres a desarrollar diabetes tipo 2.
2. Los factores de riesgo clásicos de la enfermedad cardíaca también aumentan tu riesgo
La hipertensión, los niveles elevados de triglicéridos y los niveles anormales de colesterol —tres factores de riesgo comunes para desarrollar enfermedad cardíaca— están estrechamente vinculados con la diabetes tipo 2. Una de las razones es un estilo de vida poco saludable. “El sobrepeso y el sedentarismo incrementan las probabilidades de desarrollar tanto diabetes tipo 2 como muchos factores de riesgo para la enfermedad cardíaca”, afirma Lorber. Sin embargo, hay también otras razones. Existe nueva evidencia que sugiere que la diabetes causa inflamación de bajo nivel en las paredes de los vasos sanguíneos, lo cual ocasiona un daño que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. Un estudio llevado a cabo por investigadores dinamarqueses en el 2014 reveló que el 40% de las personas recién diagnosticadas con diabetes tipo 2 tenían niveles elevados de proteína C reactiva, un marcador de la inflamación. El daño de los vasos sanguíneos del riñón asociado con la diabetes puede ser la razón principal por la cual la diabetes y la hipertensión suelen manifestarse en forma simultánea. Asimismo, en las personas diabéticas, los vasos sanguíneos que ya tienen algún grado de compromiso parecen ser más susceptibles al daño derivado de la acumulación de colesterol y la hipertensión. Conclusión: si presentas factores de riesgo para la enfermedad cardíaca, tienes un riesgo mayor de padecer diabetes.
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